RESUMEN DE INSTITUCIONALIZACIÓN

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Todo esto, como ya se ha dicho anteriormente, a través del lenguaje, el cual delimita las categorías sobre las que actuamos. La institución se cristaliza y persiste en el tiempo como externa al individuo (punto y coma) se transmite una verdad objetiva y se internaliza como realidad subjetiva. Así, se desarrolla un Yo con una identidad específica que sólo puede entenderse apelando a su contexto de formación, es decir, la identidad y biografía de las personas cobran sentido dentro de ese contexto.

Para la transmisión del mundo social se da el proceso de sedimentación intersubjetiva, en el cual experiencias de vida compartidas se estereotipan y retienen en el cuerpo de conocimiento común. El lenguaje objetiva las experiencias y las vuelve accesibles a todos, dándoles lugar dentro del cúmulo de conocimiento generado en la institucionalización. Este conocimiento puede ser transmitido como relevante para todos o sólo para algunos actores específicos, tipificándose el procedimiento según tipos de actores. Surgen las tipologías del que sabe y el que no sabe, otorgando un estatus al primero gracias a la emergencia del segundo, a quién debe transmitirse ese cuerpo de conocimiento de la institución.

Como se ha dicho anteriormente, la tipificación de la actividad en función de tipos de actores da origen al orden institucional. Los roles surgen en la tipificación reciproca incipiente a la interacción social. Reconocer un actor y una acción ejecutable por cualquiera que posea las características definidas como este actor, da origen a un rol y legitima esta tipificación. El actor pasa a entenderse a sí mismo identificándose con la acción que ha sido socialmente definida, suscitando la creación de un Yo Social diferente a la totalidad del Yo de la persona. Aquella es la forma en la cual la institución se encarna en el individuo, se internaliza. Al definir la tipificación del comportamiento en función del tipo de actores, se crean normas sobre las cuales se desempeña el rol, estas pasan a formar parte de los mecanismo de control generados en la institución.

Los roles representan el orden institucional. Al desempeñar un rol, un individuo perpetua la institución (permite que exista) gracias a que la actualiza en un escenario concreto. Existen roles más representativos que otros, los cuales ayudan a la legitimación de la institución, a la vez que funcionan como representación simbólica del orden institucional como totalidad integrada. Además, los roles producen una distribución social del conocimiento, en donde se determina lo relevante para toda la colectividad y lo relevante para roles específicos, originando la especialización.

De la institucionalización del comportamiento emerge un límite que define aquellas acciones posicionadas dentro de esta y aquellas que quedan por fuera o no son acciones No institucionalizadas, lo cual depende de la generalidad de las estructuras de relevancia compartidas por la sociedad. En la teoría se puede hablar sobre dos extremos que clasifican a las sociedades modernas, según del grado de cercanía que tenga a uno u otro, como más o menos institucionalizadas. El primero de ellos es la institucionalización total, donde no existe el conocimiento específico porque todas las situaciones son relevantes para todos los individuos. El Otro, es aquel en donde la sociedad comparte un único problema en común (punto y coma) aquí predomina el conocimiento específico y no existe un cúmulo de conocimiento común. Las condiciones a tomar en cuenta para lo anterior son: el grado de distribución del trabajo y el trabajo en la obtención de conocimiento específico.

No obstante, la institucionalización no es un proceso permanente y puede revertirse. Cabe preguntarse en este punto: ¿Qué instituciones persistirán en el tiempo? Para dar respuesta a dicha pregunta es necesario indagar en la forma de relacionarse por parte de las diferentes instituciones. En el caso de la sociedad totalmente institucionalizada, se presenta un problema de integración de significados que es subjetivo. El individuo es quién debe armonizar el significado que tiene para sí su biografía personal con el atribuido por la sociedad. En la sociedad ubicada en el Otro extremo, se hace presente un problema objetivo el cual concierne a la no integración de los significados que proveen un sentido objetivo para la experiencia social fragmentada y el conocimiento del individuo. Aquí predominan los sub-universos de significado que se vuelven exclusivos y son impartidos por una colectividad específica. Esto genera un conflicto entre escuelas de pensamiento que rivalizan por tener perspectivas diferentes sobre la misma sociedad.

El número de sub-universos y su complejidad los vuelve casi inaccesibles a aquellos considerados como profanos para la colectividad, pero es este movimiento de alejamiento el que, a su vez, legitima el sub-universo, cuando los profanos lo reconocen como tal. Así se genera un aparato legitimador para que los roles se consoliden y los actores los acepten como tales.