Psicopatía. Variantes de la personalidad antisocial
Enviado por Eric • 22 de Febrero de 2018 • 5.138 Palabras (21 Páginas) • 424 Visitas
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Desde la antigüedad, en un intento por descifrar comportamientos anormales, se ha ido clasificando la psicopatía de diferentes maneras, y el término ha ido evolucionando con el paso del tiempo. Algunos autores que a lo largo de la historia han definido comportamientos cercanos a la psicopatía o propiamente psicopáticos como Pinel (1809) quien fue el primer autor que observó y documentó lo que llamó “manía sin delirio”, en donde describe a personas con un funcionamiento intelectual normal, pero que presentaban conductas conflictivas con las normas morales, sociales y legales, además de tener ataques de ira sin culpa. Algunos años después, aparecen los estudios de Pritchard (1895) que desarrolló la noción de “locura moral”, entendiendo ésta como una perversión patológica de los afectos, sentimientos y la capacidad de acción, todo esto sin que haya pérdida del contacto con la realidad, sin embargo ya entonces se observaba una tendencia hereditaria en relación a sentimientos de furia o malicia sin provocación (González, 2010).
Ya en el siglo XX, Bibaum (1914) introdujo el término “sociopatía” con la finalidad de resaltar la importancia del aprendizaje social y las influencias negativas ambientales tempranas; mientras Kretsmer (1921) entiende a los psicópatas como personas que por su estructura temperamental tienen problemas de adaptación al medio y por lo mismo hacen sufrir o sufren ellos en la comunidad. Dichas posiciones van en direcciones contrarias, la primera hace énfasis en el medio ambiente y la segunda, al enfocarse en el temperamento, retoma aspectos ligados a la biología (González, 2010).
Así al llegar a la década de los 40, el término psicopatía toma un nuevo impulso y resurgimiento entre los profesionales de la salud con las nuevas aportaciones de Hervey Cleckley con su libro “The Mask of Sanity” en 1941, donde realiza una descripción fenomenológica interna y externa de la personalidad psicopática. En su obra hace una distinción de la conciencia intelectual y moral. Los psicópatas tienen una conciencia intelectual intacta, pero una conciencia moral menoscabada. Dicen una cosa pero hacen otra. Reconoce que el psicópata puede imitar la moral y los sentimientos sutiles del ser humano, pero le falta las emociones asociadas a ella (López, 2013).
McCord y McCord (1964) hacen una gran aportación al diferenciar entre comportamiento antisocial y psicopatía, esta diferencia está basada fundamentalmente es que no todos los delincuentes son psicópatas y no todos los psicópatas son delincuentes (González, 2010).
Con respecto a definiciones más actuales, Cleckley (1976) describió la psicopatía como “la máscara de la cordura”, que oculta graves carencias emocionales tras una apariencia de normalidad. Y Hare (1993) en su libro “Sin conciencia” menciona que la psicopatía es un trastorno de la personalidad que se define por una serie de conductas y rasgos de la personalidad característicos, la mayoría de los cuales son mal vistos por la sociedad (González, 2010).
Posteriormente, con la finalidad de establecer criterios más claros, la personalidad psicopática pasa a los manuales de clasificaciones psiquiátricas como “Trastorno Disocial de la Personalidad” en el manual de clasificación internacional de enfermedades (CIE) y como “Trastorno de la Personalidad Antisocial” para Manual de Diagnóstico y Estadístico (DSM) de la Asociación de Psiquiatría Americana (Torrubia & Fuentes, 2008; Cabello & Bruno, 2009, citados en López, 2013).
- Etiología
A lo largo de la historia, las investigaciones realizadas han encontrado múltiples factores que se relacionan con los desórdenes de conducta y personalidad. Estos factores son: genéticos, biológicos, ambientales y sociales.
2.1 Factores genéticos.
La evidencia de bases genéticas y biológicas del temperamento, la capacidad de algunas formas de lesión cerebral para producir síntomas psicopáticos y la temprana aparición de este tipo de comportamientos proporcionan la base de las teorías biológicas sobre el origen de la psicopatía.
Además, la investigación sobre los genes relacionados a la psicopatía, comenzaron evaluado su posible conexión con genes relacionados al Trastorno de Personalidad Antisocial (TAP), lo que se ha llamado por algunos autores los “genes asesino” (John, Robins & Pervin, 2008, Gallardo-Pujol, Forero, Maydeu-Olivares & Pueyo, 2009; Jara & Ferrer, 2005, citados en López, 2013).
Algunos de los genes que se identifican con el TAP se encuentran los relacionados con el metabolismo: a) catechol-O-metil trasferasa (COMT), b) las monoaminas, monoaminooxidas (MAOA) y c) dopamina beta-hidroxilasa (DBH) (Gunter, Vaughny Philibert, 2010; Huertas, Ponce, Koeneke, Poch, España-Serrano et al., 2010; Gallardo-Pujol et al. 2009, citados en López, 2013). También hay indicios de posible relación con los genes MAOA, 5HTTLPR y COMT en un estudio con adolescentes (Gunter et al., 2010, citados en López, 2013).
Aunque estos hallazgos son muy preliminares para poder sacar conclusiones, los estudios genéticos están descubriendo nuevos caminos de investigación que están clarificando la interacción entre los genes y el ambiente como es la epigenética, la cual puede en un futuro muy cercano ayudar a entender la interacción entre los factores genéticos y ambientales para poder explicar el comportamiento violento (John et al. 2008, citados en López, 2013).
2.2 Factores estructurales
Las alteraciones estructurales del cerebro por lo general pueden afectar de manera grave en el comportamiento de una persona. Las alteraciones estructurales que se asocian a comportamientos violentos son: la corteza prefrontal la cual se relaciona con conductas impulsivas, problemas para desinhibir una conducta, pobre planificación de la conducta a realizar y pobre toma de conciencia de las consecuencias de la conducta a realizar, y la amígdala, la cual se relaciona con la falta de empatía hacia los demás y dificultad en la regulación de las emociones provocando conductas explosivas. (Arias & Ostrosky-Solis, 2008).
A este respecto los estudios de neuroimagen, destacan dos hallazgos (Herreros, 2012):
- Por un lado, la corteza cerebral: la violencia se relaciona con un funcionamiento defectuoso del lóbulo frontal y temporal. La baja actividad de la corteza prefrontal predispone a la violencia.
- Por otro lado, las estructuras subcorticales: la amígdala, el hipocampo y la sustancia gris estaban relacionados con la generación
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