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Instituto Michoacano de Ciencias de la educación, Morelia, Michoacán, México.

Enviado por   •  14 de Enero de 2019  •  3.940 Palabras (16 Páginas)  •  351 Visitas

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A partir de que diversos medios independientes comenzaron a hablar abiertamente de las desapariciones en México surgieron cifras que nos estremecen a todos, por ejemplo, en la investigación que realiza Homero Campa para la revista proceso se señala que “en los dos primeros años del gobierno de Enrique Peña Nieto, han desaparecido 13 personas cada día. 40% de ellos son jóvenes de entre 15 y 29 años...” (Campa, 2015) o los datos recientes del INEGI los cuales revelan que en lo que va de este sexenio 19,156 personas han desaparecido y solo uno de cada 10 casos ha sido investigado. (Instituto Nacional de Estadistica y Geografia, 2017)

Esta información difundida fue un golpe para la estabilidad que quería instaurar el gobierno quien ya se había anticipado a las criticas llamándonos a “superar el dolor del caso Ayotzinapa” (Expansion, 2014) lo que en realidad era un llamado a olvidar, ignorar o no darnos cuenta de la cruda realidad de nuestro país.

Así pues, el tema de la participación de las fuerzas armadas tuvo tal auge que incluso inspiro la realización del documental mirar morir. El ejército en la noche de Iguala en el que se proporcionaron datos y se ofrecieron líneas de reflexión que nos llevaron a cuestionarnos sobre el papel del ejército en esta política de terror a la que estamos sometidos y la responsabilidad que tiene el estado sobre estas acciones, aunque no lo quieran aceptar y nos traten de convencer de que los grupos de narcos son los únicos culpables, o que son hechos aislados, exclusivos de una parte del país.

Inmediatamente ante los cuestionamientos que resonaban en el país Enrique Peña Nieto declara el 19 de febrero del 2015 en la conmemoración del día del ejército mexicano lo siguiente “La honorabilidad de nuestras fuerzas armadas está por encima de cualquier sospecha o duda” (https://www.gob.mx/, 2015) y además agrega “estoy seguro de que continuarán preparándose a fondo, actualizando, como lo vienen haciendo, sus estrategias y tácticas militares, y reforzando su compromiso activo con el pleno respeto a los derecho humanos”

Respecto a este discurso emitido de manera oficial el doctor Pavón-Cuellar nos explica:

“El discurso presidencial ha servido para distraer o desviar la atención de lo realmente importante, embrollar los indicios e impedir así la reconstrucción de lo ocurrido, encubrir a los culpables y ocultar las evidencias, mentir y desacreditar a quienes denuncian la mentira, crear ilusiones y luego corroborarlas con otras ilusiones.” (Pavón-Cuéllar, 2015)

En la primera parte de su discurso el presidente afirma que la honorabilidad de las fuerzas armadas está por encima de cualquier sospecha o duda, es decir se está desvalorizando el hecho de la desaparición forzada, ningún delito o violación de derechos humanos está por encima de las fuerzas armadas que protegen al estado, se observa entonces la emisión del proceso discursivo de la minimización (Pavón-Cuéllar, 2015) el cual tiene una predominancia simbólica, ya que antepone la honorabilidad de las fuerzas armadas ante el dolor e indignación de los padres de familia y miles más. También minimiza los testimonios y las denuncias llamándolas sospecha o duda, como si estas fueran una simple intuición u ocurrencia. Entendemos claramente que para el presidente ninguna denuncia está por encima de su fuerza y de lo que estas son capaces de infundir a través de sus armas.

Enrique Peña Nieto continua su intervención afirmando lo siguiente “estoy seguro de que continuarán preparándose a fondo, actualizando, como lo vienen haciendo, sus estrategias y tácticas militares, y reforzando su compromiso activo con el pleno respeto a los derechos humanos”. En esta parte se minimiza la responsabilidad del ejército, al dejar atrás, al no mencionar ya que hay personas cuestionándolos, pero además se instrumentaliza (Pavón-Cuéllar, 2015) es decir que asegura que las “sospecha o dudas” sobre la desaparición forzada alentaran a las fuerzas a continuar preparándose, no se castiga, no se investiga, si no que se alienta a continuar, a actualizar tácticas militares como la desaparición forzada o la tortura. Habla también de derechos humanos, nos preguntamos ¿de quién? Solo de los empresarios con los que negocia, los cuales exigen protección, además ¿no mencionaba antes que nada estaba por encima de las fuerzas armadas? Entonces cuando son estas las que asesinan, amenazan y torturan ¿a quién se recurre? El estado es el único juez y verdugo, así se puede traducir el discurso de su representante en turno.

Nos faltan 43 normalistas rurales

Lo que sucedió con los estudiantes de Ayotzinapa, no fue un caso aislado, tampoco una mala casualidad o equivocación, mucho menos un “se les pasó la mano”, los hechos se dieron en un contexto especifico, para nadie es un secreto que el gobierno mexicano ha intentado desaparecer a estas instituciones, denostándolas, despreciándolas y llamándolas “semilleros de guerrilleros”, en una guerra mediática en la que incluso grupos empresariales, como mexicanos primero, se atreven a opinar que las normales: otorgan primacía a la acción política a costa de su formación académica. Apelan repetidamente a métodos de acción violentos sin reparar en la ley o en la moral. (Mexicanos Primero, 2017). ¿de qué ley y de que moral nos pretenden dar lecciones los empresarios? Si son los que a diario exprimen al trabajador a costa de sus derechos humanos y se valen de nuestros recursos naturales para engrandecer su riqueza. Además, todos los que somos normalistas sabemos, desde que ingresamos a las escuelas, que no hay formación académica significante si no va acompañada de la formación de la consciencia de clase que solo se lograra a través de una marcada participación en la acción política, es decir, el maestro normalista aprende en las aulas, pero utiliza lo aprendido entre la multitud, en las calles y en las plazas, exigiendo, denunciando, luchando por la educación de y para el pueblo.

Alicia Civera (2015) hace un aporte de datos cronológicos importantes para entender los cambios administrativos y organizativos que han sufrido las centrales campesinas o normales rurales, y nos expone con especial énfasis la participación activa de los estudiantes que se aglutinaron en el año de 1935 en la aun existente Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México, (Cerecedo, 1 de marzo del 2015) involucrándose en luchas como el movimiento estudiantil de 1968, que derivo en el asesinato y encarcelamiento de decenas de estudiantes, y en el cierre de 15 escuelas normales rurales, un fuerte golpe al corazón de la lucha estudiantil,

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