LA DIGNIDAD HUMANA La actitud primordial que sugiere el estudio de la dignidad de todo ser humano

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Aquí cabe reconocer que en las sociedades organizadas, el poder legítimo del Juez, llega y puede llegar a tornarse en el núcleo o polo aglutinador de un sistema de dominación, al que la sociedad otorga la función de intervenir, principalmente cuando la integridad de la sociedad y la dignidad humana se encuentran amenazadas.

Por esto, en el reconocimiento de la dignidad del hombre, se conjugan varios elementos que fortalecen los mecanismos y formas de la democracia directa, en torno a la defensa y preservación de los intereses públicos. Hay que tener en cuenta que los intereses públicos no son neutros, pues se trata de intereses sociales que actúan de manera pública y aquí, entra en juego la participación como la conexión entre el interés social y el interés público, lo cual se hace efectivo por medio de los procesos electorales, en que se nombran autoridades locales, regionales y órganos legislativos. Por eso para la garantía y respeto del Estado Social de Derecho y de la dignidad del ciudadano. De ahí que, en cumplimiento de las leyes la dignidad humana está regulada y vigilada por el ejercicio de diversos principios que garantizan el cumplimiento de los preceptos democráticos. Las principales observaciones que hacen las organizaciones de la sociedad civil en Colombia, apuntan a ratificar y reclamar para cada ciudadano el reconocimiento de su dignidad y valor inherentes, sólo por su condición básica de ser humano. Esto implica su trato en condiciones de respeto a sus derechos y a su condición. El principio de respeto supone un respeto general que se debe a todas las personas, aún desde las mismas instituciones del Estado.

Con respecto a la fundamentación jurídica de las funciones y de la razón de ser del Estado, teniendo en cuenta el reconocimiento y respeto de la dignidad humana, se configuran la esencia del derecho constitucional como tal, y del constitucionalismo como corriente del pensamiento filosófico, a partir del cual se aportan elementos de análisis para la política social del Estado. Es así como, desde David Hume, existe una corriente de pensamiento que se expresa en la idea de que no es posible derivar ningún tipo de deber a partir del ser de las cosas. La consagración y el reconocimiento constitucionales del conjunto de valores, derechos y libertades propios del ser humano, resultarían insuficientes si no existieran instrumentos adecuados para una rápida y eficaz tutela que permita el control, unificación y sanción de sus violaciones, sin los cuales serían superficiales los esfuerzos encaminados a lograr un clima de respeto y seguridad de estos derechos humanos.

En conclusión, son considerados los valores y la dignidad humana como núcleos fundamentales de las ciencias jurídicas y sociales, en virtud de los cuales, según la conciencia jurídica general, no pueden ser vulnerados por ninguna ley ni por ninguna otra medida emanada del poder público. Este núcleo es inviolable y está sustraído al ejercicio del poder estatal para proteger la dignidad humana.

De acuerdo a estas afirmaciones, en las condiciones actuales de los preceptos sociales, siendo consecuentes con la antiguas tradiciones inspiradas en el respeto a las personas y al reconocimiento de sus más esenciales valores, cobra importancia el estudio de la dignidad humana, con todas sus incidencias en el reconocimiento de las garantías fundamentales del ciudadano y la preservación específica de sus garantías procesales, cuando se trate de determinar su culpabilidad o inocencia frente a delitos contra la sociedad, contra la integridad humana u otros de calificación penal y criminal.

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