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CONDUCTO ANAL Anatomía y Fisiopatología

Enviado por   •  12 de Octubre de 2018  •  2.362 Palabras (10 Páginas)  •  483 Visitas

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Con respecto al tratamiento de estos abscesos, dado que en muchas oportunidades no se palpa una zona de fluctuación, suele intentarse un tratamiento conservador con antibióticos, analgésicos y baños de asiento. Sin embargo, la existencia de dolor intenso implica la presencia de pus, y por lo tanto la inevitable necesidad de efectuar un drenaje quirúrgico. Si éste se efectúa en un ámbito apropiado, es de preferencia realizar en forma sincrónica el tratamiento definitivo de la fístula con el fin de evitar un segundo procedimiento. La colocación de un anoscopio y la compresión del absceso pueden ayudar a localizar la cripta enferma.

El estudio bacteriológico del material recogido permitirá no solo tener una base pobre la cual tratar un eventual progresión perineal del proceso infeccioso, sino también predecir la posibilidad de que se desarrolle una fístula.

Si el cultivo revela el crecimiento de una escherichia coli con esta probabilidad es mayor que si desarrolla un estafilococo aureus.

2. Isquiorrectal. Estos abscesos son los segundos en frecuencia luego de los perianales, y se manifiestan por la presencia de una zona indurada y eritematosa en la región glútea baja. Habitualmente son extremadamente dolorosos, puede o no existir fluctuación y la presencia de fiebre y leucocitosis es algo más habitual que en los abscesos perianales.

La punción aspiración constituye una maniobra útil para localizar el sitio en el que efectuar el drenaje. Al igual que en todos los abscesos de margen del ano es aconsejable realizar la incisión lo más cercana al ano que sea posible, con el fin de minimizar la herida que será necesaria en el momento de tratar la fistula, lo que es preferible efectuar en un tiempo. La técnica del drenaje no difiere del de cualquier absceso, sólo que por su extensión habitualmente demanda una anestesia general o regional.

3. Post anal profundo. La presencia de un foco de supuración entre el esfínter anal externo y el músculo elevador del ano en la línea media posterior puede constituir un desafío diagnóstico. En estos abscesos no existe habitualmente ninguna manifestación visual, y el paciente se presenta con intenso dolor y fiebre. La imposibilidad de efectuar un tacto rectal motiva en ocasiones un erróneo diagnóstico de fisura anal. La mala evolución y la fiebre contribuirán a aclarar este error, y la punción en el rafe anococcígeo, podrá recoger material purulento y confirmar el diagnóstico. Una variedad de estos abscesos está dada por el absceso isquiorrectal en herradura. El tratamiento de esta forma particular de absceso anorrectal es dificultoso, demanda habitualmente de una anestesia general o regional, y es aconsejable la colocación de un taponaje por 48 horas para evitar la recidiva.

4. Interesfinteriano. Esta variedad se origina igualmente en una cripta, pero la infección se disemina en dirección ascendente por el plano interesfinteriano, y no

en la submucosa. Tampoco existe una manifestación externa, el dolor puede ser su única sintomatología y la presencia de fiebre no es la regla. Sólo el tacto rectal permitirá palpar una masa en la pared del recto con salida de pus a la expresión. El examen anoscópico y rectoscópico puede ser confuso.

El tratamiento se efectúa, por supuesto, por vía endorrectal, resecando el absceso junto con la zona de la cripta.

Los bordes de la herida se suturan con fines hemostáticos, pero la misma debe quedar abierta.

5. Supraelevador. El absceso supraelevador representa menos del 5% de todos los abscesos anorrectales, y no sólo puede hallar su origen en una cripta infectada, habitualmente como progresión de un absceso interesfinteriano, sino que en muchas ocasiones es la manifestación de un proceso infecciosos que comienza en la pelvis, como una enfermedad de Crohn, una enfermedad inflamatoria pelviana o una diverticulítis colónica. El dolor, la fiebre y la leucocitosis

son las manifestaciones habituales en estos enfermos.

El conocimiento del mecanismo patogénico es fundamental para determinar la terapéutica. Los abscesos de origen pelviano son convenientemente drenados por vía transvaginal o transrectal, dado que caso contrario la consecuencia inevitable será una fístula extraesfinteriana. Este drenaje debe acompañarse del tratamiento de la enfermedad pelviana que lo ocasiona. Por el contrario, los que derivan de una cripta deben drenarse por vía externa.

Complicaciones:

- Crear falsas vías

- Sobretratar un absceso que en uno a dos tercios de los pacientes no desarrollará una fístula.

- Transformar una práctica de consultorio en un procedimiento en quirófano.

- Alterar el mecanismo de la continencia

Datos del Paciente

Nombre: P.R.B

Edad: 63 Sexo: Femenino NSS: 33705116351m51or No. Cama:

Diagnóstico: Absceso Perineal.

Cirugía Programada: Drenaje de Absceso Perineal.

Descripción de la Técnica Quirúrgica

1.- Concepto: Las incisiones radiales son preferibles porque con ellas se evita la aparición de deformaciones perianales. La exploración digital o instrumental de la cavidad del no es un gesto necesario, pero si se hace, debe ser con la delicadeza suficiente para no lesionar el aparato esfinteriano.

El desbridamiento de los abscesos interesfinterianos se realiza mediante la sección del esfínter interno en toda la extensión del absceso.

2.- Instrumental:

- Charola Cirugía Mayor.

- Equipo de Bloqueo.

- Equipo de Aseo.

3.- Ropa

- Bulto #1.

- Bulto #2.

- Bata extra.

4.- Suturas:

- Crómico 2/0.

5.- Material Textil:

- 10 Gasas.

- Compresas 10.

6.-

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