Tratado del Canal de Panamá

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se concretó la firma de dicho tratado, que fue elaborado en 14 horas. Este tratado aseguraba la unión de los dos océanos, sin poder sufrir ningún cambio o modificación por parte de ningún partido político. El Sr. Hay se apresuró a obsequiarle a Varilla el bolígrafo que se había utilizado para hacer historia.

Varilla se retiro rápidamente del lugar hacia su hotel para así cablegrafiar tan importante noticia a su gobierno; cuando Varilla llega al hotel se entera que la delegación panameña llegaba esa misma noche a Washington y él de inmediato mandó la noticia de la firma del tratado al gobierno panameño, relatándoles todo lo acontecido.

A la llegada de los viajeros, los recibí con la gran noticia de que la República de Panamá desde ese día en adelante se encontraba bajo la protección de los Estados Unidos, puesto que acababa de firmar el tratado. La cara de Amador y de Boyd lo decían todo, ya que se encontraban anonadados, entendió Varilla que fue claramente de la alegría que llegó a sus corazones al enterarse que ya se había concluido la firma del tratado en un momento tan oportuno, ya que la demora de unas horas de la misma, habría ocasionado dudas… El 18 de noviembre de 1903 fue el día que se consumó este crimen. A pesar de la mala impresión que mostraron los comisionados del gobierno panameño, Amador y Boyd, éstos mismos que desde Nueva York enviaron a la Junta de Gobierno Provisional de Panamá una nota expresando que después de detenido estudio del Tratado, y encontrado que con pocos cambios, era igual al anterior de Herrán-Hay, y que se conformaba con las instrucciones que la junta les dio, convinieron en aceptarlo tal como estaba. Luego en una carta aparte, de manera privada comunicaron los detalles del asunto.

En años anteriores se comento por personas estudiadoras de la historia, la actitud de repudio que mostró Amador hacia el convenio que firmo Varilla en representación de Panamá. Su esposa Doña María Ossa enfatizó en París, ante nuestro Ministro en Francia, Dr. O. Méndez Pereira, en 1928, que su esposo, Dr. Amador Guerrero, había arrojado airado la pluma que Bunau Varilla le ofreció para que ratificara con su firma el Protocolo. Pero tal afirmación contradice la carta enviada por el Dr. Amador, el cual dice que el tratado del canal sigue a bordo y que no colocó su firma por la única y exclusiva razón que no había recibido autorización, mas no porque esté en desacuerdo con la aprobación del mismo, ya que se encontraba totalmente de acuerdo.