Capítulo VI: Civilización e ilustración Idea Central
Enviado por tomas • 1 de Mayo de 2018 • 928 Palabras (4 Páginas) • 506 Visitas
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Capítulo VII: La organización misionera
Idea Central
Existen dos clases de organizaciones misioneras: una antigua, sencilla de organización simple y necesaria. La Iglesia. La otra moderna, muy complicada, es la organización de las sociedades misioneras. La idea central es poner atención a ésta organización moderna de misión y como limita la expansión espontánea.
Síntesis de Contenido
La obra misionera, dice el autor, se nos presenta hoy no como la obra de la Iglesia, sino como la obra de sociedades privadas dentro de la Iglesia. Sociedades que se han tomado la atribución de hacer lo que la Iglesia está ordenado a hacer, llevar el Evangelio a toda criatura y en toda nación. La Iglesia en sí es por naturaleza una sociedad misionera; y ningún grupo de sus miembros puede representar en ese sentido lo que ella sola es. Insistir en que nuestra organización misionera es esencial para la continuidad de la obra que realizamos en tierras extranjeras, y atribuir a la organización la continuidad de esa obra, es atribuir a nuestra obra el carácter particular de carecer de vida en sí misma. Si la continuidad de la obra que hacemos depende la organización, es evidente que esa obra debe ser algo distinto de la propagación de la vida. Pero si nuestro trabajo es la propagación de la vida, si es traer a los hombres al conocimiento de Cristo, que es vida, y quien da vida a los hombres, la continuidad de la obra no puede depender de una fuente que no puede dar vida, sino solo estar a su servicio.
Evaluación Crítica
El capítulo al igual que todos los anteriores capítulos nos presenta una crítica que hace el autor a las organizaciones misioneras que hacen que esta labor solo se haga más complicada. No podemos pensar que para hacer misiones tiene que haber una organización aparte de la misma Iglesia, puesto que ella misma es en sí una organización misionera. Estas organizaciones que se han atribuido esta labor de la Iglesia funcionan como si fueran empresas de negocios y compiten con otras por cumplir esa labor. El darle importancia a la organización misionera que no le corresponde es olvidarse que el centro de la misión es Cristo y que su Iglesia está a cargo de organizar las misiones para que el evangelio sea expandido de una forma espontánea y real, y no por intereses egoístas que suelen salir de estas grandes organizaciones.
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