El método de Detroit: la ciudad ineficiente.
Enviado por tolero • 18 de Diciembre de 2017 • 1.761 Palabras (8 Páginas) • 386 Visitas
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vemos una nueva generación de jóvenes que ve en Detroit un sitio libre, donde pueden hacer cosas que no se pueden hacer en Nueva York u otras capitales”.
Esa es una descripción de una ciudad que contrasta radicalmente con la imagen que nos sugiere Judit Carrera cuando en su texto “Ciudades Eficientes” (ElPaís, 2013) opina sobre la relación de los espacios públicos y la libertad y creatividad de sus habitantes: “La
ocupación tecnológica y mercantil de los espacios públicos conlleva además una saturación de las mentes y bloquea el tiempo necesario para pensar libremente y elaborar caminos imprevistos”.
Entonces, a pesar de los evidentes problemas que Detroit denota, resulta que en algún modo, la ciudad estaría yendo en contracorriente respecto a otras ciudades más
<<avanzadas>>; y el estancamiento económico trajo como consecuencia una ciudad —al menos en un sentido— libre y participativa.
¡Una ciudad libre y participativa! ¿No era eso lo que todos queríamos en realidad? ¿No deberíamos estar tomando nota del <<método>> de Detroit?
Es cierto que no es perfecta, pero es una tremenda muestra de cómo una ciudad persiste mediante los esfuerzos espontáneos de sus habitantes, dandole de paso, sentido a las palabras de Rem Koolhaas donde afirma que “Lo que convierte esta experiencia en desconcertante y (para los arquitectos) en humillante es la desafiante persistencia y el aparente vigor de la ciudad, a pesar del fracaso colectivo de todos los agentes que actúan sobre ella o tratan de influirla creativa, logística y
políticamente” (What ever happened to Urbanism?, S,M,L,XL, 1995). Él hablaba sobre el Movimiento
Moderno, pero ¿acaso no aplica del mismo modo?
A mi me parece razonable estudiar la posibilidad de que exista una relación muy estrecha entre el fracaso de una gran ciudad y la posterior apropiación de sus habitantes mediante el StreetArt, entre otras formas de apropiación. Casos hay más, como por ejemplo el de Valparaíso, Chile; una ciudad puerto que tuvo un esplendoroso pasado previo a la construcción del Canal de Panamá y que luego devino en caos, suciedad, desorden pero también arte, mucho arte y también muchas organizaciones sociales buscando remediar distintas situaciones. Incluso tienen como factor en común una administración poco eficiente.
¿Será acaso que la eficiencia de una ciudad es una limitante para la conformación de ciudadanos críticos y participativos? ¿Existirá un punto de equilibrio? ¿Qué tanto margen para el desorden y sus consecuencias —positivas y negativas— están dejando las ciudades actualmente?
Porque consecuencias positivas sí las hay: barrios enteros se revalorizan —y tal vez más importante aún, se revitalizan—; comunidades se agrupan; además, como Rebecca Salminen Witt, de The Greening of Detroit asegura “La otra forma en que tiene un beneficio económico directo es que empleamos a gente para que trabaje en este parque. Nos ayudan a mantener los jardines, el huerto y a cortar la hierba. Todos ellos aprenden oficios que tienen mucha demanda así que los ayudamos a que puedan ser empleados de nuevo”.
Entonces, además de apropiarse de la ciudad, de generar alimentos, de colorear las calles, también generan empleo. Tal combinación ganadora difícilmente pudo haber salido mejor si hubiese sido planificada por algún urbanista.
Es que tal vez se le ha dado mucha importancia a los gobernantes en las decisiones y eso nos ha distraído como ciudadanos de sentir cada metro de nuestras ciudades. Quizás hemos delegado en ellos la posibilidad de intervenir el entorno, y en un mundo tan estandarizado,
sus intervenciones han sido <<al por mayor>>, restando a cada espacio la oportunidad de la expresión de la individualidad. Tal vez las ciudades eficientes nos están convirtiendo a todos en una misma persona, y requerimos del caos para despertar de un letargo y por fin actuar como ciudadanos en nuestro entorno, con el beneficio de la respuesta inmediata.
¿Es tal vez el método de Detroit un modelo a seguir? ¿Queremos seguir viviendo nuestras ciudades, sintiéndolas como propias gracias a que en ellas hemos actuado? Tal vez el único método es el de Detroit: La desurbanización.
Bibliografía:
- Urbanismo y crisis social (Joan Olmos, ElPaís, 2014)
- What ever happened to urbanism? (Rem Koolhaas, S,M,L,XL, 1995)
- La esperanza de recuperación de Detroit pasa por la agricultura urbana (ElPaís, 2013)
- No hay manera de encoger una ciudad (David Alíndete, ElPaís, 2012)
- Detroit, una ciudad en quiebra (Diego Asensio Rodrigo, ElPaís, 2013)
- Painted city: Looking at Art on the Streets of Detroit (Annabel Osberg, Huffpost, 2014)
- La caída de un imperio (Yolanda Monge, ElPaís, 2011)
- Movilidad y arte urbano (Alex Covarrubias)
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