Cuentos Mirando cada detalle del paisaje se percato con el rabillo del ojo de la presencia de su “sombra“.
Enviado por tomas • 10 de Julio de 2018 • 1.799 Palabras (8 Páginas) • 315 Visitas
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Entonces empezó el tratamiento en menos de una semana a razón de que el joven se encontraba en recuperación y facilitaba más el trabajo. Los costos no fueron muy altos pues esto había sido promovido por un magnate de la industria farmacéutica. Así que literalmente Ian fue el conejillo de indias en estos experimentos.
Pasaron 5 meses, debido a que el riesgo que corrían era demasiado alto, hasta el más mínimo error podía provocarle la muerte al joven. Debían saber todo sobre Ian para adaptar los órganos artificiales a su cuerpo, y además no provocarle ningún trastorno mental, aunque en realidad no parecía ser un problema, pues este siempre se veía relajado y estable.
Al final, después de muchas pruebas había llegado el momento.
-Ahora intente colocarse de pie lentamente.- Le dijo una mujer a su lado.
Entonces todo el universo se detuvo.
-¡Debes estar demasiado cansado! Tanto ajetreo en 5 meses es algo que no puede ser desapercibido… Así que necesitarás mi ayuda.-dijo el ente con tono burlesco, y de repente el ser se apoderó de su cuerpo. Por más que se estremeciera no podía sacárselo, hasta que cedió, y los dos fueron uno. El mundo comenzó a girar.
-Esta bien- Contesto en apariencia Ian, y sin más rodeos se puso de pie a trompicones… Cayó, pero podía moverse. Después de tanta espera, desesperanza, ansiedad, sentimientos que los dos compartían, podían moverse, así es como una avalancha de euforia se apoderó de él, y a su vez del invasor. No pudieron evitar llorar de felicidad.
-Gracias…- Y dejo caer una lagrima, y otra más.
Fue entonces cuando Ian tuvo la extraña sensación de un peligro inminente. Su universo se deshizo. Todo en su ser se movía con un frenesí desproporcional, veía como todo se venía abajo, y cuando paró, sintió de un momento a otro algo parecido a un puñetazo en la cara, para abrir los ojos rápidamente y encontrarse amarrado a una silla de madera. No reconoció la casita por primera vez, pues no es como la recordaba. Era un mundo completamente réprobo.
-Acaba de suceder.- Dijo el ente desde una esquina de la habitación, con una sonrisa desfigurada en su rostro.
El joven desorientado se vio inmerso en un mar de miedo y pánico, al ver como se acercaba lentamente con un objeto extraño en su mano izquierda, pidiéndole que contara de 13 en 13.
Cuando observaron que “ Ian“ podía moverse todos explotaron en celebración, y dejaron de morderse las uñas. Los día siguientes, quienes hicieron este suceso posible ayudaron a Ian a lograr controlar mejor sus extremidades con distintos ejercicios. No fue nada fácil volver a moverse como era lo normal después de adaptarse a su incapacidad.
-¡Hijo lo has logrado!- Le decían continuamente “sus“ padres, a punto caer en llanto.
Y en una clara actuación, los abrazaba y les agradecía que siempre lo hubiesen apoyado.
Cuando tres semanas pasaron ya se encontraba en casa, y uno de los científicos a cargo de que no tuviera dificultad en moverse le explico que el motivo de esta investigación no fue la de encontrar la forma de recuperar la movilidad por medio de órganos artificiales, sino que esto había sido excusa para proporcionar a alguien de virtudes extraordinarias, que poco a poco le irían revelando.
…
Gritos de sufrimiento provenían de la casa de madera, pero nadie los podía escuchar.
-518…7- A duras penas logró pronunciar el joven, casi sin voz, lleno de sudor.
“¿Cuánto más tengo que aguantar esta mierda?“ Se preguntaba entre lagrimas cuando había empezado todo. El tiempo que había transcurrido fue suficiente para que no tuviera esperanzas y no le quedara una pizca de cordura.
-Debe ser asombroso ser mutilado tantas veces ¡Que buen tratamiento!.- Dijo la sombra, para luego escupirle en la cara.-¡No pares de contar!
…
Al momento de que el científico le dijo a Ian esto, él contestó satíricamente:
-No se preocupe, eso ya lo sé.
Lo ultimo que vio el doctor fue el brazo de Ian atravesando su pecho.
…
El joven comenzó a reírse con la cara entre las piernas, con su cabello empapado.
-¿Qué sucede? ¿Acaso eres masoquista pequeño?- Le decía la escoria.
-¡Eres un imbécil!- Y siguió riendo estruendosamente.
-Parece que caíste en completa locura.- Dijo, como si se apiadara.
-También, pero olvidas que YO soy Ian por tanto en alma y cuerpo tendré el conocimiento que me den.- Y levanto su cabeza con una sonrisa de oreja a oreja.
-¿De que…?- Era la primera vez que el invasor sentía dolor en tanto tiempo. Fue sacado del réprobo que había creado. No entendía que acababa de suceder, lo único que sabía era que su compañero de cuarto escapaba en su bicicleta al ver que no estaba el auto.
Un sentimiento de furia invadió al ente, pero creía que sería fácil alcanzarlo y apoderarse de él de nuevo, estando ahora advertido.
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