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Arte revolucionario: El cartel cubano

Enviado por   •  6 de Enero de 2018  •  2.937 Palabras (12 Páginas)  •  414 Visitas

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textos impresos con letras fundidas, en ocasiones acompañados de viñetas; reproducidos en máquinas mecánicas de pedal y que regularmente perfilaba el propio operario. Los pintados a mano poseedores de un dibujo y un texto empleados por comerciantes para avisar de sus productos; conocidos en Cuba colonial como "quemazones" (p.3)

Estos llamados “quemazones” se empleaban pues en la publicidad comercial, como en los orígenes grecolatinos de estas obras. No obstante, poco a poco, habrá una evolución en las funciones orientada principalmente a la promoción de espectáculos públicos y campañas electorales, aunque en este caso, e estaban sujetos al financiamiento de sus interesados.

En este sentido, la definición dada por el profesor Harold F. Hutchinson, parece ajustarse mejor al concepto del cartel cubano y muy especialmente a su función:

Un cartel es esencialmente un anuncio ampliado, en general con un elemento pictórico, impreso en papel y de manera habitual expuesto al público en una pared o pancarta. Su propósito es llamar la atención acerca de lo que el anunciante está tratando de promover y para imprimir un mensaje en la persona que circula cerca de él (Hutchinson; citado por Morales, 2004:4)

Durante la época republicana, el desarrollo de los carteles estará marcado por la influencia de las vanguardias pictóricas, tales como: el art noveau, el art deco y el cubismo, destacándose así, la influencia artística y cultural en la isla. Mas no se orientó su evolución hacia esa función social comunicativa de persuadir, exhortar y sugerir, de la que hablaba Hutchinson. De la Torriente (1954), refiere además, a propósito de esta época, que “fue casi nula, en los primeros años de Republica, nuestra atención al patrimonio artístico cultural” (p.20), lo que imposibilita aún más la posibilidad de encontrar conservados estos materiales, en tanto no se consideraban piezas artísticas y no se empleaban con propósitos políticos.

Morales si menciona la importancia que tuvieron en este periodo los artistas de la pintura, el grabado, la caricatura y el dibujo, como pioneros cartelistas. Entre ellos cita a: Jaime Valls, Armando Maribona, Conrado Walter Massaguer, Rafael Blanco y Enrique García Cabrera (2004:4). De la Torriente también es otra de las autoras que destaca la relevancia de la caricatura entre el pueblo cubano, llegando a marcar inclusive la esfera política: “Menos de un cuarto de siglo ha sido suficiente para demostrar la influencia que en la vida política nacional ha alcanzado el dibujo satírico y la caricatura” (1954:194)

En otras esferas como la publicidad y la atracción turística (sobre todo de ciudadanos estadounidenses). Este fenómeno, aunado a la actividad comercial “trajo aparejado una superior presencia de ilustradores gráficos al servicio de la publicidad” (Morales, 2004: 5). Para la década del cincuenta comienzan a darse manifestaciones artísticas orientadas a celebrar dos acontecimientos propios de la Historia Cubana: el Centenario de la Bandera Cubana y en 1953 por el Centenario de José Martí “en los que se advirtieron una eficaz simbolización de sus elementos visuales y sus tonalidades cromáticas”.(Morales, 2004:8); además de publicitarse con mayor fuerza los eventos artísticos de la alta sociedad. Las consignas revolucionarias en contra del régimen, por su parte, dice el investigador, se manifestarán en muros y paredes, por encima del uso de los carteles.

El boom propagandístico de estos será sin duda durante la revolución. Cushing (2003) destaca particularmente que

it was the overthrow of Fulgencio Batista and the immense national transformation that followed that led to the "golden age" of Cuban posters. The non-commercial mass poster was the direct fruit of the revolution, a conscious application of art in the service of social improvement. State resources were allocated for a broad range of cultural and artistic projects, and posters were the right medium at the right time.

En vista de la importante relación sociohistórica que enlaza la producción de los carteles y la difusión masiva de propaganda política, al servicio del movimiento revolucionario, nos centraremos en este proceso en el siguiente apartado.

El cartel revolucionario

A partir de la caída del régimen de Batista, con el triunfo de la Revolución liderada por Castro, el 1 de enero de 1959, la necesidad propagandística del movimiento revolucionario se acrecienta y el cartel será uno de los mecanismos fundamentales para dar a conocer al pueblo los valores asociados. En este punto, la semántica visual será muy cuidadosa, en tanto los “elementos pictóricos y signos gráficos que reflejaron los nuevos cambios políticos, económicos y sociales”. (Morales, 2004: 9). Símbolos realistas y propios del socialismo como el martillo en relación con el trabajo para la celebración de mayo o la indumentaria para manifestar el cambio, aunado a mensajes cortos, claros e impactantes, marcaran la tendencia de los carteles de orientación social y de convocatoria3.

3 Al respecto, ver los carteles “1º de mayo o Brazo fuerte” y “La Habana se viste de limpio”, a manera de ilustración.

La publicidad comercial no decae en esta época. Morales da cuenta de una lista amplísima de dibujantes y artistas de la plástica, pero que tras la Revolución comienzan a involucrarse fuertemente en el proceso en diversas temáticas: campañas de orientación social o de bien público, campañas culturales y una tercera tendencia “de contenidos políticos con exhortaciones y convocatorias para actos públicos y concentraciones populares para denunciar a quienes se oponían a las primeras medidas revolucionarias, ejemplos: nacionalización y reforma agraria” (Morales, 2004: 11)

Como podemos apreciar, los carteles se configuran muy prontamente como aliados esenciales para el régimen, especialmente por la facilidad de su difusión facsímil y la posibilidad de ser colocados fácilmente en cualquier locación al alcance y observación horizontal de todo ciudadano. Cushing (2003) da importancia, adicionalmente, a las entidades que han reproducido los carteles de forma masiva, a saber: Editora Política (el departamento de publicidad oficial del partido Comunista), OSPAAAL (en inglés:

the Organization in Solidarity with the People of Africa, Asia and Latin America), e ICAIC (en inglés: the Cuban Film Institute). (p.3)

Un dato muy importante que consideramos pertinente destacar es la diferenciación que marcaron los carteles

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