EL DON DEL ESPÍRITU.
Enviado por poland6525 • 30 de Enero de 2018 • 1.671 Palabras (7 Páginas) • 304 Visitas
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El énfasis de Pedro es en “el nombre de Jesús”.
Hoy día mucha gente quiere recibir el don del Espíritu sin tomar en cuenta a Jesucristo.
El Espíritu Santo vino para glorificar al Hijo y traer a los hombres hacia una confesión de pecado encontrando en la sangre de Cristo la única manera de ser perdonados.
3. Esta acondicionado a una decisión personal. Pedro dice, “cada uno de vosotros”. El don del Espíritu no se transfiere de generación a generación o de familia a familia como si fuera una costumbre o una práctica. “Cada uno de vosotros” implica la responsabilidad individual de recibir o rechazar este don del cielo. El día de Pentecostés había mucha gente, seguramente habían muchas familias, sin embargo Pedro se asegura que cada uno de los presentes tomara una decisión muy personal.
Esta acotación es sumamente importante porque existe el concepto de una salvación transferida, pero esa idea no tiene cabida en la doctrina de la salvación.
El don del Espíritu se recibe personalmente.
Se ha dicho que Dios no tiene nietos sino solamente hijos.
Aplicación: Jesús vino a salvar a la humanidad pero cada persona tendrá que recibir individualmente el don del Espíritu para ser salvo.
III. ES UN REGALO QUE SE RECIBE UNA SOLA VEZ
- Para el cristiano hay un solo Pentecostés. El Espíritu Santo vino según había sido profetizado.
Algunos confundieron aquella experiencia con una “borrachera colectiva” pero la intervención oportuna de Pedro revelo que todo aquello que les hacia estar “atónitos y perplejos” no era sino el firme cumplimiento de la gran profecía dejada por Joel mucho tiempo atrás.
Aquel profeta había dicho: “Y en los postreros días, dice Dios, derramare mi Espíritu sobre toda carne”(Joel 2:28a).
Pero también fue el cumplimiento de otra profecía mucho mas cercana que la de Joel; Jesús había dicho: “..esperen la promesa del Padre.. Juan ciertamente bautizo con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días” (Hch.1:4b, 5). Históricamente el Espíritu Santo como don del cielo vino una sola vez, no tenemos más Pentecostés.
2.-Recibir a Cristo es recibir al Espíritu de una vez. El tema del bautismo con el Espíritu como una experiencia subsiguiente a la salvación que ha sido objeto de una división en la iglesia a través de la historia. Lo que sucedió en el libro de los hechos no es normativo para establecer una doctrina que no encuentra similitud con el resto de las enseñanzas bíblicas.
Es interesante que los únicos que recibieron el Espíritu Santo después de su conversión fueron los 120 pero los 3000 que eran incrédulos recibieron juntamente con el perdón de sus pecados el don del Espíritu Santo. Ellos no esperaron como los 120, sencillamente esto fue un acto simultáneo. Para nuestro entendimiento la experiencia de los 3000 es la materia normativa.
Pedro les dijo que ellos deberían arrepentirse y bautizarse en el nombre de Jesús y esto traería la llegada del Espíritu de una forma inmediata en sus vidas.
Todo esto nos indica que recibir a Cristo es recibir al Espíritu Santo.
No hay tal cosa como experiencias separadas.
Aplicación: Este es el único regalo que usted recibe una sola vez.
Cuando usted se entrega a Cristo el Espíritu viene por primera y única vez.
IV. ES UN REGALO LLENO DE BENDICIONES
Una recapitulación de todas las cosas que nos ha dado el Espíritu, una vez en nuestras vidas, nos llevara a hablar por un lado de haber sido bautizados por él en un cuerpo(1 Cor.12:13), de haber sido sellados para el día de la redención(Ef.1:13), de tener el gozo anticipado de nuestra herencia celestial representadas por las primicias y las arras del Espíritu (Ro.8:23; 2 Cor.1:22), de haber sido hecho morada de su santa presencia (1 Cor. 6:19), de haber sido ungidos como sacerdotes con percepción y poder (2 Cor.1:22,23) y el inmenso privilegio de haber sido incorporados a la gran familia de la fe. Se nos dice que fuimos adoptados en la familia de Dios(Ro.8:15) y a su vez nacimos en la familia de Dios (Tito 3:5).
Antes que alguien conozca a Cristo pertenece a otra familia, pertenece a otra vida, a otras costumbres, a prácticas que son contrarias a las indicaciones del Espíritu; pero al que ha nacido de nuevo se le entrega todo un universo de bendiciones reservadas especialmente cuando somos incorporados en la gran familia de los redimidos por todas las edades.
Aplicación: Ningún regalo contiene tanto para el que lo recibe que el don del Espíritu Santo.
Jesús lo había profetizado, “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”, esto lo dijo refiriéndose a la llegada del Espíritu Santo.
Nuestra es dejar que ese rio de “agua viva” fluya en nosotros.
Conclusión:
Cuando Dios quiso salvarnos ninguna cosa falto ni nada sobro.
Lo primero que hizo fue crearnos y allí ya había un plan para salvarnos.
Pero también se aseguro de la venida del Hijo en “el cumplimiento del tiempo”.
La muerte de Cristo constituyo el instrumento de la ejecución del plan eterno de la redención del hombre.
Pero el medio para recibir todo esto es aceptar el don del Espíritu Santo. Hemos dicho que el Espíritu mismo es ese don.
La verdad es que jamás tendremos acceso a Dios y a ese plan sino aceptamos el “regalo”
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