Ética del estudiante de medicina

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Yo pienso que la ética no cambia con el tiempo, quizá las circunstancias sí sean distintas, pero los comportamientos éticos deben ser considerados importantes en un estudiante de la salud, ya que de ahí depende la moral que este refleje.

Como estudiantes de medicina tenemos que vivir la ética, aplicarla en todas nuestras actividades, ya que siempre somos observados por quienes nos rodean. Estudiar es parte del compromiso ético que tenemos como futuros médicos, debe ser un hábito que cada día se tiene que cultivar, sin embargo, debemos estar conscientes de que el conocimiento es extenso y no todo se puede entender de una manera sencilla, es ahí donde se aplica el trabajo en equipo, pero para llegar a esto primero hay que aceptar que no tenemos el conocimiento absoluto, y que necesitamos de ayuda para poder entender lo que parece complejo.

Por mucho tiempo creí que una calificación no demostraba el conocimiento, y sí, quizá mi idea pueda tener cierta certeza, pero no siempre es así, una buena calificación, ganada con esfuerzo y dedicación, refleja el compromiso ético del alumno, así como su correcta integración a los aspectos de la evaluación y por lo consiguiente un buen aprovechamiento, esto favorece el crecimiento académico del médico, incluso a la hora de selección para una plaza de residencia. Muchas veces se cree que como estudiante de medicina sin estar aún en el campo clínico es difícil o poco importante la ética, pero no es así, aun como estudiante se tiene que aplicar en el diario vivir como parte de la formación médica.

Nuestro compromiso es tener un aprendizaje de calidad, esto con el fin de no hacer daño a priori cuando tengamos a nuestro paciente frente a nosotros depositándonos su confianza. Por ello se debe buscar cada día con esmero al conocimiento, entregándose con pasión y amor para que sea gratificante, como lo menciona Albert Einstein en una de sus frases: “No consideres al estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello mundo del saber”. No debe haber excusas para no estudiar, se cuenta con el apoyo de los familiares en especial con el de los padres, con mucho o poco, pero son de gran ayuda, quizá no sea el caso de todos, pero sí el de una gran mayoría, como estudiantes nos encontramos casi asalariados por nuestros padres, y, ¿cuál es nuestro trabajo? ESTUDIAR.

Se debe ambicionar el ser lleno de conocimientos, la ambición está hecha del mismo material con el que se hilan los sueños, impulsa el fijar metas que ilusionan y retos que, a priori, parecen imposibles de alcanzar. Es una motivación que desafía la lógica y la razón, quienes se atreven a vivirla, son capaces de cambiar su realidad y a la vez sus circunstancias. No en vano, es un poderoso agente de transformación y puede aportar muchas cosas positivas. Alimenta el espíritu de superación, el inconformismo y la capacidad de soñar a lo grande. Invita a ir más allá de uno mismos, despertando el afán competitivo. Además de las cosas positivas que presenta la ambición tiene su lado negativo, entre sus relaciones habituales se encuentran la codicia, la insatisfacción y el propio interés; cuyos venenosos consejos pueden arrastrar a lugares sombríos. La ambición es una herramienta útil para quien sabe usarla; como estudiante se debe anhelar el llegar a ser sobresaliente como persona y como profesionista.

BIBLIOGRAFÍA

- Rivero, O. & Durante, I. (2013). Tratado de Bioética Médica. México, D.F.: Trillas.