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El Artículo Académico

Enviado por   •  11 de Enero de 2018  •  2.650 Palabras (11 Páginas)  •  561 Visitas

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Aunque el fenómeno denominado Honestidad y Democracia ha generado gran interés en la sociedad en general y en científicos sociales en particular, en el proceso de revisión bibliográfica adelantado no se encontró una definición técnica de honestidad que sea compartida por varios autores, sin embargo, existen diversas aproximaciones que hacen referencia a honestidad, la persona honesta y los comportamientos honestos. Por ejemplo, Garrido y Redondo (1995), se refieren a la honestidad como una virtud porque ayuda a establecer relaciones que tienen un significado por ellas mismas; por tal razón la honestidad no es considerada como un tipo de cualidad sino que se concibe como un concepto relacional.

De igual manera para López y Villapalos (1997) la honestidad es una virtud que conduce a que la persona honesta sea coherente con su vocación de ser comunitario, sea confiable y creíble; no haga nada que perturbe la convivencia porque su canon de conducta es el respeto. El hombre honrado cuando armoniza las palabras con los hechos es como debe ser, actúa como debe actuar, elije en virtud del ideal que orienta su vida y no a sus impulsos de sus intereses particulares. Para Zarate (2003), el concepto Honestidad hace referencia a un valor propio de la naturaleza humana, sinónimo de verdad, sinceridad y transparencia y va más allá de la concepción de no cometer actos de hurto, ya que también está asociada a la preservación de los recursos con los cuales se lleva a cabo una labor sean materiales o inmateriales, como por ejemplo, el tiempo. Igualmente este autor considera que persona honesta es “una persona íntegra, que en su vida no da cabida a la dualidad, la falsedad, o el engaño” (p.191). De manera complementaria Mora (1998) plantea que “la persona honesta busca con ahínco lo recto, lo honrado, lo razonable y lo justo; no pretende jamás aprovecharse de la confianza, la inocencia, o la ignorancia de otros” (p.55). Teniendo en cuenta que la honestidad en muchos ámbitos es considerada como un valor, resulta relevante mencionar autores como Alcover, Martínez, Rodríguez y Domínguez (2004) quienes señalan que los valores hacen referencia a: Metas deseables y trans institucionales, que varían en importancia y que sirven como principios en la vida de una persona o de otra entidad social (como por ejemplo una organización). En esta definición de valores como metas, se encuentra que: sirven a los intereses de alguna entidad social; pueden motivar la acción, dándole dirección e intensidad; funcionan como criterios para juzgar y justificar la acción; y se adquieren a través de la socialización en los valores del grupo dominante, así como a través de la experiencia personal del aprendizaje. Por su parte, Gómez (2004) afirma que los valores son pautas que orientan el comportamiento humano hacia la transformación social e individual, este autor también menciona que “un valor supone la existencia de otra cosa o persona que lo posee y de un sujeto que lo aprecia o lo descubre, los valores no tienen existencia real independiente de los objetos que lo sostienen” (p.9).

Para Hernández (2006), en los valores están inmersas “las pretensiones, intereses e ideales de los individuos que al unirse con otros, crean normas de comportamiento, sean estas éticas, jurídicas, religiosas o de trato social” (p.354).

Los valores como base del crecimiento organizacional

Este es el tipo fundamental y más universal de" democracia en el trabajo, cuya importancia, capital no debe olvidarse jamás. Las organizaciones de los trabajadores, por definiciones opuestas a la administración y separadas de la misma, participan en la definición de la mayoría de los problemas que surgen en torno a las necesidades esenciales, en algunos casos: en el lugar mismo de trabajo, casi siempre a una escala más amplia, que abarca toda la empresa, toda una industria, etc. Al desempeñar esta función, los sindicatos evitan a menudo intervenir en los problemas relativos, al proceso de trabajo y a la empresa.

Actuar correctamente siempre y tener la conciencia tranquila por algo que se ha hecho, son 2 principios que deberían regir nuestra vida hasta el final de nuestros días. Es así como una empresa debe propender porque sus actividades siempre sean honestas y exigir así mismo a sus trabajadores, para que sus labores sean hechas con total rectitud y mucho esmero.

Esta introducción nos sirve para desarrollar un tema de mucha importancia pero que desafortunadamente muchas empresas no le prestan atención: los valores organizacionales. Vemos a diario que en la mayoría de nuestras sociedades latinoamericanas, la corrupción y la falta de moral campean con total desfachatez, llegando incluso a condenar a un país a vivir un verdadero infierno.

Por esta razón, la honestidad debe empezar por nosotros mismos y estar en todos los estamentos con los que tratamos a diario. En nuestro caso, las empresas deben luchar porque exista siempre un clima de rectitud y confianza en lo que se hace y que esto se vea reflejado en las actitudes y actividades que realicen sus trabajadores, para el bien propio y el de todas las instituciones.

Si una organización lucha porque se desarrollen siempre actividades correctas, lo más probable es que sus empleados se sientan comprometidos con ella y tengan un alto grado de lealtad que se verá reflejado en mejores y mayores actividades y por consiguiente, en la consecución de todas las metas propuestas.

Además, si los principios de una parte concuerdan con los de la otra, se originará un clima de autonomía al sentirse que no se están implantando reglas absurdas y se está haciendo lo que se considera es correcto. Con esto se construye un ambiente de convivencia apto para continuar desarrollando de la mejor manera todas las actividades necesarias para el buen funcionamiento de la compañía.

Al existir total comunión entre las normas personales y las de la empresa, se vigilará que estas no sean rotas y serán de fácil adaptación, ya que los principios de rectitud y buen trato son los mismos tanto para el empleado como para la organización, y se buscará no quebrar las reglas ya que se estarían violando las mismas del propio infractor.

Por tal razón, si se quiere estricto cumplimiento de la disciplina, el ejemplo debe comenzar por los superiores quienes deben respetar siempre las normas. Y no sólo de labios para afuera, sino identificándose con las decisiones adoptadas y no aceptarlas porque sí, sino con pleno convencimiento de que lo hecho corresponde al propio comportamiento.

Ser honesto consigo mismos es aceptar los errores que se hayan cometido y cambiar las actitudes que no nos permitieron

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