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La Nueva Visión del Cerebro. Espejos en el cerebro

Enviado por   •  26 de Diciembre de 2018  •  1.645 Palabras (7 Páginas)  •  376 Visitas

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- Un sujeto A le propone a otro B dividirse cierta suma de dinero, si B acepta la propuesta, los dos sujetos se embolsaran las partes decididas por A. Si B reúsa ambos se quedan sin dinero. En la mayoría de los casos el sujeto B reúsa las transacciones en las que A se queda con una tajada mayor, y eso pese a darse cuenta racionalmente de que, por desigual que sea la distribución, B ganaría algo de cualquier modo. Esto indica que la indignación por la propuesta inequitativa de A, es decir, la respuesta emocional, es más fuerte que el cálculo racional de las ganancias.

La relación entre el sentido moral y las emociones es muy significativa porque las emociones son mecanismos seleccionados por la evolución que permiten a los individuos reaccionar a situaciones que comprometen su supervivencia.

- Reaccionar con indignación cuando alguien trata de engañarnos.

El sentido moral también es innato, nuestro cerebro está programado para sentir aversión por el sufrimiento ajeno, o incluso el de los animales, sin importar de qué cultura seamos. Estas emociones son las fuerzas fundamentales de la vida social humana.

Razón y emoción.

Las emociones son nuestra manera de reaccionar al ambiente, mientras que los sentimientos son la construcción racional expresada lingüísticamente. La mente y el cerebro nos hacen ver cada vez más que la división entre razón y emoción es artificial, y de allí proviene nuestra imposibilidad de resolver los dilemas morales usando solo la razón.

- El poder prolongar la vida humana gracias a la medicina, incluso la de un enfermo terminal aunque su sufrimiento sea muy grande. Por un lado, está el sentimiento de aversión al sufrimiento de un semejante, que todos compartimos, y por otro está el deber moral de los médicos, impuesto racionalmente, de conservar la vida del paciente a como dé lugar. Cuando el enfermo y sus familiares deciden terminar el tratamiento, la decisión es de tipo moral y está determinada más por las circunstancias que por las reglas que los médicos se impongan.

En la mayoría de las decisiones morales que tomamos hay un ingrediente emocional que se ajusta a la circunstancia y nos permite enfrentarla. El comportamiento ético depende de la sensibilidad a las emociones.

Animales sociales.

Somos animales sociales y nuestro cerebro está configurado para relacionarnos con nuestros semejantes de una manera muy compleja y para transmitir a nuestros descendientes muchísima información de todo tipo. El sistema de comunicación que hemos desarrollado a partir de nuestra biología, que es el lenguaje ordinario, y toda la memoria acumulada y retransmitida de una generación a otra , hacen posible que estemos leyendo estas páginas. La forma y la evolución específica del cerebro dan lugar a relaciones sociales en las que las razones y las emociones se mezclan de maneras muy diversas.

La nueva visión del cerebro (paráfrasis)

Se creía que las funciones principales del cerebro como la razón y la enseñanza trabajaban aparte de las funciones emocionales, pero todo indica que las zonas del cerebro actúan paralelamente.

Las neuronas espejos representan acciones sin importar si la persona es causante o testigo de la acción, así como las conductas de reconocimiento e imitación. Asimismo podría tener relación con la empatía y la capacidad de imitar sonidos actuando en la concepción de la palabra.

Todos los dialectos cumplen una regla universal (los niños la traen congénita y le bastan un par de navidades para dominar su lengua materna). La palabra obedece a las neuronas que intervienen los músculos, en específico la respiración. Igualmente son capaces de identificar la intención a partir de que se lleva a cabo el ejercicio.

La empatía con las emociones de los demás no nos trae obligatoriamente a reaccionar como ellos. La conclusión es que en nuestro cerebro hay zonas facultadas para elaborar juicios morales y que estas dependen de la organización cerebral de las emociones. La antipatía al sufrimiento ajeno es natural. También estamos inclinados a otra conducta esencial, el sentimiento de igualdad.

La igualdad entre el sentido moral y las emociones es reveladora porque las emociones son dispositivos congénitos que permiten a los individuos reaccionar a situaciones que comprometen su conservación.

La moral también es congénita, nuestro cerebro nos permite sentir antipatía por el sufrimiento impropio. Estas emociones son las fuerzas fundamentales de la vida social humana.

Las emociones son nuestra manera de reaccionar a una situación; los sentimientos es una construcción racional con propia voz. La división entre razón y emoción es artificial, y de allí proviene nuestra dificultad de resolver los dilemas morales usando solo la razón.

La mayoría de las decisiones morales que tomamos tienen un elemento emocional que se ajusta con las circunstancias. La conducta moralista depende de las emociones.

El lenguaje común y la memoria congénita, hacen posible que estemos leyendo esta paráfrasis de la nueva visión del cerebro.

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