ABORDAJES EN ADICCIONES: PLANIFICAR LA ESPERANZA..
Enviado por Jerry • 9 de Marzo de 2018 • 1.649 Palabras (7 Páginas) • 383 Visitas
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Juan, establece vínculos positivos con sus compañeros del grupo, escucha, reflexiona, pone humor, tímidamente habla de chicas, La evolución del grupo hace que por momentos haya muchos integrantes, y por momentos sólo quedara él. El único, el que no pensaba dejar de consumir, ni tenía muy claro por qué venía, es el único que logra sostener su lugar en el tiempo, pero junto a eso, su consumo aumenta y se diversifica.
Un día, comienza a recordar la primera vez que fumo, recuerda que ese día mirando el pasto había recordado un episodio de su infancia, a sus 7 años su mejor amigo se muda y lo deja solo. Me mira y me dice, CREO QUE ESTOY TRISTE, ese día Juan comenzó su tratamiento.
Para él venir era su paz, su momento, lo asocia a un árbol cercano a su casa, donde se refugia, para estar solo y pensar. Hace lazos permanentemente, todos asociados al consumo, y-o a la posibilidad de vender, hecho que lo moviliza fuertemente. Trae a una entrevista al amigo que le propone ser socios, un joven psicótico, abandonado y perdido, a quien Juan quería ayudar de todas las desgracias que la vida le ponía en su camino. Hasta que logra separarse de esa situación, pero percibe que su consumo se torna compulsivo, y que quiere dejar de consumir, pero no puede hacerlo. En esa instancia, se le sugiere una internación, pero responde que tiene mucho miedo a estar encerrado. Le proponemos un tratamiento AMBULATORIO diario.
Junto a un operador ve un corto, EL CIRCO DE LA MARIPOSA y comienza a escribir de lo que piensa y de lo que siente, con la posibilidad de publicar sus producciones en una revista de jóvenes.
En su última participación grupal dice: ”la droga para mí no era un problema, era una solución “ y deja de asistir al tratamiento.
Dos meses más tarde, Juan me envía un mensaje de texto y me pide internarse y así lo conseguimos, cumplió sus 18 años y fue internado .
Juan logró advertir que el encierro ya estaba en él y que la internación era una vía para cortar una situación que aunque quisiera, ya no podía controlar , pero también era su momento para pensar, y para correrse de la angustia materna y la impotencia paterna.
Este joven comenzó un recorrido terapéutico, a desgano, a contramano, y en silencio de su verdad y sus dolores pero fue recibido desde la posibilidad de tomarse su tiempo para pensar en él , en sus sentimientos, en sus recuerdos, permitirse la angustia, enojarse, des- anestesiarse, para nombrar su tristeza, la del abandono, que hacía muchos años estaba pero sin nombre ni lugar. Ofrecerle un lugar de dignidad, de libertad , de espera, pero también de responsabilidad, la que con mucho esfuerzo aceptó.
Juan, al que nada le ocurría, que no planeaba dejar el consumo, pero que lo tenía cada vez más cerca y dentro suyo, un día decidió, tender la mano donde sabía que se lo esperaba, para por fin tomar la palabra, la suya :
Me dijeron que escriba mis sentimientos Como si fueran una historia o un cuentoQue redacte algún momento Que sí lo escribo tiene que ser ciertoNo tiene que ser perfecto Pero tiene que tener fundamentoPara que le interese al restoY vean como soyDonde siempre estoyPara donde voy¿Y si muero hoy?y a nadie le interesa Porque no tengo una empresaNi soy alguien con grandezas ni proezas Sólo un pibe en una piezaCon la mente activa Y los sentidos anestesiados Con los momentos vividos poco a poco borradosY los malos son los más recordadosLos que me quitan la pacienciaPara que caiga y pierda la concienciaY me olvide de la decencia Y todo termine con violenciaY yo quede sin rumboCon un dolor en mi alma tan profundoQue sólo en la angustia me hundoPero decido hacer un cambio rumboY no caer en su trampaQue siempre me persiguePara que me valla todo en declive y los sentidos desactivePara volver a su juegoY arda en su fuego.
Trabajar con adolescentes, es trabajar con fuego, que te arrasa, o te vivifica, un delgada línea, entre la vida que nace y la vida que muere, a lo viejo o lo repetido
Como mariposas, que se gestan en un delicado capullo, cuando pueden desplegar sus alas, tan bellas, y vivas como frágiles, son la esperanza, la primavera, pero si los dejamos sin red, sin sostén, sin una batalla por pelear, los dejamos inmóviles, impotentes. Los jóvenes nos convocan una y otra vez, a dejarlos nacer, renacer, sin que nos permitamos morir antes de luchar, nos invitan a crecer.
Lic . Adriana Morena
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