Cuadros Escritos: La Sombra.
Enviado por tolero • 25 de Febrero de 2018 • 918 Palabras (4 Páginas) • 289 Visitas
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-¿Quién lo sigue?- sigue insistiendo el conductor.
El seguía recortándole la vida al cigarro cual verdugo. Quién me sigue, ¿Acaso no era ésa pregunta la misma que a él mismo lo atormentaba más que la persecución en si misma?
Aquí a la derecha. - Se limitó a responder.
La avenida se transformó en autopista, y los altos edificios y comercios en samanes y luces artificiales. Si tan sólo supiera quién lo perseguía. Si tan solo pudiera confrontarlo. Pero no podía, no ahora.
Ya algo en su mano había muerto, pasó a darle descanso, como hacen los marinos en el mar. Y lo que quedaba de aquel cigarro llego a parar en el asfalto de aquella arteria vial.
Su mano permaneció fuera de aquel ángel, sintiendo la brisa, aquella brisa que sólo la madrugada está dispuesta a conceder. Y sólo los que están dispuestos, la pueden percibir.
Ya casi lo había olvidado, pero el recordar lo que olvidó es igual que recordar, y sabía que todavía podía estar cerca.
Aquí fué señor. Muchas gracias
El cambio no le importó, no necesitaba más próceres de menor rango en su bolsillo, necesitaba quitarse la sombra que lo perseguía. Al bajarse de ése ángel salvador, aunque cobrador, retomo su marcha. El destino poco importaba, sabía que en cualquier esquina podía ser el encuentro.
No sabía exactamente cuánto tiempo estuvo vagando, zigzagueando por diferentes recovecos. Intentando huir. Muchas noches había sufrido ésta persecución. ¿O eran todas partes de la misma y larga oscuridad? Ya su mente había perdido la noción del día y de la noche. Todo parecía una oscuridad eterna desde que empezó a huir.
La comida en estas circunstancias no sabe igual. Dormir no es una opción, el cansancio no se recupera. Y los amigos se pierden en la oscuridad. La formula no le estaba funcionando, su sombra no iba a dejar de acosarlo. Tenía que cambiar de método. Decidió esperarla.
El tiempo no lo media con minutos sino con pensamientos. Y fué sólo entonces, cuando perdió el hilo de sus pensamientos, cuando su sombra decidió aparecer.
¿Por qué me huyes?
Huyo porque me persigues.
De mí no puedes huir. Y menos esconderte.
¿Y por qué no?
Porque siempre voy a estar ahí. Vayas a donde vayas y hagas lo que hagas.
¿Entonces qué?
¡Confróntame!
Luis Antonorsi 11/4/11
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