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Una defensa del aborto por Judith Jaros Thomas.

Enviado por   •  1 de Abril de 2018  •  2.299 Palabras (10 Páginas)  •  224 Visitas

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Primero, sugiero que el tema del aborto es en cierto modo especial, puesto que, dada cualquier postura sobre el aborto y cualquier otra postura sobre otro problema, se puede encontrar probablemente un gran número de personas, muchas de las cuales son racionales e inteligentes, que han sostenido ambas a la vez.

Segundo estos hechos son por lo general negados o distorsionados por los que los debaten. La cuestión es así somos seres humanos en cualquier momento antes del nacimiento.

Hay un enfoque subsidiario, peculiar mente liberal, que busca desarmar la posición católica, no discutiéndola sino reconociendo el derecho de los católicos a creer y actuar de acuerdo con ella.

Los liberales solo piden que los católicos les concedan a ellos mismos libertad y, por tanto, que abandonen el apoyo de las leyes del aborto. Porque la propuesta de los liberales es moderada y razonable, la única petición es que los católicos sean liberales, y cuando su oferta es realizada, la profundidad de su desesperación es tan grande como su falta de comprensión se la defensa católica.

Los católicos deben explicar que el problema no es, como los liberales suponen, una cuestión de ritos religiosos y de comportamiento de propia estima, sino de derechos de una minoría, de minorías que no son católicas, sino fetos de todas las creencias, y del derecho de un ser humano inocente a la vida misma.

Los católicos no pueden considerar malo para di mismos permisible para los protestantes destruir un feto, así como los liberales no pueden considerar mala para si pero permisible para los racistas cometer crímenes contra los negros.

Los católicos están tan justificados al emplear el poder del estado para proteger los embriones. Una vez afirmado que el feto es una persona, toda la posición católica expresa el sentido común de cualquier hombre moral.

La pretensión católica seria una broma a ni ser porque millones de personas lo toman seriamente; y más millones sufren por su solemnidad. La posición religiosa deriva su credibilidad de factores seculares independientes, sirve como expresión de ellas, no como sustituto de ellos.

Preguntar si los fetos son personas es como preguntar si la virus son seres vivientes; la respuesta adecuada es que son como ellos en algunos casos pero no en otros, las reglas del lenguaje no dictan una manera u otra, luego se puede decir lo que se quiera, esto significa que compartimos un solo concepto de ser humano.

Precisamente porque con el virus se puede decir lo que quiera, es distinto al feto, en lo que se refiere al virus, los científicos pueden arreglárselas aun sin conocer totalmente el problema. No es así con el feto, porque decidir cómo llamarlo equivale a una decisión moral seria e inevitable. Esta última observación sugiere que la humanidad del feto es realmente un problema moral.

Se necesita subrayar aquí que estamos hablando de la vida y la muerte en una escala colosal. Se ha estimado que se hacen treinta millones de abortos al año, un millón solo en Estados Unidos. Luego la situación contrasta claramente con eso en la que la sociedad elige un momento como el democrático o vigésimo primer cumpleaños en el cual conferir ciertos derechos legales pues los costos sociales de usar una medida menos arbitraria de la madurez razonablemente para contra pesar cualquier injusticia envuelta en el sistema actual.

Con todo, ciertamente queremos decir que los negros son y siempre han sido seres humanos hechos y derechos, sin importar lo que ciertas partes de la humanidad puedan haber pensado, y sin importar lo numerosas y unánimes que fueran esas partes. La posición moderada es tan problemática como extendida (la virtud de la intransigencia es su atractivo para las masas; la coherencia puede no ser un factor).

para la mayoría de nosotros, cuanto más tardía la etapa del desarrollo del feto, más restringido en nuestro permiso para matar, cuanto más parecida a nosotros es una cosa, ontogenetica o filogenéticamente, más dispuestos estamos a tratarla como un ser humano. sin duda las leyes actuales del aborto restringen seriamente la libertad y disminuyen el bienestar de la ciudadanía. Una ley con ese efecto no es, ipso facto, injusta, pero el estado tiene el deber de demostrar que semejante ley es necesaria para alanzar los fines legítimos del estado.

Aborto e infanticidio (Michael Tooley)

La objeción ética fundamental que se suele plantear contra estas prácticas se basa en los argumentos de que los fetos humanos y los niños tienen derecho a la vida. Parece muy difícil formular una postura liberal que sea completamente satisfactoria respecto al aborto, sin toparnos con el problema del infanticidio.

Para defender el infanticidio hay que dejar muy claro que convierte un objeto en una persona, que le da derecho a la vida. Las posturas normales sobre el aborto parecen ser muy extremistas.

La reacción típica ante el infanticidio es la misma que ante el in cesto o el canibalismo, o de las generaciones pasadas ante la más turbación o el sexo oral, es lógico pensar que nos encontramos ante un tabú, más que ante una prohibición racional.

Refutación de la postura conservadora

Los que opinan que el aborto es siempre malo no han conseguido encarar la cuestión de en qué principios morales básicos se apoya su postura. Por si el conservador no puede defender la idea de que para un organismo tenga derecho a la vida basta con que posea esas posibilidades su afirmación de que un feto pertenece a la especie homo sapiencia tiene derecho a la vida.

Si está mal quitar la vida a algo, la razón no puede ser que esa cosa va adquirir después propiedades que le otorguen derecho a la vida. Así que hay que concluir que el principio de potencialidad de los conservadores es falso.

Pros y contras del aborto (John Finnis)

Establecer un derecho huhfeldiano es sentar una relación de tres polos entre dos personas y la acción de una de ellas, en la medida en que la acción afecte a la otra persona.

Deberíamos hablar de derecho solo en relación con aquello a lo que un hombre tiene derecho (en general, aunque no necesariamente, por concesión, donación o ofrecimiento). Si tenemos que mantener el término "derecho" en las firmes riendas que propone. La retórica conservadora y papal sobre los derechos de que el deber de la madre de no abortar no es parte de ninguna responsabilidad especial que ella tenga hacia el niño, sino parte clarísima de un deber común que todos tenemos hacia el prójimo.

Suicidio.

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