COLEGIO DE ESTUDIOS CIENTÍFICOS Y TECNOLÓGICOS DEL ESTADO DE MÉXICO (CECYTEM C.I).

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III

CAPÍTULO VI

“DE LA MONARQUÍA”

Aquí consideramos a un hombre que solo tiene derecho a disponer de él según las leyes, a eso se le llama monarca o rey, el poder que tenga del amor a los pueblos será el mayor, pero es condicional y los príncipes nunca se conformarán con él, su interés principal es que el hombre sea débil, miserable y que no pueda resistirse. La monarquía solo conviene a los estados grandes, para que se forme este gobierno es preciso de órdenes y príncipes. Cuando pasa que el estado es muy pequeño para su jefe, está mal gobernado, porque el jefe siempre olvida los intereses de su pueblo. Se dice también, que, si hay más astucia en una corte, hay más sabiduría en un senado. Lo importante de este gobierno es aprender a obedecer y no a reinar. Qué pensarían si un paciente se está muriendo en un hospital y el doctor que había prometido salvarlo le dijera que tenga paciencia, tendría un mal aprendizaje por lo tanto un mal gobierno y la cuestión estaría en encontrar uno bueno.

CAPÍTULO VII

“DE LOS GOBIERNOS MIXTOS”

Qué pensarían que sería preferible un gobierno simple o un gobierno mixto, el gobierno simple se dice ser el mejor solo por el hecho de ser simple, pero cuando hay más relación del príncipe al soberano que del pueblo al príncipe, es preciso dividir el gobierno, para que entonces una de sus partes no tenga menor autoridad sobre los súbditos, y su división las hace menos fuertes contra el soberano. En un primer caso se puede dividir el gobierno para debilitarlo y después para reforzarlo, porque la fuerza y la debilidad se encuentran en el gobierno simple y las formas mixtas ofrecen una fuerza media.

IV

CAPÍTULO VIII

“DE CÓMO TODA FORMA DE GOBIERNO NO ES PROPIA PARA TODOS LOS PAÍSE”

Por poco que un pueblo dé, este poco no se le devuelve y pronto se agota, y así el estado nunca es rico y el pueblo siempre pobre. Mientras más buscamos diferencias entre los estados libres y las monarquías, en los estados libres hay una utilidad común y en las monarquías las fuerzas particulares y públicas son iguales y una aumenta cuando la otra se debilita. Podríamos decir que en cada clima existen causas naturales y a partir de ellas se puede determinar las formas de gobernar e incluso los habitantes que pueden estar ahí, los lugares ingratos donde los productos no valen el trabajo que se exige esos deben quedar poblados de salvajes, los lugares donde el trabajo de los hombres no dé más que lo preciso deben ser habitados por pueblos bárbaros, los lugares en que el exceso del producto sobre el trabajo es mediano, les conviene a los pueblos libres, los lugares donde el terreno abundante rinde mucho producto con poco trabajo, deben ser gobernados monárquicamente, nadie puede igualar la fertilidad de los países fríos con la de los países cálidos, puede ser que mientras en unos países hay mucho en otros haya muy poco, el lujo de vestir también tiene diferencias, por ejemplo en lugares donde los cambios de estación son rápidos y violentos se tienen trajes mejores y sencillos, y en donde la gente no se viste más que para el adorno se busca más apariencia que utilidad los trajes son un elemento de lujo. Podemos deducir que los países cálidos tienen menor necesidad de habitantes que en los países fríos.

V

CAPÍTULO IX

“DE LOS RASGOS DE UN BUEN GOBIERNO”

Si nos preguntamos cómo darnos cuenta de que un pueblo es bien gobernado, tendríamos como respuesta que cada uno es gobernado a la manera que creen mejor las personas encargadas de realizarlo, pero los súbditos alaban tranquilidad pública, los ciudadanos libertad de los particulares, unos prefieren seguridad de lo que poseen y otros seguridad de las personas, unos quieren que el gobierno sea severo, y otros que sea dulce, unos quieren que los crímenes sean castigados y otros que sean prevenidos, unos están contentos cuando el dinero circula, otros exigen que el pueblo tenga pan, pero en fin cada pueblo es gobernado de una manera distinta según se crea es lo correcto.

CAPÍTULO X

“DEL ABUSO DEL GOBIERNO Y DE SU INCLINACIÓN”

El gobierno se disminuye cuando de ser ejercido por un gran número pasa a ser dirigido por un número pequeño, por ejemplo, cuando pasa de la democracia a la aristocracia y de la aristocracia a la realeza. Por otra parte, la disolución del estado es cuando el príncipe no administra el estado según las leyes, quiere decir que el estado se disuelve y se forma otro en aquel, es compuesto por miembros del gobierno el cual desde ese momento es el amo del pueblo. Cuando el estado se disuelve el abuso del gobierno toma el nombre de anarquía.

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CAPÍTULO XI

“DE LA MUERTE DEL CUERPO POLÍTICO”

Para querer formas una institución duradera, basta con no pensar en hacerla eterna, para tener éxito basta con no intentar lo imposible. Pasa la mismo con el cuerpo del hombre que con el cuerpo político, comienza a morir desde su nacimiento y lleva en sí causas de su destrucción, aunque no depende de los hombres prolongar su vida en el estado eso es posible dándole la mejor constitución que pueda tener, el poder legislativo es el corazón del estado y el ejecutivo el cerebro que da movimiento a todas las partes, cuando las leyes se debilitan al envejecer, es prueba de que no hay poder legislativo y de que el estado no vive ya.

CAPÍTULO XII

“CÓMO SE MANTIENE LA AUTORIDAD SOBERANA”

El soberano obra por medio de leyes, no siendo por eso él no podría obrar a menos de que el pueblo estuviera reunido, no solo se ejerce los derechos de la soberanía, si no también algunos del gobierno, la mayor parte de los gobiernos antiguos tenían consejos semejantes, se trataban ciertos asuntos, se juzgaban ciertas causas y el pueblo era tanto magistrado como soberano.

CAPÍTULO XIII

“CONTINUACIÓN”

Sólo se puede afirmar que mientras más fuerza tenga el gobierno más frecuente debe actuar el soberano, la autoridad soberana