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TRANSGENESIS. Alimentos transgénicos

Enviado por   •  8 de Junio de 2018  •  2.437 Palabras (10 Páginas)  •  224 Visitas

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- La realidad actual de los cultivos transgénicos nos muestra lo siguiente:

El 77%, es decir, más de las tres cuartas partes de los cultivos transgénicos plantados comercialmente en el 2001, estaban manipulados con una sola característica: la tolerancia a herbicidas patentados por la compañía que vendió las semillas. Del resto, 15% fueron manipulados para ser plantas insecticidas, introduciéndoles el gen de la toxina de la bacteria Bacillus thurigiensis (Bt), y el 8% restante fue una combinación de ambas características. O sea, dos características de modificación genética totalizan el área plantada comercialmente en el mundo.

- Una sola empresa -Monsanto- vendió el 91% de las semillas transgénicas plantadas comercialmente hasta diciembre del 2001.[1]

La uniformización, la agricultura industrializada y el monopolio corporativo, son las características que mejor describen a los transgénicos, y nada tienen que ver con solucionar el hambre en el mundo, como la mercadean los defensores de la industria. Los cultivos modificados genéticamente son una herramienta para la agricultura industrial y los beneficiarios de esos productos son las corporaciones multinacionales, no el público, y mucho menos los campesinos del tercer mundo.[2]

Los propósitos para los que fueron introducidos al mercado los cultivos y alimentos transgénicos no se han cumplido, la insuficiencia alimentaria persiste y continúa aún en aumento. Aunque el etiquetado de los productos transgénicos es importante, no es en sí el problema fundamental, si no que este radica en el control monopólico de las empresas trasnacionales sobre los productos del campo y en el impacto ambiental, y de una u otra manera también en la salud humana. Aunque si lo vemos del lado ventajoso la biotecnología, ha brindado a la sociedad en los últimos años una serie de productos verdaderamente útiles en el área farmacéutica, un claro ejemplo está en la producción de insulina, que ha permitido poner a disposición de los pacientes diabéticos un producto casi exactamente igual a la hormona humana y a un precio accesible. Estas aplicaciones farmacéuticas de la biotecnología han tenido una amplia aceptación en la sociedad, lo cual no ha ocurrido con la misma tecnología aplicada a la producción de alimentos transgénicos.

Monsanto

La empresa Monsanto es la principal productora de semillas transgénicas a nivel mundial, cuenta con más del 40% de las patentes agrobiotecnologías, (las cuales comparte con DuPont) y su presencia en el mundo se ha ido acrecentando en las últimas décadas.

Su dominio en la rama de la agricultura predomina, pero no conforme sus pretensiones se posicionan en el dominio de esta rama. Hasta 2015, seis empresas, Monsanto, Syngenta, Dow, DuPont, Bayer y Basf, controlaban juntas 75 por ciento del mercado mundial de venenos agrícolas y 61 por ciento de las semillas comerciales de todo tipo, además de 75 por ciento de la investigación agrícola privada.[3] Hoy día estas seis grandes transnacionales han logrado fusionarse, Syngenta y Chem China, DuPont y Dow Agrosciences, Monsanto y Bayer se encuentran en negociaciones.

Estas fusiones vislumbran el camino que el mercado agrícola tendrá, pues si Monsanto acuerda con Bayer solo serán tres empresas las que dominen, pensaría incluso que la pretensión fundamental de Monsanto es el monopolio mundial de esta rama.

Monsanto afirma que las condiciones que plasma son a fin del desarrollo del campo y la agricultura, para mitigar la hambruna mundial. Se consideró en un principio que el uso de transgénicos de “primera generación”[4] seria benéfico para el costo de producción.

La supuesta ganancia económica por usar transgénicos no se basó en el aumento de la producción, sino en el menor número de aplicaciones del herbicida (pero en muchos mayores volúmenes cada vez) y por tanto en el ahorro de mano de obra. [5] Esto permitió a los propietarios demandar menos mano de obra para regar los herbicidas, esta condición trajo consigo la disminución del trabajo en el campo y el desplazamiento de trabajo a las ciudades. .

Monsanto no ha sido bienvenida por los agricultores, claro ejemplo evidencia el documental “El mundo según Monsanto” de Marie Monique Robin, donde los productores de algodón en la India rechazan contundentemente el uso de semillas transgénicas. La entrada de Monsanto en el sector indo de las semillas fue posible gracias a una política de semillas impuesta en 1988 por el banco mundial, que obligó al Gobierno de la Inda a desregular el sector de las simientes.[6]

El dominio en el campo indio permito dominar al sector campesino, la patente de su semilla obliga a los campesinos pagar ciertas regalías, lo que termina por endeudar al agricultor, incluso llevarlo hasta el suicido por la incapacidad de pago que se le impone. Esta deuda infinita que contraen los campesinos plasma al final las pretensiones de esta transnacional; el dominio del campo y la acumulación de capital sin importar la vida humana.

Monsanto pretende hacer lo mismo con el maíz, en México hay un contundente rechazo al maíz transgénico pues no se permite su siembra. La secretaria de Economía permite la importación de transgénicos, pero la secretaria de Agricultura, Ganadería, Desarrollo rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) prohíbe su producción.[7] Esto permite que en la comercialización los granos puedan mezclarse e incluso contaminarse, lo que traería la contaminación del maíz nacional.

Uno de los Argumentos con los que se promueve el uso de estas semillas es que elevaran los rendimientos del maíz, pero la propia Sagarpa reconoció que no hay tal aumento de la producción.[8] Álvarez- Buylla considera que es irrelevante la siembra de maíz transgénico porque siempre se ha tenido sustentabilidad en esta rama, además introducir este tipo de granos traería graves consecuencias, de afectársele –dice- habrá un impacto no solo nacional, sino internacional […] la planta alterada genéticamente tiene el potencial de destruir la agricultura mexicana e incluso canelar la soberanía alimentaria.[9]

México es un lugar estratégico fundamental en la perspectiva de Monsanto ya que es soberano de la producción de maíz y conquistar estas tierras permitirá la dominación no solo del campo nacional sino también de centro América ya que México ocupa actualmente el tercer lugar en producción de alimentos en Latinoamérica y el décimo segundo en el mundo[10] y si sus ramas agrícolas son conquistadas implicara también la dominación de los campos agrícolas centroamericanos,

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