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Cuales son los aspectos de los Experimento Tuskegee

Enviado por   •  1 de Noviembre de 2018  •  2.187 Palabras (9 Páginas)  •  273 Visitas

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Se sabe que el gobierno guatemalteco de la época otorgó permiso para realizar la investigación. Pero, a pesar de ello, no ha sido comprobado si la presidencia consintió los hechos o si tenían conocimiento real sobre ellos.

El análisis

La película Miss Evers´ Boys narra la historia de una enfermera que forma parte del Experimento Tuskegee (haciendo alusión a la enfermera Eunice Rivers, quien fuese coordinadora del experimento entre los años 1932 y 1972). En un principio ésta ignora los detalles del estudio, pero luego a medida que estos le van siendo develados debe enfrentarse a un debate moral, en donde se ve obligada a “responder” a su profesión respetando la decisión del personal médico a cargo y la de salvaguardar la vida de sus pacientes. Todo esto contextualizado en una época en donde la “Enfermería” como profesión no tenía un carácter autónomo y cada acción dependía exclusivamente de la decisión del profesional médico. Además “la ética preponderante en la época no contemplaba el consentimiento informado como se lo conoce en la actualidad, y los médicos ocultaban de manera rutinaria a los pacientes información sobre su estado de salud”.3

En relación a la película se pueden enumerar una serie de faltas graves que involucran no solo aspectos éticos, sino legales que van contra los principios mismos de la profesión.

- El hecho inicial de que se realizase un experimento con seres humanos, utilizando como argumento la preservación de su salud con el fin oculto de observar la evolución de una patología.

- El engaño de las autoridades médicas hacia los miembros del estudio, en donde estos creían ser pacientes en tratamiento cuando en realidad solo eran objeto de estudio y víctimas de una cuestión racial.

- El mantener a los miembros del estudio atados a un “tratamiento” inexistente con el solo fin de observar la evolución de su patología, negándoles el acceso a la penicilina, aun sabiendo que ésta constituía el mejor tratamiento para su afección.

Estos hechos se contradicen con las bases mismas de la profesión, en donde el principal objetivo es la preservación de la vida del paciente, velando por su bienestar. Ética, moral y legalmente constituyen una falta gravísima, que atentan directamente a las fundamentos de la profesión.

CONCLUSIÓN

Desde nuestro punto de vista creemos que claramente esta fue una investigación sin principios éticos, ya que fue llevada a cabo en una población totalmente vulnerable, racialmente discriminada y marginada. Dicho experimento plantea una reflexión sobre las relaciones entre ciencia - ética y sociedad.

Consideramos que al realizar estos experimentos se violaron varios principios bioéticos, entre ellos:

• El de beneficencia, ya que no se buscó el hacer un bien a estos individuos, sino que fueron utilizados para obtener información.

• El de autonomía, al no haber obtenido su consentimiento en base a una información adecuada y llevando a cabo actuaciones bajo engaño.

• El de justicia, pues se buscó una población tan vulnerable como lo era la de los individuos afroamericanos en esa época, especialmente los del estudio, quienes eran indigentes y enfermos, ofreciéndoles además ciertas ventajas como medio de coacción.

• El de no-maleficencia, el de más categoría moral desde el juramento hipocrático, pues no administrar un tratamiento indicado es maleficente y puede llegar a ser homicidio por omisión.

Durante siglos se ha escrito mucho sobre bioética, pero fue necesario que se cometieran varias atrocidades a lo largo de la historia para que se considerase la intervención de leyes que permitieran su regulación.

El avance del conocimiento científico desvela otros niveles de realidad, para los cuales no existía anteriormente un consenso ético. En esa sociedad-laboratorio la confianza en el médico y su responsabilidad se transfiere a los comités de ética por medio de un contrato que se expresa en el consentimiento aclarado. Existen riesgos, con seguridad. Los comités de ética se deben negar a dar abrigo a profesionales que, corporativamente, aboguen su causa propia; los médicos y otros profesionales ligados a la ciencia deben evitar de desligarse de responsabilidades ocultándose detrás de los formularios.

Sin embargo, el debate ético no nació en el vacío, es resultado de los movimientos sociales de los años sesenta, de contracultura, que responsabilizaban a la racionalidad instrumental promovida por la ciencia y condenaban el antropocentrismo, a la par que proponían la reinvención de Occidente. Dichas movilizaciones llevaron a las ciencias humanas a cuestionar el tabú que cercaban ciertos temas de investigación.

Nuevos objetos de estudio en la historia, la sociología y la antropología abordaron las maneras de comportarse, de sentir y pensar, anteriormente concebidas como “naturales”; es decir, la crisis de la ciencia se debe a que promovió un desplazamiento de las cosas de la cultura y de la naturaleza. Por tanto, necesitamos acostumbrarnos con la evidencia de que todas las ciencias, incluso la nuestra, son históricas, son también etnociencias. Es otra cultura científica la que está naciendo.

Ese contexto hizo evidente que las normas, las leyes, las reglas, la moral y la ética nacen de nosotros, pues nosotros las construimos. Son frutos de un contrato social. Para nosotros, lo son de la modernidad, y fueron naturalizadas y ganaron el consenso de la comunidad que las sigue. Es decir, las normas, las leyes, las reglas, la moral y la ética, por el hecho de nacer de nosotros, envejece, y hoy precisamos construirlas de nuevo.

Es muy posible que la ausencia de un compromiso que prohibía el uso de seres humanos vivos en los experimentos durante la primera mitad del siglo XX derivase de las visiones de la vida y la muerte vigentes en ese entonces. Los límites en que la ciencia confinara el saber de cuándo hay vida y de cuándo ocurre la muerte fueron alargados hasta la segunda mitad del siglo XX, y fue posible por medio de drogas, máquinas e intervenciones que quitaron el dolor, dieron placer y prolongaron la vida. En efecto, es imprescindible recordar la función de las religiones en la fundamentación de los valores ya que, paulatinamente, este proceso llevó a un cambio en la concepción de vida y muerte en el cristianismo. Si antes había valoración de la salvación postmortem como moneda de cambio con los hombres, hoy predomina la valoración de la vida en los

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