EL MERCADO DEL ACEITE EN EL DERECHO ROMANO

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Dressel lo que encuentra más frecuente, que estableció previamente la tipología le salieron más de 40 tipos de ánforas, en el Pestacho es la Dressel 20 o Dressel Oleada. Esa era el recipiente fundamental para el comercio oleado. Esta Olearia Bética presentaba una serie de incisiones, letras, que van desarrolladas en el hombro en forma de sello impreso y otra serie en la panza. Los sellos se denominarán Tituli Pictuli, que van a constituir lo que posteriormente se denomina “instrumenta domestica”.

Dressel establece con letras griegas las distintas partes de la ánfora, esta será escrita a mano con una caña (cáñamo) mojada en alguna tinta. Mientras que estos representaban una serie de datos de nombres, los que están pintados con el cáñamo datos del hombre pero con otras circunstancias. Los sellos responden a los nombres de las personas que hacen las ánforas.

Los que eran pintados, pocos han quedado con las inscripciones para la cantidad de ánforas que hay.

Una ánfora de aceita podía pesar 100 kilos, siendo el peso neto de 35 kilos. ¿Qué habrá detrás de todo esto?: podría decirse que detrás de todos estos hallazgos materiales, en Roma existía gente que se dedicaba al comercio y que a veces se asociaban a Asociaciones Comerciales. Estos comerciantes cuando necesitaban hacer relaciones de mayor calado, acudían a estas asociaciones que hacían de prestamistas.

También existían personas que se dedicaban al transporte de mercancías. Después, aparecen los “difuso oleari”, observándose así la gran importancia del aceite en Roma. El propio estado debía encargarse de que el suministro fuese seguro y estable.

Aparece un título, de manera casi aparente: Remitente de aceite con la función exclusiva de suministrarlo en las ciudades y en las afueras. Posteriormente, aparece en los libres un cargo y patrono con capacidad económica suficiente de abastecer el suministro y el transporte; eran los grandes negociadores con un cargo asociado a otros cargos.

En la Giralda de Sevilla podemos observan en las esquinas unos inscripciones con títulos honorarios dedicados, seguramente, a los más prestigiosos de la ciudad. Parece ser que allí hubo de haber un foro de cierta importancia, en el cual había una capilla donde se iban acumulando telas conmemorativas.