“La mediación en la solución de conflictos”

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Aprendimos a dialogar separando el problema de nosotros, como resultado aprendido acatamos el problema de raíz sin mezclar la relación que tenemos como novios.

Así nos fuimos conociendo cada vez más, aprendimos a ver lo que a uno le molestaba del otro siendo más tolerantes entre nosotros hasta llegar al punto de cambiar nuestras posiciones y empatizar.

Con lo anterior renunciando al orgullo y negatividad se tuvo un gran avance ya que fuimos proponiendo y decidiendo en base a los intereses propios y ajenos en los desacuerdos surgidos a causa de que ya sabíamos cómo resolverlo sanamente siendo asertivos.

La mediación en mi noviazgo fue de mucha ayuda para madurar tanto como en lo personal y novia en la relación.

Aunque en ese entonces no sabía que estábamos aplicando “la mediación” fue un proceso de aprendizaje muy efectivo y satisfactorio en el cual nos ayudó a confiar en el uno y en el otro siempre con solidaridad, compromiso, tolerancia entre nosotros como también a saber utilizar nuestras fortalezas y debilidades como pareja y más que nada nos ayudó a resolver conflictos de comunicación con nuestros demás círculos en particular con mi familia.

También desarrollamos la “escucha activa” sin aun saber que era, con la comunicación interna y externa que aprendimos a manejar en la relación supimos leer nuestros gestos desde lo que nos incomodaba hasta lo que nos agradaba, el saber si estábamos tristes, cansados, felices o tranquilos todo esto con el tiempo y aplicando la comunicación asertiva.

Ahora si surge un malentendido no lo podemos volver algo grande gracias a la escucha activa que hemos desarrollamos como novios ya no es necesario ver por qué surgió el malentendido ni es necesario tocar el tema si no darle solución, esto no es porque no queramos hablar sobre lo ocurrido si no porque ya no es necesario a causa de que ya conocemos nuestros gestos y tonos, si algo nos molesta o no nos parece sabemos cómo y cuándo solucionarlo.

En una relación la comunicación es la base para poder hacer crecer el vínculo, para esto debemos aprender a tener una disposición de comunicar lo que sea necesario desde lo más simple hasta lo más complicado que se pueda presentar, siempre hablando claro y responsablemente para así ver con facilidad todos los factores del conflicto que afectan siempre con el fin de animar a buscar alternativas de solución en ambas partes con el objetivo de concretar con un arreglo a las partes afectadas por el conflicto, definiendo acuerdos que beneficien a los dos en la relación.

Conclusión

Es importante tener a la mediación como un hábito ya que debemos de saber aplicarla en nuestra vida diaria en toda situación que se pueda presentar o desarrollar como en nuestros círculos laborales, familiares, profesionales, de pareja y de amistad que nos rodean día a día.

Ya que siempre hay conflictos entre estas anteriores y tenemos que saber resolverlos siempre de la mejor forma posible ganando por ambas partes llegando a una solución mediante un acuerdo.

Lo que más aprendí de todo esto es a estar bien primero con uno mismo para poder brindar bienestar a quien nos rodea.

Como mediador debes de saber controlar tus sentimientos y energías ya que al momento de estar en una mediación puedes irradiar esto a las personas afectadas por un conflicto.

Haciendo así el problema más negativo a causa de que las personas absorben tu energía, aparte de que tú mediador no estás del todo bien no pones la atención necesaria para encaminar a las partes afectadas de forma efectiva y asertiva.

Debemos de aprender a que nuestros problemas no nos influyan al momento de mediar un problema.

Todo lo que traigamos acumulado en nosotros de pendientes, molestias, conflictos etc... Debemos dejarlos afuera antes de entrar a la mediación.

La mediación nos ayuda a separar las personas de los problemas buscando intereses mutuos y ajenos.

Atendemos estos intereses de algún modo que podamos generar posibilidades para proponer o decidir, siempre y cuando tengamos control e identificación de nuestras emociones.

Enriquecernos siempre con la comunicación interna, externa y la escucha activa, construyendo las mejores condiciones y oportunidades para dialogar.