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La ética protestante y el espíritu capitalista.

Enviado por   •  25 de Febrero de 2018  •  6.183 Palabras (25 Páginas)  •  346 Visitas

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La inclinación específica al racionalismo económico de los protestantes, su afán de lucro es distinto al de los católicos que tienden a ser más tranquilos, provistos de un afán de lucro menor, prefieren una vida la más segura posible a una vida arriesgada y excitante que eventualmente reporte honores y riquezas. De esta manera los protestantes y su visión materialista del mundo le permiten desarrollar una actitud distinta a la visión idealista de los católicos, evitan realizar gastos banales y perder el tiempo, eso indica los preceptos de su religión, la gran incidencia de estos preceptos desarrollan una moral y una actitud capitalista que el protestante asimila y la hace parte de su vida, los preceptos del catolicismo son más idealistas carentes de un amor materialista al mundo.

Es en parte que los protestantes en sus inicios con su filosofía más materialista permitan un impulso al desarrollo moderno de la sociedad, pero el protestantismo tradicional no vela por un desarrollo de la sociedad, lo que tienen en común el protestantismo tradicional (Lutero[1], Calvino, Knox y Voet) con el capitalismo moderno (cultura materialista moderna) es el amor al mundo más o menos material.

2.- El “espíritu” del capitalismo.

Nuestro objeto de estudio es el espíritu del capitalismo, que en otras palabras vendría a ser el “individuo histórico”, es decir un complejo de nexos en la realidad histórica que desde el punto de vista de su significado cultural reunimos culturalmente en un todo.

Este espíritu del capitalismo se puede observar en pasajes citados de Benjamin Franklin[2], menciona que: “allí la fantasía de un pueblo está orientada a lo cuantitativo” refiriéndose al pueblo norteamericano. Entre otras citas se observa que Franklin tiende a ver el sentido del lucro como un “deber moral”, como el fin de toda persona.

Las personas que perciben mayores ingresos son las personas mayormente reconocidas por los reyes (según la biblia), es por esto que el lucro es visto como esa entrega total al trabajo y esa moderación en el gasto (entendida como un evitar gastas en objetos superficiales o banales que muestran a una persona indigna para Dios), esto se hace una ética, parte de un modo de vida cultural de la sociedad norteamericana.

Ese es el espíritu del capitalismo, la adopción de una actitud lucrativa como fin en sí para la vida.

El espíritu del capitalismo tiene por lo tanto sus orígenes fuera de sí, de un modo de vida cultural, de una ética y moral religiosa, ahora ese espíritu es indiferente y hasta hostil con la religión. Este espíritu capitalista es distinto al espíritu tradicionalista, el trabajador de una actitud tradicionalista trabaja para vivir, mientras que el trabajador de un espíritu capitalista vive para trabajar.

3.- La concepción de la profesión de Lutero.

La palabra “profesión” o Beruf [3] se utiliza por primera vez en la traducción Luterana de la Biblia (en sentido literal), y en sentido ideal constituye un dogma común a todas las confesiones protestantes. Sienten como un deber la tarea del trabajo y el cumplimiento de los propios deberes, ya que es la mejor forma de complacer o agradar a Dios. (Esta afirmación constituye la principal aportación de la reforma). También se afirma que el trabajo mundano es una expresión de amor al prójimo y ello cuestiona la idea de la división del trabajo, ya que se señala que la división del trabajo obliga al individuo a trabajar para otros. Es así como la obra de la Reforma a diferencia de la concepción católica, aumentó el acento ético y la prima religiosa por el trabajo intramundano y ordenado profesionalmente.

La profesión concreta del individuo se convierte cada vez más para Lutero en una orden especial de Dios al individuo para que cumpla esta posición concreta en la que lo ha puesto el orden divino (emanación directa de la voluntad divina). Por ello Weber critica a Lutero el hecho de que predique la obediencia a la autoridad, que hace que cada cual se “conforme” con lo que le ha tocado en la vida. “Así pues, aquí el único resultado ético fue de momento algo negativo: el abandono de la superación de los deberes intramundanos mediante los deberes ascéticos, vinculado a la predicación de la obediencia de la autoridad y a la adaptación de la vida dada”. (Primera parte, Cap. III, pág.147).

La idea de profesión en el sentido luterano era de una relevancia solo problemática para lo que según Weber se estaba buscando, pero ello no quiere decir que el luteranismo no aporta nada para nuestra investigación. Todo lo contrario. Pero ese significado no resulta seguidamente de la posición de Lutero y de su iglesia sobre la profesión mundana como podría serlo el significado de otras versiones del protestantismo. Es así que Weber menciona la función que desarrollaron en la historia del desarrollo capitalista el calvinismo y otras sectas protestantes. Asimismo resalta que la Reforma no sería pensable sin el desarrollo religioso completamente personal de Lutero y sin el calvinismo, ya que esta última le otorgó una base sólida.

Weber dice que no hay afinidades muy claras entre Lutero y el capitalismo, por ello desvíala investigación hacia el calvinismo y otras sectas puritanas, con el objetivo de buscar ese nuevo sentido que se da en la ética capitalista, la obra social para Dios, para salvar el alma. Es una ética profesional que está al servicio de la vida terrenal de la colectividad. Son tareas impuestas de manera objetiva por ley natural, y no son elegidas por Dios, son “instrumentos” de él y no “recipientes”. Al estado de gracia se llega con la fe en uno mismo, con seguridad.

No debemos entender que a partir de investigar las relaciones entre la vieja ética protestante y el desarrollo del espíritu capitalista nosotros esperamos encontrar en alguno de los fundadores como objetivo del trabajo de su vida el despertar de lo que aquí llamamos el “espíritu capitalista”. Además es necesario aclarar que los programas éticos de la Reforma jamás fueron el tema central para ninguno de los reformadores. La salvación del alma fue el punto central de su vida. Sus objetivos éticos y los efectos prácticos de su doctrina solo eran consecuencias de motivos religiosos. Y por ello tendremos que estar preparados a que los efectos culturales de la reforma son consecuencias imprevistas e incluso no deseadas del trabajo de los reformadores, a menudo muy alejadas o incluso contradictorias con todo lo que ellos pretendían.

Llegados a este punto cabe preguntarnos hasta qué punto han participado influencias religiosas

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