EL MITO DEL SANTO EL ENMASCARADO DE PLATA. (LA CULTURA OBJETIVIZADA).
Enviado por Christopher • 27 de Agosto de 2018 • 1.932 Palabras (8 Páginas) • 343 Visitas
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Probablemente Bourdieu no conoció ni estudio el mito del Santo, por eso quizá difiera con él en este punto, ya que para este autor, la valía del producto se la da la firma del productor, y la creencia de la gente sobre la rareza del productor, pero en el caso del Santo la rareza del producto, la valía del producto se la dan los consumidores, ya que el significado que la da la mayoría de la gente en México está más allá de la firma del producto. Por eso concluyo que el producto Santo rebaso a sus creadores, (pensando en todos los que intervinieron en la creación del personaje, incluyendo a Rodolfo Guzmán Huerta que era el Santo en su manifestación humana) y a la firma misma. Ya la rareza del producto o del productor está alejada, esta rareza no se la dio ni siquiera los intelectuales que criticaron las películas del Santo en su momento, esas tres cosas ya quedaron fuera del Habla Santo, ahora el personaje pertenece a la cultura mexicana, es parte de una identidad y está integrado al habitus del mexicano.
Al ser ya un mito de la cultura mexicana este signo ya pertenece a esta urdimbre de significaciones a la que hace referencia Clifford Geertz. [4] Por lo cual ya está integrado a nuestra identidad social y que desde la perspectiva de Gilberto Giménez esta identidad se va construyendo a partir de la interiorización de la cultura > (Gímenez, 2007)
Al ser ya un objeto de culto artístico, deportivo y hasta intelectual, la máscara plateada, adquiere estas dos categorías a las que hace referencia Giménez sobre la interiorización de la cultura y por ende ser parte de una identidad social, reflexionemos sobre el primer concepto a la que hace referencia el autor la forma interiorizada, todos en algún momento hemos visto la máscara del santo en algún evento e inmediatamente la reconocemos, pasa por ejemplo que en algunos eventos deportivos que se realizan en el extranjero y que son transmitidos por televisión, observamos personas que llevan la máscara plateada; decimos “El Santo, El Santo”, por nuestra cabeza pasa esos son mexicanos. Si los extranjeros ven al mismo sujeto no dicen solo Santo, dicen México, México. Ese signo ya es parte de nuestra
identidad aquí y en el extranjero, es así como (entre otras cosas)[5] está representado el Santo en nuestra interiorización cultural.[6]
La imagen del santo no se observa solo en los lugares en donde se supone solo debe estar, es decir en la arenas de lucha libre, si no que esa imagen invade cualquier campo de la cultura, podemos observar de manera objetiva todos los productos de este objeto, vemos playeras, chamarras, máscaras, muñecos, pinturas, libros, revistas, canciones, programas de televisión, películas, etc. Es decir si la interiorización de este objeto es fácil identificar, es mucho más fácil identificar la objetivación de la cultura sobre este personaje. Gímenez lo considera junto a Cantinflas y Frida Kahlo como una personalidad mítica y representante de la objetividad de la cultura. Por lo cual es difícil asegurar (aun sus detractores) que el Santo no es parte de la cultura mexicana, y no solo de la cultura popular (como empezó el personaje) si no es un personaje que trasciende los niveles económicos, sociales y hasta intelectuales.
Así Rodolfo Guzmán Huerta, dejo de ser el humano que caracterizo al Santo y se convirtió en parte de nuestra cultura y por ende en parte de nuestra identidad social.
¿Es entonces parte de nuestro habitus? El habitus es la cultura interiorizada, categoría que estableció Bourdieu (1972) para este autor el habitus es llevar hacia nuestro interior los objetos y las formas simbólicas de la cultura, para que se teja esa urdimbre de significados que le dan identidad a una persona. Así que desde esta perspectiva teórica el Santo si es parte de nuestro habitus, porque es parte de nuestro sistema cognitivo contextualizado[7] > (Gímenez, 2007)
La herencia de la máscara[8] plateada seguirá y seguirá por generaciones porque ya es nuestra cultura interiorizada que nos identifica como mexicanos y que trasciende hacia otras naciones.
Así puedo concluir que ese grito que escuche en el Toreo de Cuatro caminos y que emocionaba hasta al más escéptico crítico de la lucha libre, no solo es un nombre, es un mito, es un producto de nuestra cultura, es un objeto culturizante, es un habitus, es una representación que nos da identidad y que transformo el plata en algo más que un color.
¿Quién nos salvara? Veo un rostro de plata, un enmascarado, un extraordinario ser de fuerza y bondad, dedicado a servir al bien, que está dispuesto a enfrentarse a las fuerzas del mal que me aprisionan”
ENRIQUE CARLOS AVILES RAMIREZ.
BIBLIOGRAFIA.
Barthes, R. (1980). Mitologias. México, D.F.: Siglo XXI.
Bourdieu, P. (1984). Sociología y Cultura. México. D.F.: Grijalbo.
Geertz, C. (1973). la interpretacion de la cultura. Mexico, D.F.: Gedisa.
Gímenez, G. (2007). Estudios sobre la cultura y las identidades sociales. México. D.F.
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