DESARROLLO DE HABILIDADES COMUNICATIVAS
Enviado por Christopher • 28 de Enero de 2018 • 1.315 Palabras (6 Páginas) • 515 Visitas
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Es imposible no recordar que hace un tiempo, nos enteremos a través de la prensa del caso de Valentina Maureira[2], afectada de fibrosis quística y que con sólo 14 años de edad, le pidió a la presidenta Michelle Bachelet que le permita morir para poner fin a su sufrimiento. Su petición fue negada, pero hizo que en nuestro país, nuevamente se pusiera en discusión el tema de la eutanasia y de los alcances que involucra plantear esta posibilidad dentro de nuestra sociedad que aún pareciera no estar preparada, ni siquiera para legislar con el fin regularizar los mecanismos que posibilitarían la necesidad que presentan algunas personas que ven en una inyección la única posibilidad de poner fin a su lamentable estado, terminando así con el dolor, personal y familiar que envuelve a la persona enferma.
Es muy importante la reflexión al respecto, ya que debemos evitar caer en el egoísmo de pensar que el dolor de la muerte de un ser querido es, o puede ser, más fuerte que el dolor mismo que carga un enfermo terminal. No debemos cerrarnos a la posibilidad de poder tener autonomía de decidir sobre nuestro cuerpo, y al respecto el doctor Rodriguez dice que “no puede ser prohibida la aceptación voluntaria de una muerte que la intervención médica solo puede posponer, ya que no hay posibilidad de curación”[3] y es en base al extracto anterior que debemos hacer hincapié en que no podemos aguantar que en el derecho a la vida no haya cabida para el derecho a la muerte en casos en que es una posibilidad real. Y es por esto que la tolerancia frente a la eutanasia exige un criterio de pensamiento más amplio de los que se oponen a ella, ya que no sólo es terminar con una vida, si no, es acabar con años de sufrimiento y dolor.
Por todo lo anterior, debemos luchar por abrir las puertas a este tema, para que se escuche la voz de los que poco a poco se van apagando frente a los ojos de familiares, amigos y cercanos que ven tristemente cómo se deteriora el estado de salud de un enfermo por el que la medicina ya no puede hacer más y que lamentablemente ya no tiene vuelta atrás por lo que sólo busca el descanso, saltándose la triste escena de la espera, el dolor y el sufrimiento en la que se sumergen todos los que se ven afectados.
Es hora de que en Chile exista una ley que abogue por el derecho a decidir si vivir o morir en casos en los que pudiera aplicarse, acabando así con pensamientos que sostienen que sólo se termina con una vida que ya no se considera suficientemente digna para seguir.
El mundo, la sociedad y las leyes han cambiado con el paso del tiempo, debería pasar lo mismo con la idea que tenemos de vivir y de cómo morir cuando la vida se vuelve inviable, pero pareciera que estamos muy lejos de replicar lo que podemos ver en países como Holanda, donde se aprobó la eutanasia y el suicidio asistido en 2001[4] y donde la práctica de la eutanasia está regularizada con las debidas garantías y respetando siempre la voluntad del paciente que solicita poner fin a su vida.
Y es que siendo sinceros, si entendiéramos el sentido noble que podemos encontrar en esta práctica, nos daríamos cuenta que en muchos casos es una salida que principalmente reduce los sufrimientos físicos y sobre todo, del espíritu de los enfermos con el fin de llevarlos a una muerte tranquila y sin dolor. Aunque conociendo lo que ya hemos expuesto: ¿tenemos derecho a elegir? ¿Quién es dueño de mi vida: el Estado, la religión o yo?
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