Análisis Crítico La explosión imparable de cultos evangélicos: un mecanismo de control social.

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Como las personas siempre necesitan alguna explicación a las realidades que les toca vivir, las religiones cumplen esa misión, pues sirven como una guía hacia el futuro. En nuestras sociedades que se distinguen por ser conflictivas, desiguales, y por el nivel de violencia es preciso que las personas consuman bienes religiosos que les permita sobrevivir ante tanto sufrimiento, aunque otra alternativa muy común es el alcohol.

Aunque los estados latinoamericanos declaran cierto laicismo, la religión más estructurada es la católica, cuya influencia está muy presente en las manifestaciones sociales, en las políticas de gobierno y en la moral cotidiana, y además es la que domina el ámbito cultural.

Ante estas nuevas expresiones neopentecostales, surge la lucha de poderes con la iglesia católica, pues al proponer una democratización del acceso a la Biblia, como el acceso directo a lo son más las personas que deciden inclinarse por esta líneas. De igual forma estas nuevas expresiones de “religiosidad” no exigen gran formación teológica por parte de sus pastores. La idea central es dar respuesta a las necesidades diarias de los feligreses. De igual manera las personas que comienzan a practicar estos cultos salen del anonimato, por otro lado las mujeres agradecen que gracias a estas iglesias los hombres han dejado el alcoholismo. Todos estos factores han permitido que un gran número de personas se vuelquen hacia estas nuevas forma de culto.

Como todas estas iglesias ofrecen caminos para la autorealización y el éxito personal, a las personas de clase media alta y alta se les posibilita tener éxito empresarial con sus iglesias, y de allí surgen las llamadas mega-iglesias. En estás se desarrolla una teología de la prosperidad, creando así una gran demanda en nuestro países, donde tienen un terreno fértil para crecer y expandirse, a diferencia de los países del Norte donde las personas tiene más resueltos los problemas de la vida. Las personas están cansadas de lo sacramental y de las formalidades de las iglesias tradicionales. La gente quiere una relación diferente respecto a lo espiritual; una relación personal y más directa.

De igual forma las sectas ocupan un lugar cada vez más predomínate en la vida social, pues el descredito de los partidos tradicionales aumenta cada día. Pero aunque no solucionan ningún aspecto práctico-concreto en la vida de los feligreses, introducen una fuerza espiritual que permite seguir soportando la penuria, en otras palabras de convierten en el opio del pueblo.

Estas religiones están hechas a la medida de las necesidades de las sociedades en las cuales se encuentra, pues se centran en el planteamiento liberal, que sostiene que las personas valen en tanto consumen y cuanto más consumen más valen. Con todas estas ideas religiosas, los neoliberales intentan debilitar los Estados nacionales. Es decir mantener el privilegio de uno, a costa de la pobreza de otros, haciendo ver a las personas que las injusticias son voluntad de Dios, y quienes se preocupan por ellas son unos perdedores. En definitiva se logra que las personas solo piensen solo en el aquí y ahora.

LUIS ADALBERTO MEJIA