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HITORIA SOCIEDAD Y DERECHO

Enviado por   •  9 de Marzo de 2018  •  4.635 Palabras (19 Páginas)  •  388 Visitas

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Sabido es que la Edad Media fue un período consagrado casi que, por entero al logro de la trascendentalidad, a la meditación religiosa, al cultivo cuidadoso de la fe, a la búsqueda de una estrecha relación con Dios. De un contexto así, de exuberante espiritualidad, sería natural esperar que un concepto político-jurídico tan ligado al “aquí”, a las “cosas de este mundo”, como el de soberanía, no tuviera cabida alguna.

En el libro El Príncipe nos cuenta de que los principados o son hereditarios, cuando una misma familia ha reinado en ellos largo tiempo, o nuevos. Los nuevos, o lo son del todo, o son como miembros agregados al estado hereditario del príncipe que los adquiere, los así adquiridos se adquieren por las amas o por las ajenas, por la suerte o por la virtud, en comparación con la Edad Media como se menciona, durante esa época el concepto de soberanía es débil ya que el poder reside en la Iglesia y se manifiesta a través de los señores feudales y vasallos. Según Maquiavelo, los estados que antes de su conquista tenían leyes eran muy difíciles de dominar ya que tenían un régimen predeterminado, para ello el príncipe debe contar con estrategias.

La primera consiste en dejarle al pueblo conquistado sus leyes y sus costumbres, y gobernarlos mediante el cobro de tributos y la elección de un pequeño grupo de entre ellos para que los gobierne. Este grupo deberá respetar la autoridad del príncipe en tanto que sabrá que sólo puede mantenerse en el poder con el apoyo de aquél. A pesar de que durante la edad media no haya una soberanía fuerte, existe cierta similitud con respecto a los tributos y la elección de pequeños grupos para gobernarse, los señores feudales y su relación feudal-vasallo. Los vasallos tenían que entregar su total fidelidad (en vez de tributos) a cambio de protección y tierras de parte de los feudales, al estar al mando de ellos, los vasallos tenían que ser totalmente fieles, fomentar intereses, prestar asistencia y consejo si es que el feudal se lo pedía; al haber esta relación que se formalizaba a través del homenaje sería como una forma de pequeño gobierno entre todos los feudos y sus vasallos.

En el libro menciona que aquellos principados totalmente nuevos (es decir, aquellos en que tanto el Estado como el príncipe son nuevos) requieren de un príncipe virtuoso o afortunado. Siempre es preferible lo primero, pues con la sola suerte se puede adquirir fácilmente el principado, pero no mantenerlo. Con todo, aun el príncipe virtuoso requiere para su conquista de una ocasión (mínimo componente de fortuna), pues sin ella no puede hacer nada. Y asimismo se le presentarán muchas dificultades, pues al verse obligado a introducir un orden nuevo, se enfrenta a los que defienden al viejo orden y se encuentra sin apoyo. Es un concepto totalmente diferente en relación a la Edad Media ya que durante la época del auge del feudalismo es la Iglesia quien está prácticamente al mando e importaba muy poco si ésta era virtuosa ya que todos debían regirse a su mandato y todos sabemos que en esa época la Iglesia era sumamente estricta y como se ve en la película “El nombre de la rosa” su sistema penal, digámosle así, estaba basado en que si alguien cometía alguna falta era considerado hereje o bruja, símbolos que atentaban contra la religión cristiana. En este capítulo también se menciona que el príncipe se puede enfrentar a las personas que defienden al viejo régimen, siendo una dificultad que no se veía mucho en la Edad Media ya que como el cristianismo estaba difundido en casi toda la población, era de cristianos acatar las órdenes de la Iglesia y si no, a la horca, entonces con ese miedo y la difusión de la religión católica, la iglesia tenía terreno ganado ya que sabían que nadie se revelaría hasta que surgió el pensamiento humanista. En la última parte del capítulo se menciona que todo dependerá de si dispone de sus propias fuerzas, porque si depende de la de otros fracasará y le quitarán el poder. Pero si tiene su propio ejército, una vez efectuada la conquista y destruido a los posibles competidores, no deberá temer revueltas y los pueblos se adaptarán y creerán en el nuevo príncipe. «Y cuando dejen de creer, ha de poder hacerles creer por la fuerza», para lo cual debe disponerse de ella. Con relación a la Edad Media esto varía ya que durante la Baja Edad Media se ve que los campesinos (que eran la mayoría de toda la población) se levantaron y se revelaron provocando grandes enfrentamientos. Ellos empezaron a emigrar a las ciudades, para poder desarrollar distintas actividades económicas por lo que las ciudades se vieron con más mano de obra, estos cambios dieron lugar a una nueva clase social, la burguesía.

En el capítulo IX, Maquiavelo desarrolla una idea de “principado civil” que el poder también puede obtenerse con el favor de los ciudadanos, con lo cual tendremos este principado. Ello no requiere de mucha suerte ni de mucha virtud, sino sólo de una cierta "astucia afortunada". Él dice que el favor de los ciudadanos puede provenir del pueblo o de los poderosos, según cuál se encuentre en situación más débil. Si el poder se obtiene gracias a los poderosos será muy difícil de mantenerlo: los poderosos harán competencia al príncipe, quien no tendrá autoridad sobre ellos; y para satisfacerlos, el príncipe tendría que oprimir al pueblo ganándose su odio y como resultado perdería su poder, pero si se obtiene el poder con el favor del pueblo, se conserva una autoridad indiscutida y sólo hay que ofender a la minoría de los poderosos y quitarles su poder, mientras que el pueblo amará al príncipe por no ser oprimido. Es muy reluciente que durante la Edad Media este concepto era distinto ya que el poder se concentraba en una pequeña parte de la población: los “privilegiados” (el rey, los nobles, y el clero) pero hay cierta similitud porque para que el feudalismo fuera el feudalismo, necesitaban de sus vasallos y campesinos y sin éstos todo caería, como se puede ver en la Baja Edad Media. A pesar de que se necesitasen uno del otro no había el favor del ciudadano. Durante la Alta Edad Media, el pueblo realmente no se sintió oprimido por la Iglesia hasta que hubo la corriente del humanismo y es ahí donde cambia el pensamiento y deja de existir la idea de que Dios es el centro de todo.

Continúa en el libro que luego vendrá el momento en que el principado de civil haya de convertirse en absoluto, es decir, el momento en que el príncipe se haga de todo el poder. Éste es el momento más difícil y sólo hay una oportunidad para llevarlo a cabo con éxito. Para eso es importante que el príncipe gobierne directamente, pues si lo hace por intermedio de ciudadanos en función de magistrados éstos fácilmente podrán

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