Análisis de la encíclica Popularium Progressio
Enviado por tomas • 18 de Abril de 2018 • 3.723 Palabras (15 Páginas) • 357 Visitas
...
Segunda Parte: El desarrollo solidario de la humanidad
El desarrollo integral del hombre no puede darse sin el desarrollo solidario de la humanidad, sin una cooperación en común.
Asistencia a los débiles: La falta de alimentos es notoria en muchos continentes, afectando en el crecimiento y desarrollo de millones de personas condenadas por esto, el deber de la solidaridad se ha visto relegado al olvido, llevando así a pueblos a caer en el olvido. Los pueblos más desarrollados no establecen las puertas para brindar asistencia a aquellos que los necesitan ya que ellos son los que mediante su conocimiento y riqueza pueden ayudar a salir a adelante a otros, sin caer en el acaparamiento y empleando el dialogo. Mostrar la forma de cómo salir adelante a los demás, para que se valgan por sí mismos.
La justicia social en las relaciones comerciales: Si se tiene la impresión de que una mano les quita lo que otra les da, la confianza de los países pobres se quebrantaría. Un mundo justo se aleja de nuestras manos debido a la creciente separación de las naciones industrializadas y las economías poco desarrolladas, estas engendran a menudo una dictadura económica, donde el fuerte doblega al más débil sin la posibilidad de dar oportunidades equitativas. El nacionalismo y el racismo obstaculiza el desarrollo de los países menos desarrollados ya que aislarse despoja a estos de toda colaboración externa que podría ser mutua y peor aún es el obstáculo si esto se hace por un mero régimen de excepción por razón de su raza o color, alimentando así el pasado de relaciones de fuerza que aún sigue dejando rastro en las comunidades.
La caridad universal: La falta de sentido social en las personas y en especial en las empresas que llegan a una nueva localidad recién abierta a la industrialización en vez de avanzar retroceden a los principios inhumanos del individualismo, cayendo muchas veces en la injusticia cerrando las puertas al desarrollo de muchas personas, desarticulando el desarrollo del dialogo humano que debe establecerse no solo con la persona sino con civilizaciones, frenando el desarrollo y en todo sentido el significado de paz se ve quebrantado. Esto se ve mermado por la creciente llegada de misioneros y jóvenes voluntarios que no pueden permanecer indiferentes ante la suerte de sus hermanos, sienten compasión de tanta miseria, llevando a que su misión muy aparte de ayudar y compartir amor, a convertirse en el medio de dialogo entre dos civilizaciones. También la oración ferviente de cada uno de nosotros elevada al Todopoderoso en conjunto con una acción muy capaz es algo ingenioso para vencer con intrepidez los obstáculos ya mencionados anteriormente. Haciendo que estas acciones se conviertan en desarrollo que implica el nuevo nombre de la paz.
Llamamiento final: Los cambios son necesarios, las reformas profundas, indispensables, por ello todos los cristianos, nuestros hermanos querrán ampliar su esfuerzo común y concertarlo a fin de ayudar al mundo a triunfar del egoísmo y de todo aquello que obstaculiza a los caminos de una vida más humana, para ello también debemos poner en estado de alerta a la opinión pública y comunicar entusiasmo a los pueblos, despertar el amor a los pueblos que se encuentran en la miseria, por ello de todo corazón nos os bendecimos y hacemos un llamamiento a todos los hombres para que se unan fraternalmente a vosotros. Porque si el desarrollo es el nuevo nombre de la paz, ¿quién no querrá trabajar con todas las fuerzas para lograrlo? Sí, nos os invitamos a todos para que respondáis a nuestro grito de angustia, en nombre del Señor.
III. Ambiente histórico
En la década en la que el Papa Pablo VI escribió la encíclica a tratar, ocurrieron muchos eventos que cambiaron al mundo en general. Cabe resaltar que el Papa fue elegido apenas 4 años antes de la publicación de esta Encíclica.
Esta década se caracterizó por el crecimiento de la economía a grandes escalas como se puede apreciar con el boom económico a los finales del año 1960 debido a la globalización, producción industrial y avances científicos y tecnológicos. Esto ocasionó riqueza en algunas naciones, pero al mismo tiempo, retraso en algunos sectores y pobreza en otras zonas de un mismo país, es decir no había equidad en la riqueza.
En el aspecto político y social, durante este tiempo el mundo se encontraba muy divido en consecuencia a la guerra fría que separó a los países política e ideológicamente, provocando múltiples conflictos. En Latinoamérica entre estos conflictos se visualizan con el golpe de Estado en Brasil en 1964 apoyado por un país líder de una ideología contra otra y el golpe de Estado en Argentina ocurrido en 1966, el golpe dio origen a una dictadura autodenominada «Revolución Argentina», que ya no se presentó a sí misma como «gobierno provisional», como en todos los golpes anteriores, sino que se estableció como un sistema de tipo permanente. En general, la dictadura adoptó una ideología fascista-católica-anticomunista, apoyada abiertamente tanto por Estados Unidos como por los países europeos.
Además, en oriente se produjo la Revolución Cultural que fue una campaña de masas en la República Popular China organizada por el líder del Partido Comunista de China Mao Zedong de 1966 a 1976 y dirigida contra altos cargos del partido e intelectuales a los que Mao y sus seguidores acusaron de traicionar los ideales revolucionarios, al ser, según sus propias palabras “partidarios del camino capitalista”. Su principal fin, a ojos de sus partidarios, fue el de paliar el llamado divorcio entre las masas y el partido que se estaba produciendo en la República Popular China.
Como otro hecho trascendente, se produjo la descolonización en muchos países especialmente en los que se encontraban en África como Samoa, Argelia, Marruecos, etc., algunos de modo pacífico mientras otros de forma violenta. Surgiendo así la ayuda técnica a los países en los primeros años de independencia, no de carácter peyorativo sino como algo positivo.
Los conflictos entre árabes e israelitas produjeron también gran preocupación en la Iglesia, especialmente en 1967 año en el cual Egipto movilizó 80.000 soldados en el Sinaí y ocupó las islas del golfo de Aqaba. Egipto, Siria e Iraq firmaron un pacto de defensa mutua. El 5 de junio de 1967, ante la negativa egipcia de desbloquear el Golfo de Aqaba, y ante la nueva realidad estratégica, Israel bombardeó la aviación egipcia situada en la península del Sinaí, dando comienzo de esta forma a la Guerra de los Seis Días. Esta guerra produjo una gran oleada palestina
...