ANÁLISIS DEL COMPORTAMIENTO Y SER DEL MEXICANO

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En México se realizó el proceso de recepción de otra cultura y de adaptación a ella, con pérdida de la cultura propia. Este se ve muy reflejado en la religión, se perdió el politeísmo y se adoptó el cristianismo, pero con características propias de la región mesoamericana.

“Cuando se reflexiona en lo que era nuestro país a la llegada de Cortés, sorprende la pluralidad de ciudades y culturas, que contrasta con la relativa homogeneidad de sus rasgos más característicos. La diversidad de los núcleos indígenas, y las rivalidades que los desgarraban, indica que Mesoamérica estaba constituida por un conjunto de pueblos, naciones y culturas autónomas, con tradiciones propias, exactamente como el Mediterráneo y otras áreas culturales. Por sí misma Mesoamérica era un mundo histórico.” (Paz, pág. 99)

Con estos actos sentía que traicionaba a su pueblo, a sus ancestros y a sí mismo, ya que los intercambios culturales dejaron huecos que no se pudieron llenar. Con esta acción se generó un sentimiento de abandono hacia su cultura natal, de aquí se presenta el sentimiento de abandono del cual habla el autor, pues con la separación de la madre (La tierra), crece una gran devoción por la “Virgen de Guadalupe”, dándole la figura maternal a la cultura que nos vio nacer. El conquistador hace despertar efecto de ambivalencia, porque en todo momento se podía interpretar más de dos cosas, pues trajo novedad, pero también despojo. Con este sentido el autor hace una analogía del padre autoritario castigador.

El mexicano es el producto del choque de culturas, por consecuencia su etnia es mestiza. En una visión paternal, el mexicano se convierte en un niño (mestizo), quien distingue a su padre como un objeto total de agresión, se apega entonces a la madre, objeto total a la que desarrolla una ambivalencia crucial. En base a esto genera varios mecanismos de defensa: la negación (niega su pasado para protegerse de recordar); la compensación (mantiene una imagen de violencia heredada del padre para ocultar su flaqueza); la proyección (ve en los demás los defectos que no quiere ver en sí mismo); la identificación (no encuentra identidad original e imita).

En base a la relación Conquistador-Mestizo (Padre e Hijo), el mexicano repite lo mismos patrones de comportamiento con sus hijos, y estos a su vez con los suyos. La forma de actuar agresivamente hacia el hombre y la mujer, se relacionado con el sentimiento de haber sufrido el desprecio y el rechazo del conquistador (su padre), ver la explotación, la injusticia y la violencia de su madre indígena.

Este odio y rencor se fue arrastrando inconscientemente en la cultura. En mi interpretación puedo mencionar que de ahí se proviene la apatía del mexicano, pues la falta de interés se ve reflejada en su forma de actuar, de pensar y la manera de ser tan distante con sus hijos y la sociedad. También menciono la parte en que muchas personas dicen: “nunca actuare como mi padre, yo seré mejor”, pero tristemente terminan siendo peores.

Al aplicar las teorías clásicas de la psicología (como el prodigioso trabajo de Santiago Ramírez) podemos encontrar formas de explicación al origen y conducta psicológica del mexicano. Por esta razón la sociedad del mexicano se encuentra en la etapa de la adolescencia, como lo marca Octavio paz en su libro “El laberinto de la soledad”. Lo relaciono en un aparato singular como respuesta a mi interpretación, pues el mexicano y la sociedad se encuentran vacilantes como el adolescente, entre la niñez y la adultez, están abiertos a un universo y un sinfín de posibilidades, solo que no han despertado el sentimiento de conciencia.

En un desesperado intento por recuperar lo arrebatado. El mexicano ha tratado de llenar los huecos vacíos de su cultura con la mezcla racial tan variado que se tiene. En la política se ve muy bien reflejado el miedo de los mexicanos, pues están atados al trauma de que los políticos los traicionaran y les robaran su patria (no mencionando los problemas actuales que México ha cargado desde siempre con sus mandatarios). Con todo este trauma y sentimiento de rencor, se le olvida del poder que tiene el pueblo (La Democracia), pero con todo y los rencores que carga, no hace nada por cambiar su realidad. Tontamente se aferra al abandono, al desamor, y al verse en una realidad tan pobre y miserable.

Pero a análisis e interpretación profunda, todo esto lo compensa con fiestas, baile, y música, desafortunadamente se envuelve en un círculo vicioso, en donde quiere olvidar escuchando música ranchera, gritando y bebiendo alcohol.

El mexicano siempre busca salir de su realidad a cualquier costo, pero tristemente empeora la situación en la que vive. Si describimos al personaje Macario se descubrirá que se refleja muy bien el “macho” mexicano.

“El adolescente se asombra de ser. Y al pasmo sucede la reflexión: inclinado sobre el río de su conciencia se pregunta si ese rostro que aflora lentamente del fondo, deformado por el agua, es el suyo. La singularidad de ser — pura sensación en el niño— se transforma en problema y pregunta, en conciencia interrogante. A los pueblos en trance de crecimiento les ocurre algo parecido. Su ser se manifiesta como interrogación: ¿qué somos y cómo realizaremos eso que somos? Muchas veces las respuestas que damos a estas preguntas son desmentidas por la historia, acaso porque eso que llaman el "genio de los pueblos" sólo es un complejo de reacciones ante un estímulo dado; frente a circunstancias diversas, las respuestas pueden variar y con ellas el carácter nacional, que se pretendía inmutable.” (Paz, pág. 11)

El mexicano camina solo en la búsqueda de su identidad, traza su línea de confort para siempre estar a la defensiva. Siempre a las perspectivas de realizar su sueño sin hacer nada para lograrlo, sin contemplar que debe despertar.

Si nos detenemos a pensar un momento, la sociedad mexicana se encuentra totalmente en una cultura tan variada que muchas veces no sabe hacia dirigir su pertenencia como ciudadano. Octavio Paz describe que todos los mexicanos no encontramos en el punto, como los adolescentes, de despertar a la conciencia. Todo esto se manifiesta con una interrogación, preguntándonos sobre nuestro pasado, nuestra cultura, nuestro ser y nuestra manera de ver al mundo

Según el autor la sociedad se encuentra dormida, y sueña que estamos pronto a despertar para manifestar nuestra conciencia. Para que al momento de reflexión nos conduzcamos al hacer. Pero desconocemos totalmente nuestro destino, no sabes que nos repara el futuro.

Conclusión

El libro de B. Traven describe,