DOS PUNTOS Y UNA DIRECCIÓN SOLIDARIA

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Contamos con muchas zonas que pudieran tener este uso de suelo, y en todo caso, bien vale la pena sentarnos a analizar esta posibilidad y ver qué es lo que podemos proponer desde todos los aspectos: arancelario, legal, orográfico, laboral…

LA LIBRE INICIATIVA

El mundo no ha producido hasta ahora cerebros que hayan sido capaces de reemplazar esta organización espontánea, producto y consecuencia de las libres iniciativas humanas, ni aventajar al impulso que el ánimo de ganancia ha inculcado a la economía. Repetidos ensayos de intelectuales y de déspotas ha fracasado una y otra vez. Esto no quiere decir que la sociedad moderna pueda vivir sin la acción tutelar del gobierno que acude precisamente ahí donde falla el estímulo del beneficio; pero no deben nunca menospreciarlo o avergonzarlos, ni menos combatirlo, porque al hacerlo, combate la substancia misma de la sociedad. El lucro, decía Allan Smith, es la mano invisible que conduce a los intereses y a las pasiones de los hombres en la forma más conveniente para la sociedad. El propio sistema genera un implacable castigo para el egoísmo y la avaricia, porque cuando se exige de la sociedad un rescate exorbitante por cosas o servicios surge instantáneamente la competencia como manantial de moderación, que restablece la adecuada ponderación. El estímulo de la ganancia mueve por sí mismo el mecanismo de la economía en el sistema de mercado. Además de injustas son equivocadas y dañosas para el interés general de la nacional y para el futuro de nuestro desarrollo. Las propagandas ideadas para denigrar el beneficio confundiendo la sórdida avaricia con el anhelo natural de todos y cada uno de los hombres de mejorar su nivel de vida, de poner de lado algún dinero en previsión del futuro de su hogar. El grave mal de la empresa mexicana es precisamente que ha ganado poco, no que haya tenido ganancia excesiva. La promesa de lucro constituye la contrapartida del riesgo, el estímulo del ser una buena administración y aprovecha tanto al empresario como a la colectividad, puesto que las pérdidas y sus secuelas, las quiebras, son el castigo implícito de una mala administración, castigo que al igual que a la empresa, perjudica a la economía en su conjunto.

No contribuye al beneficio una retracción injusta en daño del trabajador. Por lo contario, es el beneficio el que crea iniciativas, el que hace posible la financiación el que aumenta la productividad y el que, en definitiva, eleva el nivel de vida de los trabajadores. ¿Cuántas medidas se adopten que frenen o desalienten el propósito de ganancia, dañaran colectivamente a la inversión. Los países más dinámicos, los que alcanzan mayor ritmo de expansión, son precisamente aquellos que brindan mayores alientos a las iniciativas libres de los hombres, los que respetan, cuidan y hasta reverencian el ahorro como base en que se apoya el futuro de toda la economía de la nación. Estímulos, pues, para el ahorro. Carecería, sin embargo, de eficacia si la presión tributaria imposibilitaría su creación, se ahorra lo que se sobra. Si se lo lleva el estado, ni sobra ni se ahorra, y por consiguiente, no se invierte. Al gobierno no le queda más camino para no incurrir en una elevación constante e ininterrumpida de los tributos, que moderar el incremento cada vez más acentuado de los gastos.