¿Según Francoise Dolto cómo se organiza un proceso psicoterapéutico?

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Otro punto que hay que tener en cuenta una vez indagada las entrevista y la problemática del niño es determinar si se realiza una psicoterapia del apoyo o un proceso psicoanalítico, ya que dependiendo de ello se trabajara con mayor énfasis con la transferencia en las sesiones correspondientes.

La diferencia fundamental que se establece entre psicoterapia de apoyo y psicoterapia psicoanalítica Dolto la cita desde el ejemplo de Paul y pone en énfasis que el niño está sano, nació sin dificultades y fue un hijo deseado rodeado de cuidados. La motricidad, el lenguaje, el destete, el desarrollo de la sociabilidad estaba a tiempo y sin problemas. El problema surge de un momento familiar que perturba el buen desarrollo del niño y que aboga por la conveniencia de una psicoterapia simple que se sirve de una transferencia positiva pero en la cual no se analiza esa transferencia, ni se interpretan los sueños, ni las fantasías ni se trata de suscitar ni de descifrar el material reprimido de la primera infancia.

Otro punto importante sobre el proceso terapéutico se da en cuanto al contenido en referencia a que lo que diga el psicoterapeuta al niño debe permanecer en el plano de la realidad, debido a que la psicoterapia del apoyo debe ser realizada por un terapeuta que conozca bien la lógica de los niños y sepa establecer contacto con ellos. Y es importante que entre el psicoterapeuta y el niño se cree una corriente de simpatía que reine la certeza de una discreción completa con respecto a los padres. También es necesario que el niño tenga ganas de que lo ayuden.

El apoyo aportado por la psicoterapia parte de que para el paciente, el campo de lo imaginario y el de la realidad están casi por completo confundidos por el hecho de que el sujeto puede expresarse cada vez menos, su cuerpo es el lugar donde se inscribe un lenguaje con el cual el sujeto no puede pensar ni comunicarse consigo mismo, salvo a través de las imágenes de pesadillas durante un sueño que ni siquiera está ya protegido, esas imágenes lo despiertan y el sujeto no guarda recuerdo de ellas. El terapeuta invita al paciente a afrontarlo con palabras y establece puntos de referencia simbólicos gracias a un lazo de simpatía, que no está contaminado por la angustia habitual que suscitan los allegados relacionados con el sujeto por vínculos complejos también para ellos y continuos. El terapeuta en cambio solo se encuentra con el paciente breve tiempo y de manera reiterada respondiendo a un convenio así se elabora una relación diferente de todas las otras relaciones que el sujeto mantiene con las demás personas, el marco de la cura está protegido de las fugas de indiscreción, todo se desarrolla o casi todo, en un campo en el que se carga el acento en la relación simbólica más que en ninguna otra, y esa es la esencia de lo psicoterapéutico.