Fundamentos del enfoque centrado de la persona.
Enviado por Antonio • 23 de Febrero de 2018 • 6.182 Palabras (25 Páginas) • 518 Visitas
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No importa si estamos hablando de una flor o de un roble, de un gusano o de un hermoso pájaro, de un simio o de un hombre, haremos bien, yo creo, en reconocer que la vida es un proceso activo y no uno pasivo. No importa si el estimulo proviene de dentro o de fuera, si el entorno es favorable o no, se puede contar con que los comportamientos de un organismo serán en dirección de mantenerse, crecer, y reproducirse. Esta es la misma naturaleza del proceso que llamamos vida. Esta tendencia opera en todo momento. De hecho, es solo la presencia o ausencia de este proceso total de dirección lo que nos permite saber si un organismo está vivo o muerto.
La tendencia actualizante puede por supuesto estar sujeta o retenida, pero no puede ser destruida sin destruir al organismo. Recuerdo que en mi infancia el bote de papas donde guardábamos los suministros de papas para el invierno estaba en el sótano, varios pies debajo de una pequeña ventana del sótano. Las condiciones eran desfavorables, pero las papas comenzaban a dar brotes – pálidos brotes, nada parecidos a los retoños verdes y saludables que daban cuando eran plantadas en la tierra en primavera. Pero estos brotes tristes, largos y delgados crecían a lo largo de dos o tres pies para alcanzar la luz distante de la ventana. Ellos mostraban, en su extraño e inútil crecimiento, una desesperada expresión de la tendencia direccional que he estado describiendo. Ellos nunca se convertirían en una planta, nunca madurarían, nunca desarrollarían su máximo potencial. Pero bajo las más adversas circunstancias se esforzaban por devenir. La vida no se rendiría, incluso cuando no pudiera florecer. Trabajando con clientes cuyas vidas han sido terriblemente reprimidas, trabajando con hombres y mujeres en las salas traseras de hospitales públicos, a menudo pienso en esos brotes de papa. Tan desfavorables han sido las condiciones en las cuales estas personas se han desarrollado que sus vidas a menudo parecen anormales, retorcidas, apenas humanas. Aun así la tendencia direccional en ellos debe ser confiada. La clave para entender su comportamiento es que ellos están esforzándose; de la única forma que perciben posible para ellos, para moverse hacia el crecimiento, hacia la transformación. Para nosotros los resultados podrán ser extraños y vanos, pero ellos son el intento desesperado de la vida para convertirse en ella misma. Es esta poderosa tendencia constructiva la que se encuentra en las bases del Enfoque Centrado en la Persona.
Algunos ejemplos que lo confirman
No soy el único en ver esta tendencia actualizante como la respuesta fundamental a la pregunta sobre lo que hace al organismo echar a andar. Goldstein (1947), Maslow (1954), Angyal (1941, 1965), Szent-Gyoergyi (1974), y otros han tenido puntos de vista similares y han influenciado en mi propio pensamiento. Yo he señalado que esta tendencia envuelve un desarrollo hacia la diferenciación de los órganos y funciones; envuelve el mejoramiento a través de la reproducción. Szent-Gyoergyi dice que no puede explicar el misterio del desarrollo biológico “sin suponer una conducción innata en la materia viviente hacia el perfeccionamiento de sí misma” (op.cit., p. 17).
El organismo, en su estado normal, se mueve hacia su propia realización y hacia la autorregulación y a una independencia del control externo.
Pero, ¿esta perspectiva está confirmada por otras evidencias? Permítanme hacer referencia a cierto trabajo en biología que sustenta el concepto de la tendencia actualizante. Un ejemplo, replicado con diferentes especies, es el trabajo de Driesch con erizos marinos varios años atrás. Driesch aprendió a separar las dos células que se forman después de la primera división del huevo fertilizado. Si se hubieran dejado juntas para que se desarrollaran normalmente, está claro que cada una de estas dos células hubiera crecido hacia una porción de la larva del erizo marino, sería necesaria la contribución de ambas partes para formar una criatura completa. Entonces parece igualmente obvio que cuando estas dos células son hábilmente separadas, cada una, si crece, simplemente se desarrollará hacia una porción del erizo marino. Pero esto es pasando por alto la dirección y tendencia actualizante característica de todos los organismos en crecimiento. Ha sido descubierto que cada célula, si es posible mantenerla viva, se desarrolla hacia una completa larva de erizo marino – un poco más pequeño de lo usual, pero normal y completa.
Estoy seguro de que he elegido este ejemplo porque parece tan cercanamente análogo a mi experiencia tratando con individuos en relación terapéutica, mi experiencia facilitando grupos intensivos, mi experiencia proveyendo “libertad para aprender” para los estudiantes en clase. En estas situaciones el hecho más impresionante sobre el ser humano individual parece ser su tendencia dirigida hacia la totalidad, hacia la actualización de sus potencialidades. No he encontrado psicoterapia o experiencia grupal que sea efectiva cuando he intentado crear en el otro individuo algo que no está ahí, pero he encontrado que si puedo proveer las condiciones que producen el crecimiento, entonces esta tendencia direccional positiva trae resultados algo constructivos. El científico con el huevo dividido del erizo de mar están en la misma situación. Él no puede provocar que la célula se desarrolle en una u otra forma, pero si enfoca sus habilidades en proveer las condiciones que permitan a la célula sobrevivir y crecer, entonces la tendencia hacia el crecimiento y la dirección del crecimiento serán evidentes, y vendrán desde el interior del organismo. No puedo pensar en una mejor analogía para la terapia o experiencia de grupo, donde, si yo puedo suministrar un fluido amniótico psicológico, un movimiento hacia delante de una clase constructiva ocurrirá.
Me gustaría agregar un comentario que puede ser clarificante. A veces se habla de esta tendencia de crecimiento como si el desarrollo envolviera todas las potencialidades del organismo. Esto claramente no es cierto. El organismo no desarrolla, como alguien ha señalado, la tendencia hacia su capacidad de nausea, no actualiza su potencial para la autodestrucción, o su habilidad para sobrellevar el dolor. Solo bajo circunstancias inusuales y perversas estas potencialidades se actualizan. Está claro que la tendencia actualizante es selectiva y direccional, en todo caso una tendencia constructiva.
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