El periodo posindependentista

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Los pasquines han sido poco utilizados como fuentes para el estudio de la teatralidad, escritos de manera ágil y entretenida para facilitar su lectura en voz alta,[11] así como artículos de periódicos que utilizo para el presente estudio.

Con este estudio pretendo analizar los conflictos generados a través de las expresiones artísticas[12] callejeras y al interior de los teatros; ocurridos como consecuencia de las políticas de ordenamiento de las autoridades tanto locales, como federales, que pretendían mantener el orden y el control entre el público espectador, como una forma de incorporar los principios ilustrados a las normas de conducta propias de la nueva república.

En el primer capítulo estudio ese mismo objetivo de orden que pretendían tener las autoridades a través del contraste que generaba la teatralidad vista como la reacción más original y espontánea de un escucha o lector ante una noticia referente a algún personaje o hecho relevante de su época, en la plaza principal de la ciudad de México durante 1821-1827. Era, en pocas palabras, la manera más original y espontánea que tenía un lector al escuchar o leer un texto en el que se le presentaba fragmentos de la realidad política, social y cultural de su época, distorsionada, vulnerable, cómica, esperanzadora, o sombría.

El fenómeno de la teatralidad se observa a través de cuatro ejes principales:

- El espacio físico en el que se lleva a cabo.

- El lector o escucha que la emite o que la presencia.

- El mensaje, ya sea de forma simbólica, o bien, de manera directa.

- Y la interpretación de un hecho en sí (la emisión de un mensaje) que invita al receptor a interpretar y cuestionar un realidad ficcionada.

En el presente trabajo expongo algunos ejemplos en los que dicho fenómeno se distingue con claridad a través de estos cuatro ejes de análisis, en otros es apenas perceptible, los cuales planeo profundizar en trabajos posteriores.

Existen distintas interpretaciones de teatralidad en las cuales se hace referencia a un espacio escénico de un teatro formal, no bien dentro de un espacio callejero:

[…] El teatro como lugar de la teatralidad en un caso como lo espacial […] se asimilaría a lo que Adamov denomina la representación, y que sería la proyección en el mundo sensible de los estados e imágenes de resortes ocultos, la manifestación del contenido oculto, latente, que contiene los gérmenes del drama […].[13]

Otros autores definen la teatralidad en un ámbito cotidiano, en el que la calle puede ser el propio escenario, sin embargo, no profundizan en el ámbito sociocultural del sujeto:

[…] para Josette Féral la teatralidad está definida por las capacidades de transformación, de trasgresión de lo cotidiano, de representación y de semiotización del cuerpo y del sujeto para crear territorios de ficción […].[14]

De todas las definiciones que se puedan encontrar de teatralidad, -las cuales muchas de ellas las reúne Thamer en su artículo-,[m] podemos encontrar que conjugan los elementos antes mencionados: espacio, emisor-receptor, mensaje y ficción.[15] Estos elementos se pueden encontrar en otras formas de sociabilidad, lo que caracteriza la teatralidad, es que hay una reinterpretación de la realidad a partir de la interiorización de la misma, es la “[…] sobreposición o fusión de una ficción en una representación en el espacio de una alteridad que pone frente a frente a un mirante y a un mirado […]”.[16] [n]Sin embargo, lo que caracteriza en buena medida a la teatralidad de otras formas de sociabilidad es el elemento de introspección que el sujeto hace de su realidad interpretada de forma ficcionada[17] que [o]emplea para describirla, por lo que la teatralidad se vuelca más al interior del sujeto. La definición que le da Leñero,[18] considero que es la más íntima y en la que me baso para hacer mi propia definición de teatralidad: manifestaciones culturales que exacerbadas a través de un acto consciente o inconsciente remiten al lector o al escucha a una realidad paralela en la que éste encuentra distorsionados ciertos elementos que caracterizan su cotidianidad, revitalizándola a través de nuevas perspectivas que le ayuden a entenderla, o a cuestionarla. Esta definición en sí misma abarca una amplia gama de manifestaciones culturales, por lo que solamente me remitiré al análisis de la teatralidad callejera en la ciudad de México.

En el capítulo dos analizo ese mismo orden y control de las autoridades a través del caos que se generaba entre los diferentes actores sociales que interactuaban al interior de un teatro.

Tanto al exterior de los principales teatros, el Coliseo y el Provisional, como en la plaza principal de la ciudad, este afán de orden y control por parte de las autoridades no es más que un matiz más de cómo se vivió el complejo tránsito que México experimentó al pasar de ser colonia a república. Esa transición la estudiaré a partir de la mezcla de algunos pasquines y artículos de periódico publicados a principios