Componente: Diagnóstico sobre el Desarrollo de Materias Primas para Biocombustibles
Enviado por John0099 • 2 de Febrero de 2018 • 24.016 Palabras (97 Páginas) • 498 Visitas
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10. Conclusiones y sugerencias 45
11. Entrevistas realizadas 53
12. Bibliografía e información consultada 53
ANEXO:
Estado de situación de la producción de biocombustibles en
Argentina, Brasil y Paraguay 55
Diagnóstico del estado de situación y características de la producción agrícola tradicional y no tradicional con destino alternativo hacia cultivos energéticos.
1. Introducción
Los grandes países de los principales conglomerados económicos se han interesado en ampliar la producción y uso de combustibles alternativos a instancias de un paulatino reemplazo de los derivados del petróleo. Precisamente, los biocombustibles han sido reconocidos mundialmente como el combustible alternativo ecológicamente más viable para la sustitución de los combustibles fósiles.
“La creciente demanda de energía en el mundo, el incremento de los precios del petróleo y sus derivados, la disminución progresiva de las reservas de petróleo y la presión internacional por reducir la emisión de gases contaminantes, han dado nuevo impulso en los últimos años al desarrollo de fuentes de energía renovables, entre las cuales han cobrado notable protagonismo los biocombustibles”. (MIC, 2007).
Paraguay, dispone de un potencial considerable para la producción de combustibles alternativos debido a la variedad de especies vegetales, con un aceptable nivel de rendimientos agrícolas, y una materia prima acorde para la obtención de este tipo de energía. Las ventajas comparativas del país, se basan en su cultura agrícola, riqueza edáfica, suficiente disponibilidad de agua dulce, clima favorable y una estratégica ubicación geográfica.
En el este del territorio paraguayo, existen 7,2 millones de hectáreas de superficie con aptitud agrícola, de las cuales están destinadas a ese uso 4,1 millones, existiendo otras 3,1 millones con potencial agrícola destinadas a otros usos, como ser pasturas y barbechos. Se podría inferir que, una parte de esas tierras podrían ser utilizadas para el desarrollo de cultivos energéticos, sin comprometer espacios vulnerables como áreas boscosas y superficies específicas para una mayor y mejor producción de materias primas para alimentos.
En el futuro no tan lejano, si las tecnologías innovadoras de segunda generación basadas en materias primas lignocelulósicas llegaran a ser viables desde el punto de vista comercial, la competencia por la tierra y otros recursos agrícolas podría reducirse, considerando el valor agregado que resulta de mejorar la fertilidad del suelo si los cultivos de leguminosas instalados como energéticos, -en medias o bajas escalas-, participan de la rotación necesaria para mantener el nivel de estructura y fertilidad edáfica.
El abastecimiento agroenergético se origina esencialmente en materias primas para producir: a) etanol y paralelamente, cogeneración eléctrica; b) para producir biodiesel de origen animal o vegetal; c) biomasa forestal y sus residuos; y d) subproductos manufactureros de la agroindustria. Los dos primeros son los principales productos bioalternativos en los que se encuadra la mayor demanda.
El primero se abastece principalmente de caña de azúcar, y accesoriamente del maíz, sorgo u otros azucarados fuera del periodo de zafra de caña. El biodiesel a partir de oleaginosas, se obtiene partiendo del aceite extraíble por prensado (soja, girasol, etc.) y de grasa animal (sebo vacuno), únicas opciones disponibles de materia prima. Otros cultivos están en fase de experimentación a través de trabajos de investigación y desarrollo para la identificación de materias primas de mayor sostenibilidad evitando niveles de competencia con otros rubros sensibles como el de los alimentos, y observando nuevas alternativas de generación de empleo (coco, tártago, jatropha, nabo forrajero, etc.).
Este panorama ha generado interés en inversiones de distintos orígenes para el etanol (Brasil y USA), y para biodiesel desde países de la UE. Se observan importantes inversiones de los ingenios azucareros para la producción de etanol, la creación de nuevas destilerías, la ampliación de la capacidad productiva de las ya existentes, e inversiones privadas en investigaciones y pruebas productivas de biodiesel.
Para productores de pequeña o escala y/o minifundistas, no existen políticas específicas relacionadas con los biocombustibles. Sin embargo, se han intensificado los programas de producción de caña de azúcar, tártago y coco, a través del Programa Nacional de Apoyos a la Agricultura Familiar, otorgando apoyo financiero y permitiendo a los productores cubrir parcialmente los costos asociados a la adopción de las tecnologías sugeridas. El Proyecto Manejo Sostenible de Recursos Naturales contempla la posibilidad de financiamiento del cultivo de coco (Acrocomia totai) asociados a otros cultivos bajo el sistema agroforestal (MAG, 2008).
Los usos de las materias primas conducen a la elaboración de:
a) biodiesel: utilizable en motores tipo diesel.
b) etanol absoluto: utilizable en mezclas con gasolina o nafta en motores nafteros o del ciclo Otto.
c) etanol hidratado: utilizable sin mezcla alguna en motores de ciclo Otto diseñados para su uso
Institucionalmente, están abocados a las tareas de regulación y promoción de estos biocombustibles y sus materias primas derivadas, el Ministerio de Industria y Comercio, a través de la Red de Inversiones y Exportaciones, REDIEX (Mesa Sectorial de Biocombustibles); el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG); la empresa estatal nacional de Petróleos (Petropar), entre otros, y participan de los consensos para las toma de decisiones de orden político-económico, aprovechando las oportunidades y fortalezas de estos productos. (IICA, 2007)
El Ministerio de Minas y Energías es el órgano encargado de definir las políticas energéticas de acuerdo a la legislación vigente (Ley 167/93 y sus reglamentaciones).
La Ley Nº 2748 de Fomento de los Biocombustibles asigna al MAG, la Autoridad de Promoción y Fiscalización, a tal efecto, la implementación del Programa Nacional de Biocombustibles. Desde el MAG se promociona la producción de caña de azúcar y mandioca con destino a la producción de etanol; y de tártago y coco para el biodiesel, poniendo a disposición
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