Parcial sobre Participacion Politica

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Así pues, podemos mencionar por último el ejemplo de Jenny Pearce en cuanto a las dinámicas que podrían seguir los colectivos y grupos sociales manifestantes para ser reconocidos y auto-reconocerse aumentando los niveles de concienciación sobre derecho y sobre la exigencia de los mismos, por medio de esta participación ciudadana se puede impulsar el desarrollo local, la creación de servicios y la motivación de valores como la confianza, dignidad, cultura e identidad, cuyo objetivo vendría siendo el de fomentar las relaciones sociales de respeto mutuo sin la interferencia de medios agresivos que conlleven a la violencia en su proceso.

Asimismo, implicando una dinámica de diálogo entre ambos bandos en ambos países sería posible alcanzar un panorama de estabilidad social reconociendo las peticiones de reivindicación de los colectivos e individuos en ella, sin tener al lado el peligro de caer en el abismo de la violencia.

6) El dos de octubre del año pasado en Colombia se llevó a cabo un plebiscito, el cual tenía como principal objetivo responder sí o no frente a la convocatoria que el presidente Juan Manuel Santos había propuesto en lo referente a los acuerdos de paz firmados en La Habana con el grupo guerrillero de las FARC. La respuesta del 50,21% de colombianos fue un “no” frente a un 49,78% que se inclinaron por un “sí”. Cabe resaltar que tan sólo un 37,43% de colombianos que estaban en el derecho y la obligación de votar lo hicieron, por lo que el umbral de participación fue muy bajo y nos traer nuevas preguntas a colación.

Ahora bien, casi 8 meses después de los resultados nos quedaría preguntarnos si la labor realizada por el presidente Juan Manuel Santos fue apropiada en esta situación, o si, por el contrario, fue tan sólo un intento para asegurar su puesto en futuros panoramas de confrontaciones políticas durante elecciones que se avecinen en el país. El país tan sólo logró darse cuenta en realidad qué tan dividido estaba, los odios y la tensión se acrecentaron en un momento crucial cuya importancia principal era minimizar un conflicto armado que ya ha durado más de 50 años.

Si bien la ley 1757 busca promover proteger y garantizar las modalidades del derecho a participar en la vida política, económica, social y cultura de los ciudadanos también era necesario tener en cuenta el pasado de abstención en la participación política que se ha presentado en Colombia, como resultado, pese a la amplía campaña que promovió el gobierno y los defensores del sí para que las personas viesen los beneficios del acuerdo, la mayoría de personas que votaron decidieron elegir el “no”, en parte por campañas que promovían un miedo irracional, cuestiones del temor a que el país se convirtiese en un modelo igual al de Venezuela y la cuestión de la “ideología de género” en una nación ultra-católica y de tendencia conservadora. De esta manera, un medio como el plebiscito que pretendía motivar a la participación política de las personas auto-conscientes tan sólo demostró la poca capacidad crítica que nos compone como ciudadanos, la retórica dañina de nuestros “lideres” y la falta de previsión de Santos en cuanto a los llamados para este plebiscito, que por lo visto, era algo completamente innecesario. La paz es un derecho universal, no era necesario convocar a toda la nación –más aún a una tan fragmentada y volátil como ésta- para preguntarle si querían que se diese. Tan sólo el futuro nos podrá demostrar de qué manera se desarrollará toda la situación.