Capitalist realism, is there no alternative? (Mark Fisher)

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El realismo capitalista por lo tanto no es un tipo particular de realismo; es más como el realismo en sí mismo. Como Marx y Engels se observa en el manifiesto comunista, [Capital] ha ahogado más divinos éxtasis de fervor religioso, del entusiasmo caballeresco, del sentimentalismo filisteo, en las aguas heladas del cálculo egoísta. Ha resuelto valor personal en valor de cambio y en lugar de las innumerables libertades colegiado inembargables, ha establecido que la libertad individual, inconcebible, tratado de libre comercio. En una palabra, de la explotación velada por ilusiones religiosas y políticas, ha sustituido la explotación desnuda, desvergonzada, directa, brutal. El capitalismo es lo que queda cuando las creencias se han derrumbado en el nivel ritual o elaboración simbólica, y todo lo que queda es el consumidor-espectador, caminando a través de las ruinas y las reliquias.

Sin embargo este giro de la creencia a la estética, de compromiso con los espectadores, se lleva a cabo una de las virtudes del realismo capitalista. Reclamar, como Badiou, que ' nos libró de las "abstracciones mortales" inspirado en las "ideologías del pasado" ', realismo capitalista se presenta como un escudo que nos protege de los peligros que plantea la creencia sí mismo. La actitud de distancia irónica adecuado al capitalismo posmoderno se supone que nos vacune contra las tentaciones del fanatismo. Bajar nuestras expectativas, nos dicen, es un precio pequeño a pagar para ser protegido de terror y de totalitarismo. Vivimos en una contradicción, Badiou ha observado:

se nos presenta un brutal estado de cosas, profundamente antidemocrática – donde se evalúa toda la existencia en términos de dinero solo – como ideal. Para justificar su conservadurismo, los partidarios del orden establecido no pueden realmente llamarlo ideal o maravilloso. Por el contrario, han decidido decir que todo el resto es horrible. Sin duda, dicen, podemos no vivimos en un estado de perfecta bondad. Pero tenemos suerte de que no vivimos en un estado de mal. Nuestra democracia no es perfecta. Pero es mejor que las dictaduras sangrientas. El capitalismo es injusto. Pero no es criminal como el estalinismo. Dejamos que millones de africanos mueren de SIDA, pero no hacemos declaraciones nacionalistas racistas como Milosevic. Matamos a los iraquíes con los aviones, pero no cortar sus gargantas con machetes como lo hacen en Rwanda, etc..

El 'realismo' aquí es análogo a la perspectiva deflacionista de un depresivo que cree que cualquier estado positivo, cualquier esperanza, es una ilusión peligrosa. En su cuenta del capitalismo, sin duda la más impresionante desde Marx, Deleuze y Guattari describen el capitalismo como una especie de potencialidad oscuro que había encantada todos los sistemas sociales anteriores. Capital, argumentan, es 'Lo innombrable', la abominación, que las sociedades primitivas y feudales 'guardó por adelantado'. Cuando realmente llegue, el capitalismo trae consigo una desacralización de la cultura masiva. Es un sistema que ya no se rige por una ley trascendente; por el contrario, desmantela todos estos códigos, sólo para volver a instalarlas sobre una base ad hoc. Los límites del capitalismo no fijados por autorización, pero definidos (y redefinir) pragmática e improvisantemente. Esto hace que el capitalismo muy parecido a lo de la película de John Carpenter del mismo nombre: una entidad infinitamente plástica, monstruosa, capaz de metabolizar y todo lo que entra en absorber. Póngase en contacto con. Capital, dice Deleuze y Guattari, es una pintura abigarrado de todo lo que alguna vez fue'; un extraño híbrido de la ultra moderna y la arcaica. En los años puesto que Deleuze y Guattari escribieron los dos volúmenes de su capitalismo y esquizofrenia, ha parecido como si los impulsos deterritorialization del capitalismo han sido confinados a la financiación, dejando la cultura presidida por las fuerzas de reterritorialización.

Este malestar, la sensación de que no es nada nuevo, es sí mismo nada nuevo por supuesto. Nos encontramos en el famoso 'fin de la historia ' pregonado por Francis Fukuyama tras la caída del muro de Berlín. Tesis de Fukuyama que la historia se terminó con el capitalismo liberal pueden han sido ampliamente ridiculizado, pero está aceptado, incluso asumido, a nivel del inconsciente cultural. Sin embargo, debería recordarse que, aun cuando Fukuyama lo avanzado, la idea de que historia había llegado a una playa terminal no era meramente triunfalista. Fukuyama advirtió que su ciudad radiante embrujada, pero pensaba que sus espectros sería nietzscheano en lugar de marxista. Algunas de las páginas más proféticas de Nietzsche son aquellos en que describe la 'saturación de edad con historia'. 'Que conduce a una edad en un peligroso estado de ánimo de ironía con respecto a sí mismo', escribió meditaciones de prematuramente, 'y posteriormente en el estado de ánimo aún más peligrosa de cinismo, en digitación que' cosmopolita', sustituye a una independiente, compromiso y participación. Este es la condición de último hombre de Nietzsche, que ha visto todo, pero es decadente debilitados precisamente por este exceso de (auto) conciencia. Posición de Fukuyama es de alguna manera un reflejo de la de Fredric Jameson. Jameson famoso afirma que el postmodernismo es la lógica cultural del capitalismo tardío. Argumentó que el hecho de que el futuro era constitutivo de una escena cultural posmoderna que, como él profetizó correctamente, a ser dominada por pastiche y resurgimiento. Dado que Jameson ha hecho un caso convincente de la relación entre la cultura posmoderna y ciertas tendencias en el capitalismo de consumo (o post-fordista), podría parecer que no es necesario para el concepto de realismo capitalista en todo. De alguna manera, esto es cierto. Lo que yo llamo realismo capitalista puede subsumirse bajo la rúbrica de la Postmodernidad como teoría por Jameson. Sin embargo, a pesar de la labor heroica de Jameson de aclaración, el postmodernismo sigue siendo un término sumamente disputado, sus significados, apropiadamente, pero inútilmente, sin resolver y múltiples. Más importante aún, quiero argumentar que algunos de los procesos que Jameson describe y analizados se han convertido tan agravado y crónica que han pasado por un cambio en especie. En definitiva, existen tres razones que prefiero el realismo capitalista del término a la posmodernidad. En la década de 1980, cuando Jameson avanzado primero su tesis sobre el postmodernismo, todavía había, en el nombre de por lo menos, políticas alternativas al capitalismo. Lo que estamos tratando ahora, sin embargo, es un sentido más profundo, más penetrante, de