La leyenda De la Princesa Gorda
Enviado por monto2435 • 23 de Diciembre de 2018 • 742 Palabras (3 Páginas) • 465 Visitas
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Entonces un buen día, llego un mensaje del reino vecino.
“¡Bien!” exclamo el rey.
“¡Buenas noticias! El príncipe Albert viene a escoger prometida y, cuando bese a la princesa, la maldición de la Selva Negra se romperá para siempre.”
“Disculpe, Señor, ¿Qué ocurre si el príncipe escoge a la otra princesa?”.
“Secuestraremos a su princesa al caer la noche y la mantendremos cautiva hasta después de la boda. El príncipe Albert se casara con mi hija y podremos volver a una dieta baja en azucares”.
Pero el reino enemigo pensaba hacer lo mismo y ambos ejércitos se encontraron en el campo de batalla.
La matanza fue épica. El campo de batalla estaba sembrado de muertos y moribundos. Amigos y enemigos por igual yacían en charcos de sangre escarchándose.
La escena era deliciosamente horrible… u horriblemente deliciosa. Era imposible decidirse.
El rey contemplo la carnicería.
A lo lejos se alzaba el castillo enemigo. Irguiéndose cuan alto era, el rey se dirigió a los soldados supervivientes.
Y dijo “Caballeros… debemos hacer un último intento solo hay que rescatar a la princesa y todos podremos volver a casa.”
Tras secuestrar a la princesa, los hombres del rey salieron a toda prisa hasta su castillo. En cuanto cruzaron el puente levadizo, las trompetas de las almenas sonaron anunciando la llegada del príncipe Albert y su corte.
“¡Pero que hermosa dama!” exclamo el príncipe.
“¡Oh, es guapísimo!” grito la princesa y corrió a los brazos del príncipe Albert.
“Viva la maldición de la Selva Negra se ha roto”, dijo el rey.
“¿Qué maldición? Pregunto el príncipe Albert.
“¡La maldición del pastel de la Selva Negra, que te transforma en un zombi comilón descerebrado!”.
“No existe tal maldición” afirmo el príncipe Albert. “¿Has probado el pastel? ¡Está realmente delicioso!”.
“¡Ooooooooh!” exclamo el rey. “Pero, el pastel… y el bosque… tanto comer… el secuestro… lucha… sangre…. azúcar… guerra… azúcar”.
Y vivieron felices y comieron… a lo bestia.
FIN
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