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Amor para nueve bosques.

Enviado por   •  27 de Marzo de 2018  •  2.192 Palabras (9 Páginas)  •  268 Visitas

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PERO LLENARÉ ESE VACÍO

¿De qué forma llenar el vacío de tu vacío? ¿Haciendo, tal vez, castillos de arena? ¿Haciendo silencios de arena sin arena? ¿Haciendo madrugadas sin una estrella? Este verano, sin ti, es aterrador y duele, Duele, duele mirar la hora a escondidas Bajo la sombra de una palmera diminuta. Este verano ha borrado la creencia En el buen samaritano y en sus pócimas, Solamente creo en lo que no puedo ver: En la diabetes y su risita, en la enumeración Arbitraria de otros pesados asuntos y, En la patria que nunca tiene rostro paternal. Fue verano cuando llegaste despejando la niebla, Esa niebla que provocaba tantos naufragios, Esa niebla que invadía las plazas y carcomía las Ingles de la escultura en la fontana sedienta. Llenaré tu vacío con otra lluvia más perdurable.

TODOS LOS DÍAS EN UNA CARTA

¡Si volviera el tiempo, el tiempo que fue! Arthur Rimbaud

Pero el tiempo seguía alumbrando bullicioso Desde los reposados candelabros vegetales. Tu vida pendía de un hilo casi transparente Y yo lograba sostener el peso de tu anzuelo. Fue ahí que te dije: El tiempo es irrescatable, El tiempo mansamente se lleva lo cotidiano, El tiempo es un anzuelo que flota majestuoso Queriendo atrapar lo que uno se va olvidando. Si volviera el tiempo a la orilla de este mar, Tu amor limpiaría el tibio polvo de un aroma. Nostálgico, todo esto escribo sin pausa. No hay naranjos en su letargo que me dicten Lo que debo plasmar –con tinta indeleble- En este papel resignado a su desmemoria. Nostálgico, acumulo letras sobre mis errores, Acumulo errores sobre la brevedad de mi ser, Acumulo mi ser a lo que la ciencia ya descartó. Desde hace siglos que te escribo una sola carta.

SELLADA CON UN BESO

Hace mucho tiempo que tu ausencia Parece un animal pronto a dar crías. Inicio la mañana repasando el olvido, Repasando los sueños que no lastiman. Voy, muy quedo, a la casa de correos. A la casa donde reciben el dolor ajeno Envueltos en sobres de papel granizado. Me dan una estampilla donde aparece La última palabra que mal interpretó Aquel conductor de trenes de dudosa Reputación y de dudoso cigarrillo gitano. Lamo la rosada estampilla por costumbre, Por no variar el sonido de los violines, Por sentirme civilizado en un mar de ortigas Y, sobre todo, por sentirme imponderable A la luz de la más notoria quietud del día. No sé si llorar por las flores sumergidas En lo profundo de los blancos zaguanes.

TE VERÉ EN LA LUZ DEL SOL

Hoy te veré después de sesenta años. Serás el mismo océano con su medusa, Serás el mismo ruido de las aves en celo, Serás la misma barca llena de vagos mitos. Hoy te veré, cubierta de poemas, en lo más Alto del viento, más allá del sonido pleno Donde el último ángel –bajo su almohada- Fue devorado sin hacer un solo ruido. Hoy vendrás, lo sé, aunque la playa esté vacía Y aunque las olas ya no sean las mismas. Vendrás soñolienta y casi transparente, Veré en tus ojos no sé qué lejano afán Y verás en mis niñas los vagos elementos De un amoroso ademán resinoso e indefenso. A la luz del Sol vendrás, a esa hora los ciegos -Que no son precisamente mendigos ni vagos- Cogerán los peces sin dejar un solo rastro. Y, nosotros, nos diremos cosas sin palabras.

ESCUCHARÉ TU VOZ POR TODAS PARTES

Inmutable. Sin descanso. Casi ahogado. Escucharé tu voz silvestre y líquida, Tu voz que corta el tronco de los árboles, Tu voz encogida delante de mi apetito. Podrás sospechar lo que te plazca, Pero ni el mar ni la interminable gaviota Pueden ver la forma de mi pie en la arena. Me olvidé que tus labios sólo besaban Cuando el verano alargaba sus designios, Creo que ya olvidé –también- el catálogo En donde aparecían las más arbitrarias Formas de miseria animal y humana. He olvidado la breve historia del taoísmo Y las deyecciones de los caballos árabes, Perdí –incluso- la obsesiva pasión de olvidar Todo aquello que no tuviera un bífido letargo. Fue tu voz una región –casi- inhabitable Y es tu misma voz la que me da su cansancio.

CORRERÉ A ABRAZARTE

Coincidir en un punto de la razón No siempre es un buen requisito Para amar o para creer que se ama. Coincidir a plenitud en un abrazo En medio de los pinos cristianos O en el centro del dormido trigal Es buena seña a pesar de la ruina. Correré a la velocidad de la ceniza Y te abrazaré con mi gastado sueño, De tal forma que nadie en el mundo Pueda condenarte a los ghettos. Mi abrazo te quitará el aire cada día, Mi abrazo te dará su mansa corteza, Aunque haya declaratorias de guerra Y aunque bajo la carpa de los circos La risa tenga otra fallida consistencia. Estas manos mías, intactas y enfermas No entienden la costumbre de la diferencia.

PERO CARIÑO, NO ESTARÁS AHÍ

En ti me aparecí como sombra lejana. Sthépan Mallarmé

Ni en la costa de Almería ni en el mar de Alborán, Lo sé bien, jamás he de encontrarte, mi sirena. Aquí te espero, ¿para qué meter mi corazón En los desolados designios de la sabiduría? ¿Para qué dar en trueque el único traje con el Que oculto la perpetua marca de tu demora? Dime. Solamente dime. Solamente dime nada. Y así seré más feliz, extraviado y más feliz. Veré pasar el último tren cargado de comarcas, De mercenarios y pájaros insoslayables. Veré por televisión la algarabía de la muerte, Veré a los monjes cantando su música densa, Veré las criaturas que van arrastrando aquella Piedra lodosa, improbable, pero siempre piedra. Sombra lejana, eso es lo que fui y es lo que me Niego a seguir siendo, aunque ya no existas, Aunque tu cabello –con el tiempo- haya cambiado Sin remedio o por fortuna, a pesar de la gente. No quiero decir adiós por este verano Todos los veranos son eternos Aunque no haya vino tinto con el Que se pueda calmar la fiebre, Aunque los ancianos persistan En guardar las armas del ayer. Por eso y por las reinas egipcias, Por las leyes de la física moderna, Por las alteradas voces en el cielo, Por la miseria del cineasta sin amante Me niego a decir adiós por este verano. Es que el adiós es la misma desdicha, Es una jaula de amores enfermos, Es un vacío sin descanso y con mil patas. Todos los veranos muere la verdad, Aunque la muerte brille

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