Las quince gradas para honrar el misterio de la gloriosa ASUNCIÓN de maría sma. al cielo

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Sabemos que de la fe nace la ESPERANZA, por que el fin que Dios se propone en iluminar nuestros entendimientos con la luz de la fe, es para que nos alentemos a esperar y desear poseerle y gozarle después de esta vida.

María tuvo la fe en alto grado como igual altura llegó la ESPERANZA. Aprendamos pues de está Señora, a tener en todas ocasiones esperanza, pero sobre todo, la ESPERANZA de la salvación eterna.

Digámosle a la Santísima Virgen:

Madre mía, de Vos se nos dice en el Libro del Eclesiástico, que sois Madre de la ESPERANZA, en Vos después de tu Hijo, pongo mi ESPERANZA.

( Se reflexiona sobre lo escuchado y se pide la gracia que se desea y sé continua con las jaculatorias:)

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DÍA TERCERO

LA CARIDAD O AMOR

Yo soy la Madre del bello amor, venid a mí todos los que os halláis presos, y saciaos de mis frutos. (Eclo. 24, 24-25)

María es Madre de Dios. Dios es AMOR y el que vive en el AMOR permanece en Dios y Dios en él. Por eso el Señor vino a encender fuego en el mundo, el fuego de la CARIDAD, y en ningún pecho prendió tanto como en el de su querida Madre, que como tan libre y desocupado de todos los afectos terrenos, estaba también mucho dispuesta a encenderse en tan preciosa llama que ningún otro. Su dulce corazón se podía llamar fuego y hoguera, fuego que ardía dentro, y llamas que con el ejercicio de todas las virtudes resplandecían fuera.

De manera que mientras vivió en la tierra, amó continuamente a Dios y al prójimo, haciendo todo aquello que conocía ser agradable a Dios.

María hizo de su vida, una ocasión de AMOR. Tuvo ocasión de practicar la CARIDAD con su prima Isabel necesitada de comprensión y desvelos femeninos. La práctico en las bodas de Caná de Galilea.

Se cruzaron en su sendero, muchas ocasiones para obrar la CARIDAD y las utilizó para provecho espiritual.

¡Qué enseñanza para nosotros!, cada día, cada hora es una oportunidad para obrar la CARIDAD. Falta tener el alma abierta a Dios y a los demás, para aceptar todo y darnos caritativamente a los demás: socorriendo a los pobres, ocultando defectos, dando buen ejemplo.

Dichoso de aquel, dice María, que dócil a los ejemplos y avisos que le doy, toma de mis lecciones de CARIDAD para ejercitarla con sus prójimos. No hay cosa con que más granjeemos su AMOR y protección, como en ser buenos y caritativos.

Digámosle a la Santísima Virgen:

¡Oh Reina de AMOR!, Vos que siempre ardisteis de AMOR celestial, dadme siquiera una centella de AMOR tan soberano, para amar a Dios y al prójimo como tú le amasteis.

( Se reflexiona sobre lo escuchado y se pide la gracia que se desea y sé continua con las jaculatorias:)

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DÍA CUARTO

LA PUREZA

¿Cómo podré ser Madre, sino tengo relación con ningún hombre?, Contestó el Ángel: El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. (Lc. 1, 34-35)

La Santísima Virgen estimaba mucho la virtud de la PUREZA, que por no perderla, hubiera renunciado a la dignidad de Madre de Dios. Sin embargo el Ángel le explica como va a ser eso, y Ella sabiendo que para Dios nada es imposible, acepta ser Madre de Dios.

Dios escogió Virgen tan PURA por Madre, para que nos fuese a todos, modelo de PUREZA. María con tan solo dejarse ver, infundía en los que la miraban, pensamientos limpios y honestos.

San Ambrosio dice: que las personas que conservan la PUREZA, son ángeles, y los que la pierden son demonios, pues dijo el Señor que los castos serían como Ángeles de Dios. La Virgen María complació a Dios con su PUREZA, que vivió en la tierra como los Ángeles.

San Remigio aseguraba que la mayor parte de los adultos que condenaban, era por perder la PUREZA. Con los maestros de la vida espiritual, Belarmino señala tres medios para conservar la PUREZA: Ayuno, Fuga de ocasiones y Oración.

La Virgen Santísima aunque llena de gracia, tenía siempre a raya los sentidos y los ojos con especialidad, que nunca los fijo en rostro de ningún hombre. Pura es María y como tan amante de la PUREZA, le dan en rostro los impuros.

Digámosle a la Santísima Virgen:

¡Oh María, paloma cándida y PURA! Cuántos desventurados por perder la PUREZA, arden en las llamas eternas. Líbranos a nosotros Señora, alcánzanos la gracia de que en los peligros y tentaciones, recurramos a Vos y venzamos por Vos. Amén.

( Se reflexiona sobre lo escuchado y se pide la gracia que se desea y sé continua con las jaculatorias:)

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DÍA QUINTO

LA HUMILDAD

Dijo María: “Yo soy la servidora del Señor; hágase en mí lo que ha dicho”.

(Lc. 1, 38)

La HUMILDAD es el fundamento y guarda de todas las virtudes, porque sin ella no hay en el alma ninguna virtud.

Dios estima mucho esta virtud, que donde quiera que la ve, va al instante a complacerse en ella. L Santísima Virgen desde niña, se esmeró en está virtud de la HUMILDAD.

¿En qué consiste esta virtud?

1.- En sentir el humilde bajamiento de sí mismo y reconocer la grandeza infinita de Dios.

Y María tuvo de sí misma, siempre tan bajo concepto que en nada se prefirió jamás.

2.- Tener ocultos los dones celestiales.

María quiso ocultar a su Santo esposo, el misterio de su divina maternidad.

3.- No querer las alabanzas que se le dan a la persona, sino referirlas todas a Dios.

Así lo hizo María cuando