El Abuso de Autoridad de los Agentes de Tránsito de Morelia Michoacán.
Enviado por Jillian • 13 de Marzo de 2018 • 4.381 Palabras (18 Páginas) • 337 Visitas
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Todo ello bloqueado por las fronteras, fronteras que serían difuminadas con el efecto de la globalización del siglo XX con la creación de organismos supranacionales como la ONU o la CEE, germen de la actual Unión Europea, las cuales con sus principios originales anticorrupción lucharon y luchan a través de agencias supranacionales como la UNICRI, OLAF o RECC, de las cuales la primera forma parte de la ONU y los dos restantes de la UE.
En la actualidad la corrupción en todos los ámbitos sociales solo podríamos encontrarla en países subdesarrollados, africanos en su mayoría, donde cada acción social supone un acto de corrupción. En el mundo occidental o desarrollado la situación es distinta, la corrupción se ha enmascarado para parecer inexistente, aunque aparezca cual serpiente salida de una roca que ha sido movida por la fuerza de un niño inocente e inconsciente del peligro que supone dicho animal.
Toda idea o ideología política, social o económica tiene un lado histórico importante a analizar y la corrupción tiene uno detrás que nos permite analizar el pasado para actuar en el presente. La historia a lo largo de su trascurso ha sabido poner fin a situaciones de corrupción desde su origen egipcio a través del soborno hasta el enmascaramiento actual, y el hoy no será una excepción en el mañana.
1.2.- La Crisis Mexicana en los años 80
México era un país con una economía maravillosa durante el tercer cuarto del siglo XX o por lo menos tenía la apariencia de serlo. El crecimiento era sostenido y los datos de pobreza no eran excesivamente altos, pero todo ello se encontraba mantenido por una estructura estatal cerrada y sobredimensionada que ocultaba su mínima capacidad de maniobra ante un problema económico de índole externa o interna.
El eterno Partido Revolucionario Institucional, el PRI, junto con empresarios y sindicatos habían cimentado un sistema político y económico en el país basado en un proteccionismo estatal exacerbado, con una moneda establemente sostenida de manera ficticia en 12,50 pesos el dólar (Medina, 1996: 129) una política de subvención de precios y un sistema de empresas paraestatales que para el año 1982 ascendía en números a nada más y nada menos que a 1.155 (Aspe, 1993: 184). En definitiva, México estaba haciendo un máster en gasto público y rigidez económica que le había valido para los años de la guerra y la posguerra, pero que empezó a mostrar síntomas de agotamiento durante la década de los setenta.
La inflación comenzó a despegar y una población en constante aumento exigió medidas salariales compensatorias que el estado no podía asumir, por lo que recurrió a los “malvados” mercados financieros internacionales que, en un principio otorgaron créditos a México de una manera conservadora.
La situación se tornaba oscura en el país azteca. En 1977, el por entonces presidente López Portillo establecía un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional comprometiéndose a moderar la política estatalista del gobierno que iba a llevar al país a una situación insostenible. El problema fue que la precaución le duró un año al gobierno mexicano, pues con el descubrimiento de algunos yacimientos petrolíferos se volvió a la política del gasto ingente.
A estas alturas sobra un tanto decir que los estados se financian con deuda que se adquiere en los mercados internacionales, y que ello no es un aspecto negativo per se. Todos los agentes de la economía (familias, empresas, etc.) recurren a los créditos exteriores para poder invertir y crecer. El problema de México fue que se “emborrachó” de dinero ajeno que, al fin y al cabo, hay que pagar tarde o temprano (hasta Islandia ha pagado, aunque no lo parezca). México no sólo aumentó exageradamente sus deudas con el exterior, ya que se multiplicó el monto total por ocho en una década, sino que también contribuyeron al colapso de la economía dos factores: un sistema fiscal sacado de una tienda de artículos de broma y la inversión de gran parte del dinero recibido en una industria petrolera que a su vez no tenía iniciativas para la mejora de sus estructura productiva al estar ahogada por las altas cargas impositivas, la realidad era la de una pescadilla que se muerde la cola y cuya solución solo se observaba a través de un creciente endeudamiento que llegaba al país avalado precisamente por ese petróleo que se exportaba crudo desde el golfo de México.
Los inversores habían escuchado el río y en esta ocasión sí que llevaba bastante agua. La fuga de capitales se generalizó, el peso mexicano se devaluó mucho y, para más inri se le echó la culpa de la fuga a la banca, siendo esta nacionalizada y acelerando el proceso crítico.
La economía mexicana en 1982 era una bomba a punto de estallar que no necesitaba más que un detonante y ese fue la disminución del precio del barril de petróleo en 4 dólares. México tenía que acometer el pago de la deuda de créditos a corto plazo y no tenía recursos para ello. Finalmente, en agosto de ese año, México pedía una moratoria en los pagos porque se encontraba prácticamente en una bancarrota económica que no sólo afectaba al país azteca, sino que desestabilizaba a toda una región que tenía problemas parecidos.
Los problemas de financiación eran tales que sólo el “demoniaco” Fondo Monetario Internacional salió al rescate del país. A condición de ello, le ordenó al país un paquete de medidas de shock que buscaban una apertura de la economía, así como el pago de la deuda a sus acreedores. Las medidas no ayudaron a la población mexicana, porque estas debieron llegar con una década de antelación, pero no había alternativa a la liberalización de la economía debido a que el país no tenía dinero para continuar con su política estatalista y los acreedores internacionales no confiaban en el pago de sus créditos.
En los siguientes años (1983-1989), los salarios reales de los mexicanos disminuyeron en puntos porcentuales un 7,7, mientras que el control de la inflación, caballo de batalla de la mayor parte de los gobiernos latinoamericanos durante las décadas de los sesenta y setenta fue imposible llegando a números imposibles de asumir.
2-Marco Conceptual
2.1-Corrupción
Corrupción es la acción y efecto de corromper (depravar, echar a perder, sobornar a alguien, pervertir, dañar). “El concepto, de acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), se utiliza para nombrar al vicio o abuso en un escrito o en las cosas no materiales”. (Definiciones, 2016)
2.2-Reglamento
Un
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