La Dominacion.

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dentro del círculo en que la fe tiene su carisma de validez. El concepto de carisma se ha tomado de la terminología del cristianismo primitivo. La transformación del carisma puro al ser absorbido por lo cotidiano y de esa manera se hará mayor la conexión con las formas empíricas de dominación, aun entonces tiene validez para todo fenómeno empírico e histórico de dominación, que nunca constituye “un libro abierto” en donde todo se declare.

Dominación Tradicional

Una dominación tradicional es tradicional cuando su legitimidad descansa en la santidad de ordenaciones y poderes de mando heredados de tiempo lejanos. El soberano no es un “superior”, sino un señor personal, su cuadro administrativo no esta constituido por “funcionarios” sino por “servidores”, los dominados no son “miembros” de la asociación sino por “compañeros tradicionales” o “súbditos”. No se obedece a disposiciones estatuidas, sino a la persona llamada por la tradición o por el soberano tradicionalmente determinado y los mandatos de esta persona serán legítimos de 2 maneras:

-Por la de tradición, así como su amplitud y sentido tal y como son creídos.

-Arbitrio libre del señor, al cual la tradición le demarca el ambito correspondiente.

Este arbitrio tradicional descansa en la limitación de la obediencia por piedad. Existe por consiguiente el doble reino:

-De la acción del imperante materialmente vinculada por la tradición.

-De la acción del imperante materialmente libre de tradición.

El soberano puede dispensar a su “favor” otorgando o reiterando su gracia libérrima por inclinaciones o antipatías personales. En medida en que el soberano precede según sus principios de la justicia y la equidad. En el tipo puro de dominación tradicional es imposible la “creación” deliberada. Nuevas creaciones solo pueden ser legitimadas por considerarse validas de antaño y ser reconocidas por la “sabiduría” tradicional. Solo cuentan como elementos de orientación en la declaración los testimonios de tradición: “precedentes y jurisprudencia”

Dominación Carismática

Se entiende por carisma la cualidad que pasa por extraordinaria de una personalidad, por cuya virtud se le considera en posesión de fuerzas sobrenaturales. Lo que importa es como se valora “por los dominados” carismáticos, por los “adeptos”. El carisma de un “poseso”, un “chaman”, son “grandes” héroes, profetas o salvadores.

Sobre la validez del carisma decide el reconocimiento por parte de los dominados el cual se mantiene por corroboración de las supuestas cualidades carismáticas. El reconocimiento no es el fundamento de la legitimidad, sino un deber de los meritos de vocación y de la corroboración, de esa cualidad, este reconocimiento es una entrega plenamente personal y llena de fe surgida del entusiasmo, indigencia y esperanza.

Si falta de un modo permanente la corroboración, si su jefatura no aporta ningún bienestar a los dominados, entonces hay la probabilidad de que su autoridad carismática se disipe. La dominación carismática supone un proceso de comunicación de carácter emotivo. El cuadro administrativo de los imperantes carismáticos no es ninguna burocracia. Su selección no tiene lugar ni puntos de vista estamentales ni desde los de la dependencia personal o patrimonial. No hay ninguna colocación ni destitución, ninguna carrera ni ascenso sino solo llamamiento por el señor según su propia inspiración fundada en la calificación carismática del vocablo.

No existen ni jurisdicción ni competencias pero tampoco la propiacion de los poderes del cargo por privilegio sino solo la limitación espacial o a determinados objetos del carisma y la misión, No hay sueldo ni prebenda alguna, sino que los discípulos y secuaces viven con el señor en comunismo de amor o camaradería. No hay ninguna magistratura firmemente establecida. No existe reglamento alguno, preceptos jurídicos abstractos, ni la aplicación racional del derecho orientada por ellos, en el aspecto material rige en toda dominación carismática genuina la frase “estaba escrito, pero yo en verdad os digo”. Únicamente existe una lucha por el liderazgo que solo puede decidirse por reconocimientos de la comunidad, en la que el derecho solo puede estar de un lado. El carisma puro es específicamente extraño a la economía, constituye una vocación en el sentido enfático del término: como misión o “tarea” intima.

No es que el carisma renuncie siempre a la propiedad y el lucro, lo que todos desdeñan es la economía racional o tradicional de cada día, el logro de “ingresos” regulares en virtud de una actividad económica dirigida a ello de un modo continuado. Las formas típicas de la cobertura de necesidades de carácter carismático son donaciones, fundaciones, soborno, propinas y el botín y la extorsión violenta pacifica.

Desde la perspectiva de una economía racional es una fuerza típica de la anti economicidad pues rechaza toda trabazón con lo cotidiano. El vivir de rentas como forma de estar revelado de toda gestión económica, puede ser el fundamento económico de existencias carismáticas. Pero no se aplica esto a los “revolucionarios” carismáticos normales. Casi todos los profetas han sido mantenidos de un modo mecenistico. Es inconcebible en el caso de un grupo de discípulos carismáticos de carácter primariamente estético, que valga como norma la revelación de luchas económicas por limitación de los vocados en sentido autentico a personas “económicamente independientes”.

El carisma es la gran fuerza revolucionaria en las épocas vinculadas a la tradición. Por intelectualizacion, el carisma puede ser una renovación desde dentro, significa una variación de la dirección de la conciencia y de la acción, en las épocas prerracionalistas tradición y carisma se dividen entre si la totalidad de la orientación