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CUTTING MARCO TEORICO

Enviado por   •  8 de Febrero de 2018  •  3.801 Palabras (16 Páginas)  •  1.094 Visitas

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Gente en riesgo incluye a pacientes con personalidad limítrofe (especialmente mujeres entre 16 y 25 años de edad), pacientes en estado sicótico (frecuentemente varones jóvenes adultos), niños golpeados o con disturbios emocionales, niños con retraso mental o autistas, pacientes con un historial de auto-lesión, o con un historial de abuso físico, emocional o sexual.

Según Malon y Berardi (1987):

Los investigadores han descubierto patrones comunes en la conducta de cortarse. El estímulo que lo provoca parece ser una amenaza de separación, rechazo o decepción. Lo que sustenta la conducta es un sentimiento de tensión abrumante y de soledad proveniente de un miedo al abandono, de odio a sí mismo, y de una aprehensión de ser capaz de manejar su propia agresión. La ansiedad se incrementa y culmina en una sensación de irrealidad y vacío que produce un adormecimiento de las emociones y la despersonalización. El cortarse es un medio primitivo para combatir la despersonalización.

Según Mario Enrique (2008):

El cutting se refiere a generarse el daño necesario, por lo general en las muñecas, de una forma no tan profunda, pero sí lo suficiente para hacer marcas y sentir alivio o placer momentáneo. Hacerse risuka o cutting puede convertirse en un hábito, incluso se ha convertido en una práctica “de moda” entre los adolescentes, quienes desvirtúan esa delgada línea entre el placer y el dolor, pues el cerebro empieza a “asimilar” que aquello que lo lastima es el estímulo perfecto para “aliviar su dolor”.

3. FUNDAMENTACIÓN BIOLÓGICA

El cerebro libera un analgésico natural cuando algo nos hace daño; el cutting lo libera direccionando la atención de un tipo de dolor a otro ocasionando compulsión de cortarse nuevamente en busca de esa liberación. Heridas físicas; las del alma, más profundas Estas lesiones, no ponen en riesgo la vida, pero puede llegar a ser una alerta de intento de suicidio.

Se apoya en la idea de que las personas que se auto-lesionan cuentan con niveles inferiores a los normales de opioides endógenos, agentes producidos por el cuerpo que influyen, entre otras cosas, en las células nerviosas que transmiten el dolor.

Las investigaciones que se han realizado bajo este rubro, consideran la hipótesis de que la autolesión (automutilación) resulta de una disminución de neurotransmisores cerebrales necesarios. Este punto de vista está justificado por la evidencia encontrada por Wichel y Stanley (1991). Ellos descubrieron que aunque los sistemas de dopamina y de opioide no están implicados en la autolesión, el sistema de serotonina sí lo está.

Drogas que logran que llegue más serotonina al cerebro parecen tener cierto efecto en la conducta de auto-lesión. Wichel y Stanley plantean la hipótesis de una relación entre este hecho y las similitudes clínicas entre el trastorno obsesivo-compulsivo (que se sabe que se le puede ayudar con drogas que aumenten los niveles de serotonina) y conductas de auto-lesión. Se dieron cuenta que algunas drogas que estabilizan el estado de ánimo (como Tegretol, Depakote) pueden estabilizar la conducta de hacerse daño.

Coccaro et al. (1997c) han realizado estudios para ver si el sistema de serotonina está implicado en la conducta de autolesión. Encontraron que la irritabilidad es la conducta central correlacionada con la función de serotonina, y que el tipo de conducta agresiva que se muestra en respuesta a la irritabilidad parece ser dependiente de los niveles de serotonina. Si los niveles de serotonina son normales, la irritabilidad se expresa gritando, aventando cosas, etc. Si los niveles de serotonina son bajos, la agresión aumenta y la respuesta a la irritación va en escalada hacia la autolesión, el suicidio o atacar a otros.

Simeon et al. (1992) hallaron que la conducta de auto-lesión (automutilación) estuvo considerablemente correlacionada negativamente con el número de sitios de unión de la imipramina en plaquetas (los autolesionadores tienen menos sitios de unión de imipramina en plaquetas, un nivel de actividad de la serotonina) y observan que esto “puede reflejar disfunción serotonérgica central con inhibición pre-sináptica de la liberación de serotonina. . . . La disfunción serotonérgica puede facilitar la autolesión”.

Cuando estos resultados son considerados a la luz de trabajos como el de Stoff et al. (1987) y Birmaher et al. (1990), que vinculan los números reducidos de sitios de unión de la imipramina en plaquetas con la impulsividad y agresión, parece que la clasificación más adecuada para la conducta de auto-lesión podría ser un desorden del control de los impulsos similar a la tricotilomanía, cleptomanía, o juego compulsivo.

Herpertz (Herpertz et al, 1995; Herpertz y Favazza, 1997) ha investigado la forma en que los niveles de prolactina en la sangre responden a dosis de d-fenfluramina en sujetos que se autolesionan y sujetos que no lo hacen. La respuesta de la prolactina en los sujetos auto-esionadores fue deficiente, lo cual “sugiere un déficit en toda, y principalmente, la función central pre-sináptica 5-HT (serotonina)”. Stein et al. (1996) hallaron un déficit similar en la respuesta de prolactina en el desafío a la fenfluramina en sujetos con trastorno compulsivo de la personalidad, y Coccaro et al. (1997c) hallaron que la respuesta de prolactina variaba inversamente con las puntuaciones en la escala de “Historia de Vida con Respecto a la Agresión”.

No está claro si estas anormalidades son causadas por experiencias de trauma/abuso/invalidación o bien si algunos individuos con este tipo de anormalidades cerebrales tienen experiencias traumáticas que les imposibilita aprender maneras efectivas de manejar situaciones estresantes, y por ende, sienten que tienen poco control sobre lo que les pasa y acaban por recurrir a la auto-lesión como mecanismo de sobrevivencia.

4. FUNDAMENTACIÓN HISTORICA

En la antigua China entre el año 900 a.C., los cortes en el cuerpo eran utilizados como una técnica de ejecución, una de las más terribles en ese tiempo, se lo conocía como “muerte por mil cortes”, un método escalofriante por que la víctima era totalmente flagelada, se le realizaban cortes profundos en todo su cuerpo donde se encontraba anestesiada para que pueda ver su deceso, atada en un poste para finalmente ser humillada y hacerla sufrir lentamente hasta su muerte, esta técnica de ejecución llegó hasta los principios del siglo XVIII.

En muchas culturas africanas, las mujeres consideran la escarificación

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