D]onde está la caja de herramientas
Enviado por mondoro • 1 de Agosto de 2018 • 4.263 Palabras (18 Páginas) • 369 Visitas
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Sabido es que la desinversión, la postergación de los docentes, tanto en términos materiales como simbólicos han sido algunos de los problemas del sistema educativo en nuestro país. Volver a apostar a una formación que traiga una jerarquización intelectual y profesional, es fundamental.
“La cuestión referida ya no es sólo a qué conocimientos debe poseer el docente sino también a cómo los aprende y cuál es el papel del contexto y de la situación de trabajo en la práctica, se va introduciendo en la investigación sobre el pensamiento del docente.”[3]
En el texto La formación docente en debate lo plasma cuando manifiesta, “La necesidad de reformular los objetivos de la formación, de articular la formación inicial con la continua, de equilibrar la formación científica con la formación profesional… acercando la teoría y la práctica.” Teniendo presente que “cualquier decisión vehiculiza alguna clase de posición con respecto a la formación y determina modalidades particulares para la organización de las prácticas formativas en lo sucesivo.”
Varios son los problemas y debates actuales sobre la formación docente, se consideran los planteados por Dikker y Terigi a modo de respuesta a las preguntas formuladas anteriormente.
La identidad de la actividad docente
La multiplicidad de funciones que afectan a la definición de la tarea docente se lo puede relacionar con el mensaje que nos deja el principito cuando se acerca al asteroide 325 donde estaba el rey y éste le dice que se debe pedir a cada uno lo que pueda dar, el ser razonable y esperar que las condiciones sean favorables, resultando parte de lo que los autores expresan en este punto.
“—¿Y las estrellas le obedecen?
—¡Naturalmente! —le dijo el rey—. Y obedecen en seguida, pues yo no tolero la indisciplina.
…
—Me gustaría ver una puesta de sol... Deme ese gusto... Ordénele al sol que se ponga...
—Si yo le diera a un general la orden de volar de flor en flor como una mariposa, o de escribir una tragedia, o de transformarse en ave marina y el general no ejecutase la orden recibida ¿de quién sería la culpa, mía o de él?
—La culpa sería de usted —le dijo el principito con firmeza.
—Exactamente. Sólo hay que pedir a cada uno, lo que cada uno puede dar —continuó el rey. La autoridad se apoya antes que nada en la razón. Si ordenas a tu pueblo que se tire al mar, el pueblo hará la revolución. Yo tengo derecho a exigir obediencia, porque mis órdenes son razonables.
—¿Entonces mi puesta de sol? —recordó el principito, que jamás olvidaba su pregunta una vez que la había formulado.
—Tendrás tu puesta de sol. La exigiré. Pero, según me dicta mi ciencia gobernante, esperaré que las condiciones sean favorables.
—¿Y cuándo será eso?
—¡Ejem, ejem! —le respondió el rey, consultando previamente un enorme calendario—, ¡ejem, ejem! será hacia... hacia... será hacia las siete cuarenta. Ya verás cómo se me obedece.”[4]
Específicamente, este punto de identidad, hace referencia a que los docentes pasaron de ser apóstoles a trabajadores de la educación, pero el conceptualizar el quehacer del docente como trabajador ha sido estancado durante años. La función de este trabajo desde diferentes concepciones lo presentan como animador, facilitador, formador,… y muchos especialistas ponen énfasis en que debe recuperar “la centralidad de la función de enseñanza”. La formación de docentes se ha centrado en dar preeminencia a una sola tarea pedagógica, dar clase descuidando así otras tareas. Desde la concepción comprensiva se intenta dar cuenta de la complejidad de la tarea docente y su consecuente construcción de capacidades para atender a esa complejidad. Fue este uno de los puntos abordados quizás más cercana a la práctica y de inmediata identificación.
Desde esta mirada podemos enumerar rasgos característicos del trabajo docente:
La multiplicidad de tareas que supone el ejercicio docente (hacen muchas más cosas además de enseñar).
La variedad de contextos en que estas tareas se desempeñan (los escenarios son atravesados por el contexto, su organización e historia)
La complejidad del acto pedagógico (Se refiere a la multiplicidad de dimensiones que trasponen la acción educativa. De la díada se paso a la tríada –D/A/S. se han mostrado tantas de estas últimas que se preferible pensar la educación en N variables).
La inmediatez (Existe una exigencia del aquí y ahora. La inmediatez tiene importancia directa con el repensar la naturaleza de los saberes docentes).
La indeterminación de las situaciones del proceso de trabajo docente: (es una práctica que reconoce su dependencia del contexto y que procura hacerse cargo de la provisionalidad y generalidad de los saberes que la informan. lo cual plantea un gran desafío a la formación. Hay que construir concepciones de la práctica y de la formación docente que reconozcan e valor de la certeza situada superior a la científica en el desarrollo del profesorado).
La implicación personal y el posicionamiento ético que supone la tarea docente (práctica en relación con valores).
La naturaleza de los saberes que subyacen e informan a la actividad docente
Al estancarse o quedarse en un lugar y actuar atemporalmente se corre el riesgo de fracasar en educación, pasa así en la actualidad, donde los saberes necesarios para este tiempo complejo necesitan de un enfoque de situación singular. Pero vale preguntarse qué saberes permiten esto y qué intervenciones formativas lo facilitan. Sino corremos el riesgo de que nos pase lo que a la flor que el principito encontró en el desierto, que tenía una mirada muy cercenada de la realidad y desde allí poco se podía hacer por el otro al suponer y reflexionar de manera tan limitada.
“El principito atravesó el desierto en el que sólo encontró una flor de tres pétalos, una flor de nada.
-¡Buenos días! —dijo el principito.
—¡Buenos
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