Violencia en el fútbol Latinoamericano (caso la pesada)

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Para los barras bravas el fútbol no solo es un juego es “un campo donde los miembros de la barra tienen en común intereses fundamentales ligados a la existencia misma del campo, como son el sentido de pertenencia al equipo, a la ciudad, una territorialidad definida, y unas formas específicas y casi litúrgicas de manifestar o comunicar su relación con otras barras, con el equipo, la prensa, la policía y con la ciudad en general” (Clavijo, 2003). Ahora bien, cuando nos referimos a la territorialidad de los barras bravas, hablamos del sentido de propiedad o dominio de éstos sobre algo o un espacio. Cuando esta territorialidad es formada estos individuos crean “mecanismos de defensa” contra la sociedad, aquí es donde entra la violencia ya que por lo general defienden su territorio con amenazas y actos agresivos.

Podemos dividir la territorialidad en tres categorías, el espacio físico, simbólico y social. Cuando nos referimos al espacio físico hablamos del dominio sobre un determinado espacio social. Para los barras bravas este espacio vendría a ser el estadio de fútbol, específicamente el área lateral sur o norte, esto hace mención al sector marcado que tienen los barras bravas dentro del estadio donde se manifiestan generalmente. El espacio simbólico son los objetos que estos individuos crean para sentirse identificados con su equipo de fútbol. Un ejemplo de ello son las banderas, pancartas, cantos y camisetas que utilizan al momento de presenciar este deporte.

La última categoría es el espacio social que tiene que ver con el reconocimiento que le da la sociedad a estas agrupaciones por su espacio físico y simbólico. Esta última categoría es de gran importancia ya que en el terreno del campo deportivo estas barras actúan de manera violenta con la sociedad ya que esto las caracteriza y marcan su territorio como grupo social. Mientras los medios, la policía y cualquier persona en general tengan esta imagen agresiva de un barra brava, les asignan un poder social y respeto basados en el temor.

La identidad tiene una relación de segundo plano con la territorialidad. “La identidad se relaciona con el modo como los sujetos y los grupos se definen a sí mismos al “identificarse” con determinados atributos (Figallo P, Muñoz P, Salhe P, 2003) citado de Zutta (2014). En el campo deportivo para los barras bravas la identidad es de gran importancia ya que a través de ella manifiestan un sentimiento de pertenencia. Por ejemplo en los dos campeonatos de Argentina, los territorios de las barras en este país utilizan plenamente las 3 categorías mencionadas anteriormente adquiriendo territorialidad y en este caso identidad, así se los conoce como “Los Borrachos del Tablón”, “La 12”, “Los Diablos Rojos”, entre otros. Esta pertenencia tiene una manera propia de ver el mundo además de tener diferentes estilos de vida y relaciones sociales. El fútbol para estos grupos es una posesión y dentro de él es donde adquieren esta identificación que se relaciona con la violencia ya que a través de esta conducta generan temor y poder social para poder defender su propia identidad.

Si bien estos factores anteriormente nombrados son de gran importancia para poder reconocer la conducta violenta de las barras bravas, el factor político también es uno de los más controversiales e importantes para esta investigación. Los equipos de fútbol en los países sudamericanos son organizaciones sin fines de lucro, donde existen dirigentes destinados a mejorar la institución futbolística. Las barras bravas no tienen ningún oficio dentro de las organizaciones directivas pero si son tomados en cuenta muchas veces debido a las tareas que realizan ya que son altamente valoradas por la dirigencia. Una de las relaciones existentes entre los dirigentes y los barras bravas es el “clientelismo” que trata sobre la manipulación que hacen los directivos de los barras bravas. Es aquí donde vuelvo a remarcar que es un tema controversial ya que “Los hinchas serían convocados durante las elecciones para realizar tareas asociadas a la fuerza y a las destrezas de sus cuerpos: intimidación, amenaza, protección, etc.” Podemos decir entonces que, en este sentido los barras son violentos ya que se vuelven “aliados” de algunos dirigentes, éstos al mismo tiempo buscan protección por parte de las barras bravas y los convocan a sus actos para intimidar e infundir respeto entre los ciudadanos comunes. Cabe destacar que estos "servicios" que brindan las barras no solo es tenido en cuenta dentro del ámbito de las sociedades deportivas, sino que también se aplica a la política de estado, municipal y/o provincial.

En época de elecciones este fenómeno se hace más evidente, en cuanto hemos escuchado de diferentes voces calificadas, que reconocen entre las filas de los distintos partidos políticos a muchos hinchas calificados como barras de jerarquía en varios clubes. El aguante, una de las características de muchas barras bravas en Sudamérica, es “un capital valorado positivamente en el campo de las hinchadas” (Garriga, 2007) citado de Moreira (2011). Debido a esta importante característica de estos individuos, los barras pueden intercambiar el aguante por otro tipo de bienes. Ya sea concretar negocios económicamente rentables, saltar a una posición de poder superior, ganancia de poder, etc.

De esta manera vemos como se genera una suerte de "asociación ilícita" entre las barras y los mandos políticos de turno. Esta connivencia es una de las razones por las cuales las barras se hacen cada vez más fuertes y violentas estimulando así la búsqueda ´de identidad dentro de la sociedad.

En síntesis, hemos observado el origen y la caracterización de los personajes que conforman estos grupos denominados “Barras bravas”. La forma de utilización de los símbolos como medio de identificación en el grupo, utilizando al futbol como medio convocante. Así mismo vimos la forma en que aquellos que la conforman buscan identidad dentro de la hinchada para “pertenecer”. Hablamos de la violencia que ejercen como mecanismo de defensa territorial y ante la sociedad y como ésta se convierte en una moneda de cambio que atrae la atención de ciertos personajes políticos, quienes utilizan sus servicios para diferentes acciones como actos políticos, clientelismo, proselitismo, etc. Esto desentrama una serie de asociaciones ilícitas y negocios donde se ven involucrados no solo los personajes denominados “barras”, sino también diferentes estratos de la política social de los clubes como la de estado a nivel nacional, provincial y estatal.

La intención de este ensayo es tratar de desentrañar y entender el comportamiento de estos individuos. Mediante el relevamiento de