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Geomorfologia del Pensamiento Sistémico.

Enviado por   •  30 de Abril de 2018  •  8.357 Palabras (34 Páginas)  •  492 Visitas

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- ejemplo de explicación morfológica

Nuestro ejemplo se basa en la obra de Michele Foucault titulada Vigilar y castigar y pretende y lustrar como el castigo a los infractores de cargo social, que predomino el siglo XVII, da paso a nueva formación “geológica” que caracteriza el modo de pensar sobre el castigo en el siglo XX y que se centra en la noción de la privación de la libertad. ¿Cómo ha llegado la prisión en el modo preferido de pensar el castigo en el siglo XX? Para descubrir las condiciones que posibilitan este modo actué al de pensar el castigo Foucault se remite al pasado con el modo de pensar radicalmente distinto. Este modo lo encuentra en el siglo XVII con el suplicio (entiéndase por suplicio someter a un violador de la orden social estableciendo a castigo corporales, en algunos casos –y dependiendo de la falta---- torturándolo hasta morir). Precisamente porque hoy en día pensaríamos que el barbarico volador de los derechos fundamentales del hombre, someter a un ciudadano a un suplicio por infringir una ley, es que es posible comparar dichas forma de entender el castigo con nuestra noción actual de la

Adelantándonos en donde clasificaremos definitivamente el significado de la fuerzas constructivas y erosionantes, diremos que fuerzas constructivas no es mas que el afán sistémico o voluntad sistémica (Fuenmayo,1997). Este es un afán por ubicar todo lo que conoce dentro de un orden y totalidad mas amplios. De hay que este afán también sea llamado holista, pues el holismo es un modo de considerar la realidad primaria como totalidad (Diccionario Flisofico Ferreter 1981, pag1545). Las fuerzas erosionantes corresponden al uso, refinamiento, variaciones y agotamientos que toda manifestación del pensamiento sufre en su devenir.

privación de la liberta. Pero esta comparación no solo cumple funciones de contraste revelador de las fronteras del pensamiento actual sobre dicha materia. También nos ayuda a situarnos temporalmente, en términos de la jornada que el pensamiento ha seguido desde entonces, para desembocar en la prisión como el modo dominante de castigo del presente. La pregunta que ayuda a situarnos es entonces: ¿como ha devenido el castigo como suplicio ---a partir de este origen histórico relativamente cercano--- en castigo como prisión? Esta pregunta encuentra una posible respuesta en Vigilar y Castigar. A través de una narrativa, en la que Foucault describe la declinación del Renacimiento y el surgimiento de la Modernidad, el problema del castigo y la pena comienzan a ser pensados como un problema que a razón tiene que dilucidar. Racionalmente hablando, ¿dado un delito X, qué castigo corresponde justamente? Todo trabajo de los juristas ilustrados del siglo XVIII será enfocado en la tarea de hallar una repuesta racional y universal esta pregunta. Sin embargo, sus esfuerzos no desembocarán finalmente en la instauración de una concepción racional y universal del castigo. Su trabajo ayudará más bien a derrumbar la vieja concepción, abriendo así un espacio que será ocupado por la prisión como forma disciplinaria universal de castigo. Esta forma de castigo no surgirá del pensamiento de los juristas ilustrados sino de un campo muy distinto, a saber, el del régimen de las fabricas y monasterios (Foucault, xxx). La narrativa foucaultiana nos muestra como los modos de pensamiento y las instrucciones y prácticas sociales a la que dan lugar se van entrelazando y condicionando mutuamente, confluyendo y haciendo posible el orden presente. no obstante, ni el fin del suplicio como forma dominante de castigo es la causa del surgimiento de la prisión como la nueva forma dominante de castigo, ni tampoco los monasterios o el naciente desarrollo industrial del siglo XVII que adopta métodos disciplinarios monásticos, son la causa! El nacimiento del discurso de la prisión irrumpe a través de otras formaciones discursivas (v.gr. jurisprudencia ilustrada y rezados de suplicio) que enfrentándose abren, sin proponérselo, un espacio para la privación de la libertad como la forma dominante de castigo de las sociedades industrializadas del siglo XX.

Observemos como la metáfora geológica que describimos al comienzo del capitulo, puede ayudar a entender mejor estos procesos históricos de formación del pensamiento sobre el castigo en el siglo XX, y del plexo social en el que se inserta.

2.2 La geomorfología del pensamiento sistémico.

En el ejemplo anterior, la narrativa del devenir de la prisión intenta mostrarnos como la “capa geológica” de la modernidad emerge sobre la mas antigua del Renacimiento, arrastrando elementos de esta, y transformando algunos de ellos. Esta irrupción, en el contexto histórico de una época, ejerce tensión “tectónica” en formas de pensamiento sobre el castigo que pertenecen a épocas anteriores. En la medida que estas tensiones no pueden resolverse, crean entonces espacios para la forma de castigo como privación exclusiva de la libertad. Esta forma de castigo emergerá entonces y ocupara dicho espacio, estabilizando así toda la “forma geológica” conceptual que conforma el pensamiento actual sobre el castigo. El presente esta determinado por este arreglo particular de “capas geológicas” estratificadas, algunas en tensión y otras fungiendo como sustrato sostenedor. Por supuesto, la noción de castigo no solo cambia con los “ordenes geológicos”, sino que hay “formaciones geológicas” en las que puede quedar oculto o desvanecerse, como parece ser el caso de nuestro presente, donde la prisión parece más un centro educativo que un lugar de castigo (López– Garay, 1997; Suárez 1997). El paisaje del pensamiento actual se explica, entonces, como una nueva estratificación de las capas de pensamiento que incluso históricamente podían considerarse distante, pero que irrumpen o ejerce una influencia importante en la estructuración y sostenimiento del “paisaje” actual (v. gr. las formas disciplinarias de los monasterios del siglo VI y VII).

Dar cuenta del pensamiento actual del sistema es, pues, describir el devenir de formaciones estratigráficas, con sus discontinuidades y tensiones. La tarea, sin embargo, reviste sus peculiaridades. Observemos, ante todo, la naturaleza extraña del pensamiento en general y del sistémico en particular. El pensamiento, en la metáfora geológica irrumpe como una fuerza tectónica trayendo “superficies” no solo “imágenes de pensamiento” o “paisajes conceptuales” sino ordenando nuestro saber y dibujando los rasgos o prácticas sociales e institucionales de una época ---incluyendo la práctica de reflexión intelectual sobre el mismo devenir. El pensamiento es pues un evento y no una faculta ni una actividad intencional

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