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Instituciones ¿para quien y para qué?

Enviado por   •  21 de Abril de 2018  •  2.544 Palabras (11 Páginas)  •  220 Visitas

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A finales de siglo XVII encierran por igual a: veneros, degenerados, disipadores, homosexuales, alquimistas, brujos, libertinos…, aquellos que tienen cabida dentro de la anomalía, de los que se apartan las normas sociales. Debido a que la locura tenía un significado de retornar a la animalidad latente en todo ser humano, no se le consideraba al loco un enfermo. Sin embargo, a fines del siglo XVIII se empieza a ligar a la locura con enfermedad, cuando el miedo a la locura se hace presente ante la sociedad aparece el pánico a los lugares de encierro de los locos. La medicina aparece para enfrentar a la locura haciendo que esta sea considerada como tal una enfermedad, de esta forma la locura se separa de la sinrazón, para buscar las causa que la producen, encontrado que a locura se origina en “los procesos de la sociedad”, aparece como la cara negativa del proceso (ibíd., p 99-100).

Se crea la primera distinción entre la locura a finales del siglo XVIII, los insensatos que son aquellos que poseen algo de razón, pero pervertida y los alienados que son los que han perdido por completo la cordura y están fuera de sí.

Los excluidos aquellos a quien nombramos locos, son marginados en una sociedad, en donde las clases dominantes han ejercido su poder en mantener normas, que aquellos fuera de ellas sacan a la luz la contradicción del sistema instaurado.

La medicina, el derecho y la teología se unen como las tres principales ciencias responsables de la normativización social, al tener el privilegio de poder discernir lo sano o normal de aquello que es patológico (Huertas R., 1997, p. 47).

Los marginados han obtenido relevancia. En primer lugar, por los historiadores en la búsqueda de aquel caso que cause fascinación por lo diferente, en el cual subyace un ambiguo nihilismo. En segundo lugar, después de la publicación de la “historia de la locura en la época clásica” de Foucault, surgió un interés por lo espacios de la locura, lo que vino a desarrollar una historiografía sobre la institucionalización de la marginación del enfermo mental (ibíd., p. 48).

“La marginación social es a partir del modo de producción capitalista, un echo inherente en su conjunto a las sociedades con dicho modelo socioeconómico…” la marginación debe de entenderse como un conjunto de procesos que a nivel de las condiciones materiales de existencia sitúan a un individuo o grupo social en una clara situación de inferioridad, Procesos que irán acompañados de racionalizaciones ideológicas compatibles tanto con la estructura socio-económica como con el código cultural hegemónico, dando lugar a una verdadera construcción social de la marginación” (ibíd., p. 51).

Los marginados, sujetos pobres cuerdos o locos, adquirieron el estatuto de ciudadanos, lo cual conllevaba derechos y deberes que cumplir en un sistema socioeconómico que se iba consolidando.

La búsqueda de su incorporación al proceso productivo facilito el desarrollo de una red hospitalaria, la cual está dedicada únicamente al tratamiento y curación del enfermo. La creación de esas instituciones, así como cualquiera institución superestructural fue para mantener o crear las condiciones de la reproducción del sistema. Lo que influyo fue el concepto de rentabilidad que en lugar de excluir al ser marginal lo ve como un recurso, cuya fuerza de trabajo es posible explotar, por este motivo el loco se vio sometido a un intento de incorporación al proceso productivo (ibíd., p.52).

Este nuevo tipo de orden social requirió un nuevo tipo de conceptualización de la locura y sobre todo de sus formas de atención. A partir de entonces la reclusión de los excluidos fue definido como terapéutico e inexcusable (Desviat M., 1994, p,20)

Dentro de este nuevo orden social “La psiquiatría es la garantía que salva la legalidad… La locura se separa del campo general de la exclusión para convertirse en una entidad clínica que es preciso describir, pero también atender medicamente, procurando su curación” (ibíd., p.20).

El enajenado o excluido es visto como una persona supuestamente irresponsable, debido a que escapa de la imposición de la ley, escapa por el hecho de que no puede ser completamente responsable de su conducta, y es donde entra la psiquiatría la cual viene a cubrir esa falta del nuevo orden social, los psiquiatras se convierten en tutores de unos “menores perversos”. Esto genera que se estreche la relación entre el derecho y la psiquiatría, de limite a veces imprecisos, por un lado, está la idea de irresponsabilidad criminal y por otra la teoría de la degeneración. Ambas ideas van a fundamentar la psiquiatría, ligado a los conceptos de peligrosidad, incurabilidad y cronicidad (ibíd., p. 21).

Los manicomios a simple vista tienen “en primer lugar, una función médica, terapéutica… en segundo lugar, una función social. El manicomio se convierte desde sus orígenes en un refugio para locos y pobres, necesitados de un medio protegido de vida, o tutelar. Por último, hay una función de protección de la sociedad frente a un grupo de la población, generalmente inclasificable desde la psicopatología, desde la psiquiatría, que transita en límite de la legalidad y cuya forma de vida no suele ser aceptada por la mayoría” (ibíd., p. 23).

El manicomio es un intento de conversión de loco, a un elemento útil para la sociedad el cual está basado en un método pedagógico y disciplinario, que se aplicó por igual a los sujetos afiliados a una institución, llámese; escuela, ejercito, manicomio, etc.

Antes de mi primer contacto con el psiquiátrico pensaba que este era un lugar era un lugar de encierro y ayuda al invalido para vivir en sociedad en base a una norma. Y que la principal característica seria el retraso mental. Sin embargo, me apena lo equivocado de mi pensamiento, estereotipado por una creencia hegemónica que se tiene del loco, principalmente influenciada por los medios de comunicación.

La realidad, es que los sujetos a que esta institución da alojo, es a aquellos que no siguen las normas, aquellos a los que se considera conllevan una anomalía, sin embargo, no una anomalía normal sino una patológica, debido a que los sujetos con una anomalía normal pueden integrarse a la sociedad y no tienen tantas dificultades como los que presentan las personas con anomalía patológica.

En lo que respecta a la institución, no nació para curar a los sujetos en ella, sino para tratar de incluirlos en la sociedad, para que contribuyan a la sociedad como fuerza de trabajo, a los que no logra la institución inculcarlos en la norma se les encierra, para no dañar la salud de la sociedad. Cabe incluir que

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