Calidad de la Democracia

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Con lo anterior en mente, hay que recordar que no hay manera absolutamente objetiva de trazar un marco único para medir la calidad democrática — identificamos ocho dimensiones que las democracias varían en calidad: El imperio de la ley, la participación, la competencia, y rendición de cuentas vertical y horizontal son contenidos procesalmente relevantes, pero principalmente se refiere sobre todo a las normas y prácticas. Dos dimensiones son sustanciales: respeto a las libertades civiles y políticas, y la implementación progresiva de mayor política ( social y económico) de la igualdad.

Nuestra última dimensión, capacidad de respuesta, puentes de procedimiento y sustancia al proporcionar una base para medir lo mucho o poco de las políticas públicas (incluyendo las leyes, personas técnicas representantes y los gastos) corresponden a demandas ciudadanas y preferencias como agregados a través del proceso político.

Cada una de estas dimensiones puede variar en cuanto a la forma de expresión institucional y grado de desarrollo. Capturar y explicar estas variaciones requieren de indicadores que revelan cómo y en qué grado; cada una de estas dimensiones se presentan en los diferentes países (y en diferentes modelos de la de buena democracia). Los datos empíricos también harán posible; un seguimiento de las tendencias en la calidad de la democracia en los países sobre tiempo, incluyendo la efectividad de las reformas institucionales.

La naturaleza multidimensional de nuestro marco y del creciente número de valoraciones de la democracia que se llevan a cabo, implica una noción pluralista de calidad la democrática. Como explicamos más abajo, hay no sólo vínculos densos sino también ventajas y desventajas y las tensiones entre las varias dimensiones de unidades organizativas sobre la calidad democrática y las democracias se diferencian en la pesos normativos que ponen en estas diversas dimensiones (por ejemplo, libertad versus capacidad de respuesta). No hay manera de derivar en un marco objetivo único de calidad democrática, justicia y verdad para todas las sociedades.

Ahora estamos listos para explorar más concretamente nuestras ocho dimensiones de calidad democrática en tres aspectos: la definición empírica, las condiciones de la dimensión para desarrollarse y prosperar y los medios por la cual se comúnmente es altera. Comenzamos con las cinco dimensiones procesales:

El imperio de la ley. como Guillermo O'Donnell explica, en un estado de derecho todos los ciudadanos son iguales ante la ley, que es la manera justa y consistente de aplica a todos por un poder judicial independiente, y los leyes ellos mismos son claro, públicamente conocida, universales, estables e irretroactividad. Lo que hace que un estado de derecho sea democrático, afirma O'Donnell, es que el sistema jurídico, mantiene los derechos políticos y procedimientos de la democracia, sostiene de todos los derechos civiles y refuerza la autoridad de otras agencias de rendición de cuentas horizontal; que garanticen la legalidad y propiedad de las acciones oficiales.

El estado de derecho, es la base donde descansa el resto de las dimensiones sobre calidad democrática. Hay, sin duda, una docena "democracias iliberales", ya que en las elecciones de hoy en un mundo competitivo y de gran participación, coexiste con la anarquía y de considerable abuso de energía. Sin embargo, la misma intransigencia de dichos regímenes (incluyendo su falta de regla de verdad basado en la ley de ) pone en peligro su carácter democrático. Un débil imperio de la ley, probablemente significará un aumento en la participación de los pobres y marginados, pero con libertades suprimidas, individuales son inseguras, muchos grupos cívicos que no sean capaces de organizar y defender, hábil y muy bien lo que quieran comunicar; por otro lado se ven indebidamente favorecidos, la corrupción y el abuso de poder, el aumento de la politica de la competencia desleal, generando así, una democracia debilitada.

Las condiciones más importantes, ayudando el desarrollo de la regla basada en la ley son: la difusión de los valores económicos liberales y democráticos a nivel popular y de élite; fuertes tradiciones burocráticas institucionales de competencia suficientes e imparcialidad de los medios.

Estas condiciones son poco frecuentes y difíciles de crear desde cero, por lo tanto, la debilidad del imperio de la ley en muchas democracias establecidas recientemente (y algunos viejos). El mejor enfoque es probablemente a trabajar primero en la construcción poco a poco de la independencia, la capacidad y de autor de los tribunales de justicia. Pero la literatura de investigación es edificante: ninguna cantidad de dinero y la formación (incluyendo la generosa asistencia externa) a menos que líderes democráticos muestran ambos políticos será y en su caso autocontrol. Esto a su vez requiere una sociedad civil movilizada y consciente, así como herramientas eficaces de competencia democrática para que los votantes pueden quitar a funcionarios que bloquean reforma.

Participación, Ningún régimen puede ser una democracia a menos que concede a todos sus ciudadanos adultos sus derechos formales de la participación política. Pero una buena democracia debe asegurarse de que todos sus ciudadanos, son en realidad capas para hacer uso de estos derechos formales para influir en el proceso de toma de decisiones: a votar, organizar, montar, para protestar y presionar por sus intereses. Respecto a la participación, calidad democrática es alta cuando de hecho observamos la participación ciudadana amplia no sólo a través de la votación, pero en la vida de los partidos políticos y organizaciones de la sociedad civil.

24 . Tourna 1 de la democracia

Sobre el debate en la comunicación de las política pública, se les debe exigir rendición de cuentas a los representantes elegidos, con la supervisión de oficiales y que vaya en directa relación con los asuntos públicos a nivel local. Es por esto, que la participación debe ir íntimamente relacionados con las políticas de igualdad.

Para todo el mundo es sensata la constatación los derechos de participación, pero las desigualdades en recursos políticos en la población civil más baja, pueden hacer más difícil para el Estado, generar que las esas personas puedan ejercer sus derechos. Así una condición fundamental para una amplia participación en una buena democracia es la difusión amplia de educación básica y alfabetización; y con ella un mínimo de conocimiento sobre de gobierno y asuntos públicos. Es importante una vez más, -como un apoyo condicional- es la cultura política,