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Desafiando el positivismo: Filosofías de la mente y las ciencias

Enviado por   •  2 de Febrero de 2018  •  2.463 Palabras (10 Páginas)  •  444 Visitas

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No obstante su crítica hacia el asociacionismo y su uso de metáforas dinámicas y estéticas en vez de mecánicas para referirse a la conciencia, James nunca abandonó la esperanza positivista de relacionar causalmente todos los fenómenos psíquicos a eventos orgánicos. Su “paralelismo empírico” era similar en lógica y estructura a las doctrinas de Mach y Avenarius, pero distinta en contenido. Para James, la percepción y el pensamiento eran procesos íntegros. Las “condiciones orgánicas” correspondientes a ellos debían por ende compartir esta característica. Investigación sobre la pérdida y recuperación de la función cerebral en pacientes dañados demostró que “el cerebro en su totalidad debe actuar en conjunto para que ocurran los pensamientos.” La conciencia, que es en sí una cosa íntegra, no compuesta por partes, “corresponde” a la actividad completa del cerebro, cualquiera sea, en un momento dado. Un paper publicado en 1884 propuso una analogía electrodinámica más específica para describir la acción cerebral, la cual Wolfgang Kohler desarrolló en detalle posteriormente.

Toda la oleada de investigación concerniente al cerebro conduce a la idea de que el cerebro actúa siempre como un todo y que ninguna parte de él puede sin afectar a las otras partes. Podemos representar esta idea con la metáfora de un conductor eléctrico, cuya carga en un punto cualquiera está en función de la carga total.

Esta propuesta teórica que sitúa las causas de eventos mentales en el cerebro en vez de la mente (ya bastante difundida alrededor de 1890) es muy importante en muchas de las concepciones en la psicología de James.

Aún así, James encontró muy difícil reconciliar su paralelismo empírico con su doctrina del libre albedrío, la cual presupuestaba una mente activa. Incluso luego de tomar un paso, más de una década más tarde, hacia la metafísica, los problemas seguían presentes. Su acercamiento a los llamados “componentes mentales” revela las limitaciones en su intento de reformular el empirismo.

La conciencia de noción del alfabeto, por ejemplo, es para James “algo nuevo” comparado con 26 nociones distintas, cada una siendo una letra diferente. Sin embargo, no dijo que era algo totalmente diferente pues está presente en la conciencia de manera inmediata al igual que las otras nociones. Prefirió considerar esa noción adicional como una “noción 27” , la sustancia y no la suma de las otras. Atribuyó diferentes tipos de conciencia a condiciones fisiológicas más simples o más complejas. Sin embargo, James no adivinó cuáles serían estas condiciones fisiológicas ni explicó cómo postular una “conciencia número 27” resolvería el problema de su conexión intrínseca con las otras. El universo pluralista de James se mantenía, en esencia, como un universo de pluralidades. Su empirismo radical se modificó, pero no abandonó su versión tradicional.

Empezando por el todo y por “las cosas mismas”

Dilthey y Husserl

Mientras tanto, Wilhelm Dilthey y Edmund Husserl , dos filósofos reformistas, desarrollaron concepciones de la conciencia alternativas a las de James, pero conclusiones negativas acerca de la posibilidad de la existencia de una ciencia natural de la mente.

Para Dilthey, al igual que para James, la experiencia consciente no es una colección de simples sensaciones y sus ideas correspondientes, sino más bien un “todo estructurado” que combina intelecto, sentimiento y voluntad. Este “todo” no es estático sino dinámico, una “actividad viva y unitaria dentro de nosotros.” Dilthey argumentaba que la psicología dominante no puede aceptar esta realidad debido a que sus representantes insisten en reducir “todo los fenómenos de la consciencia a elementos del estilo atómicos” y construyendo la psique a partir de estas entidades hipotéticas. Dilthey reconoció los logros del pensamiento hipotético en las ciencias naturales y la utilidad de la investigación experimental y cuantitativa para el entendimiento de fenómenos en el ámbito de la mente-cuerpo. Sin embargo, insistió en que tales métodos nunca nos permitirían conocer los aspectos centrales de la vida mental, en especial la voluntad.

Cuando Dilthey hablaba sobre la “psicología dominante”, se refería a las ideas que habían prevalecido en su juventud, particularmente las “mecánicas intelectuales” de Johann Friedrich Herbart, l asociacionismo de Mill y el empirismo de Helmholtz, todos los cuales se basaban en analogías de la física y la química. Concordó con Wundt en el reconocimiento del carácter dinámico de los fenómenos mentales y la importancia de la voluntad y en desaprobar el sensacionalismo extremo de Mach y la generación más jóven de experimentadores, a la cual llamó “una declaración de intelectual”, afirmando que tal pensamiento solo podía llevar a “incrementar el escepticismo, el culto a la colección superficial de datos y por ende la separación cada vez más grande entre la ciencia y la vida.”

La alternativa de Dilthey fue una prescripción que sería la base de la Teoría de la Gestalt y de la escuela holística de Leipzig- la prescripción de proceder “del todo a las partes.” Afirmó que en la vida interna “la conexión de la experiencia del pensamiento, el sentimiento y la voluntad” es primaria, mientras que “la distinción de sus componentes individuales (glieder) viene posteriormente.” Esto significaba comenzar con una descripción intuitiva de la experiencia más sistemática que aquella llevada a cabo por los poetas pero al mismo nivel de entendimiento simpático.

Wilthey llamó a este dinámico fluir de interrelaciones entre la “totalidad de la naturaleza humana” y el mundo “VIDA”.

En su “Introducción a los estudios del humano” (1883), Dilthey se refirió a la persona como un “ente completo psicofísico” y lo presentó como la unidad apropiada para los estudios del humano, en vez de los “átomos” físicos de las ciencias naturales. En 1984, añadió que los individuos están formados (gestaltet) por su propia historia y la de su sociedad y su cultura. A el producto de estas interacciones entre los individuos y sus circunstancias culturales lo llamó “la forma de la psyche” (Gestalt der Seele)

Dilthey proponía entonces no un individuo monódico sino una personalidad organizada social y culturalmente, al cual llamó “carácter” o “Gestalt”. La palabra Gestalt se utiliza a menudo en alemán para designar a un personaje histórico. Sin embargo, en este sentido se refiere tanto a las personas y su significancia como

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