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MONOGRAFÍA “ÉTICA DE LA VIRTUD”

Enviado por   •  28 de Marzo de 2018  •  3.090 Palabras (13 Páginas)  •  309 Visitas

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Los hábitos pueden ser buenos o malos; son hábitos malos aquellos que nos alejan del cumplimiento de nuestra naturaleza y reciben el nombre de vicios, y son hábitos buenos aquellos por los que un sujeto cumple bien su función propia y reciben el nombre de virtudes.

Para Tomás de Aquino la virtud es, por tanto, un hábito o disposición estable de las facultades del alma gracias al cual esta puede alcanzar más fácilmente los fines que le son propios. Es una disposición estable para obrar bien.

El alma realiza los actos que le son propios mediante las facultades. Cuando estos actos se repiten, las facultades adquieren unas cualidades gracias a las cuales el sujeto puede realizar con más facilidad estas actividades. Estas cualidades son los hábitos. Los hábitos pueden ser buenos (virtudes) o malos (vicios).

3.2. ÉTICA DE LA VIRTUD EXPUESTA POR REPRESENTANTES CONTEMPORÁNEOS:

Entre los primeros filósofos contemporáneos que han defendido alguna ética de la virtud se cuentan Elizabeth Anscombe (1919-2001), Philippa Foot (1920) y Alasdair MacIntyre (1929).[pic 2]

Para MacIntyre las sociedades modernas no han heredado una sola tradición moral, sino fragmentos de tradiciones morales muchas veces incompatibles entre sí, pero que constituyen el grueso de nuestras convicciones morales. Por ello, a veces, la gente se siente confusa. Somos perfeccionistas platónicos cuando recompensamos a los ganadores olímpicos, utilitaristas cuando aplicamos el principio de selección con los heridos de guerra, lockeanos cuando afirmamos los derechos a la propiedad, cristianos cuando tenemos por ideal la caridad, la compasión y el igual valor moral de todas las personas, y seguidores de Kant y Mill cuando afirmamos la autonomía personal.

Las teorías éticas modernas han intentado dar coherencia a estas convicciones pero han fracasado porque estas convicciones morales son muy heterogéneas y están desconectadas de la tradición de la que proceden. MacIntyre propone volver a una concepción aristotélica de la vida buena que de coherencia a estas convicciones y alumbre un conjunto de virtudes que ofrezcan ejemplos de vida y den sentido a la existencia humana. Ya no sirven teorías éticas construidas a partir de principios y reglas de aplicación universal.

Para dar sentido a la propia vida hay que estar ligado emocionalmente a las personas que nos rodean, poder expresar la propia naturaleza y sentir que el propio bien individual se identifica con una forma de vida que ya existía antes que nosotros y perdurará después de nosotros. Así, el sentido de la propia vida se alcanza con la pertenencia a una tradición moral que ofrece modelos de excelencia o virtudes que orientan cada vida individual hacia la vida buena, a la par que da orden y unidad a cada vida individual.

MacIntyre señala que la vida buena y el conjunto de virtudes que permiten buscarla y alcanzarla varían con las circunstancias. La vida buena y sus virtudes dependen del contexto social e histórico y no son una opción personal.

La crisis y confusión morales del mundo occidental en nuestra época, que las teorías éticas imperativas no pueden solucionar, impone pues "la construcción de formas locales de comunidad, dentro de las cuales la civilidad, la vida moral y la vida intelectual puedan sostenerse".[pic 3]

Dentro de los pros y contras de la Ética de la Virtud, podemos decir que se presenta como una ética atractiva frente a las éticas imperativas, como las consecuencialistas y las de deberes: la guía de la vida moral no son principios y reglas que hay que seguir, sino modelos de vida a realiza con margen para la concreción y búsqueda personal.

Se ha objetado a la ética de la virtud que, a partir de la inmensa variedad de opiniones en pueblos, cultura y sociedades distintas sobre lo que constituye la virtud, se pierde el carácter de universalidad que, a diferencia de leyes y costumbres, tiene la moral. La valentía que guiaba la vida de los héroes homéricos, la lealtad caballeresca o la esperanza cristiana parecen reliquias históricas, extrañas y poco útiles en las sociedades modernas. Sin embargo, este aspecto lo han utilizado algunos filósofos de la virtud como argumento a favor: el hecho que las virtudes hayan de ganarse en la comunidad donde se practican las hace más próximas y entrañables que los principios y deberes universales de las éticas imperativas.

Otra objeción a la teoría de la virtud es que al menospreciar las normas y deberes morales y no centrarse en qué clases de acciones son moralmente correctas, no es útil como base para las leyes. ¿Cómo legislar penalmente, si el asesinato no se considera una acción moralmente incorrecta sino la ausencia de virtudes como la compasión?

En la teoría de MacIntyre. Primero, nos muestra en qué consiste parte del diagnóstico que el filósofo hace de la filosofía moral moderna que, según él, fracasa por dos razones interrelacionadas:

- La pretensión de formular una moral universal.

- La creencia de que es posible hacer filosofía moral independientemente de las circunstancias, de los contextos sociales.

Su idea es que la filosofía en general, pero muy especialmente la filosofía moral, no puede hacerse sin ayuda de la antropología, la historia y la sociología. Y esto porque, según afirma, toda teoría moral es una respuesta a ciertas necesidades históricas de las sociedades.

Y segundo, la cita nos muestra también cuál es la solución que MacIntyre propone: como consecuencia de su diagnóstico anterior, debemos reconocer que no podemos sino aspirar a diferentes éticas, éticas enmarcadas en contextos específicos dentro de distintas comunidades, donde podrán desarrollarse distintos ideales de excelencias y, por tanto, éticas de la virtud.

Pudiera parecer que dado la diversidad de personalidades, roles sociales y tipos de culturas, las virtudes no son las mismas. Sin embargo, se puede decir, junto con Aristóteles, que hay algunas virtudes que serían necesarias para todos y en todos los tiempos. Algunas de ellas serian: valor, generosidad, sinceridad y lealtad. “Las virtudes más importantes no son mandatos de convenciones sociales, sino de hechos básicos acerca de nuestra condición humana”

3.3 VIRTUDES CARDINALES Y TEOLOGALES EN NUESTRAS VIDAS:

A) Virtudes Cardinales

Se llaman cardinales porque son el gozne o quicio (cardo, en latín) sobre el cual gira toda la vida moral del hombre; es decir, sostienen la vida moral

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