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El Trabajo social y vida cotidiana

Enviado por   •  2 de Noviembre de 2018  •  3.703 Palabras (15 Páginas)  •  546 Visitas

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En su libro Mario Heller argumenta que las necesidades solo adquieren significación a través de su integración en prácticas sociales e históricas, expresándose en una pluralidad jerarquizada y estratificada de necesidades, en cada momento socio-historico se expresan y matizan diferencias sustantivas en la comprensión de estas, es decir, que en cada momento histórico las necesidades se instituyen y configuran de manera distinta. Es por esto que el autor propone un recorrido por las diferentes cosmovisiones para distinguir como la categoría de necesidades ha ido variando a lo largo de la historia.

La cosmovisión griega de las necesidades se caracteriza por tomar a los sujetos como carentes naturales e innatos. Desde esta perspectiva, la convivencia, el vivir con otros facilitara la satisfacción de necesidades, dando así a cada uno lo que necesite para que reine la justicia. Un ciudadano de la polis se verá realizado si satisface su necesidad intelectual (de carácter divino y religioso), política (participación en la toma de decisiones), del arte y de la técnica, y por ultimo sus necesidades biológicas.

La cosmovisión cristiana también concibe al sujeto como un ser carente, que necesita una autoridad que los guie y cuide para mantener un cierto orden. Esta cosmovisión hace hincapié en el esfuerzo para la preservación y conservación de la subsistencia humana, y nos entiende como culpables de todo mal, como los portadores de pecados, los cuales mediante el esfuerzo en la vida terrenal debemos expiar para llegar a la felicidad plena en el mundo celestial y venidero. Esta cosmovisión naturaliza y legítima así las jerarquías existentes en el orden social, estableciendo que el que más sufre en este mundo tiene ganada la eternidad, el cielo y el perdón divino.

Con el proceso de secularización, en la modernidad se empieza a construir una nueva forma de entender las necesidades, ya no centralizándose en las satisfacción de las mismas de manera colectiva, o entendiendo que el esfuerzo garantiza al sujeto la plenitud en otros mundos; sino que esta nueva cosmovisión hace foco en esta vida y plantea la autonomía y razonabilidad de los individuos, los cuales deben satisfacer sus necesidades mediante el esfuerzo que realicen en su trabajo, y deben hacer que se reconozca su trayectoria compitiendo con otros “para ver quien hace mejor las cosas”, y así auto conservarse y aprovechar las oportunidades que se le presentan, y ser artífice cada uno de su propio destino, buscando constantemente y a toda costa el poder y principalmente el éxito personal, mediante las habilidades y empeños de cada uno.

Es así que se individualiza los problemas sociales (o se culpabiliza a los individuos de los obstáculos que se le presentan en su producción y reproducción social), y todo triunfo de cada persona es gracias al supuesto merito personal.

Considero que debemos transitar hacia la concepción de necesidad como potencia, a comenzar a intervenir desde una perspectiva compleja, multidimensional, multilineal, a entender al sujeto como portador de derechos.

A reconocernos dentro de un colectivo, ya que somos parte de una trama de interrelaciones; a entender la dinamicidad de la realidad, a comprender que la realidad nos condiciona y construye pero a su vez nosotros somos capaces de transformarla.

Creo que tenemos que desde nuestra profesión, trabajar con lo simbólico, “con lo que no se ve”, elucidar y visibilizar lo naturalizado, y construir y fortificar redes, repensar las políticas públicas y las estrategias de satisfacción de necesidades, y también fortificar el entramado de lazos sociales y colectivos, ya que la unidad, la organización, la solidaridad, la cooperación facilitan la satisfacción de nuestras necesidades.

2. Según Javier Balsa ¿Cómo podríamos conceptualizar Hegemonía?

En su publicación en la revista THEOOMAI Journal Javier Balsa, nos propone definir el concepto de Hegemonía a partir de tres lógicas, cabe destacar que para el autor estas tres lógicas no funcionan de modo independiente sino articulado. En cada coyuntura histórica podrían discriminarse distintos grados de significación de cada una de estas lógicas.

La primera de estas lógicas que el autor define es “una hegemonía, construida como alianza de clases” en esta lógica la aceptación de la dominación y la dirección está guiada por la lógica del cálculo de costos y beneficios. Solo se acepta la dirección política en su sentido más restringido. De modo que las clases o fracciones dominadas mantienen su “independencia” en el plano ideológico y en su identidad de clase y aceptan la dirección y la dominación en términos tácticos, por las ventajas materiales que le representan. Este tipo de articulación hegemónica es típico de las alianzas inter-oligárquicas.

Si nos quedamos solo con esta lógica, como muchos sujetos y colectivos hacen, tenemos que resignarnos a aceptar el mundo tal cual como es, a creer que es imposible de modificar, a considerarnos incapaces, etcétera. Es decir, esta hegemonía es muy restrictiva a la hora de pensar, ya que sobrevalora el todo sobre las partes, y no nos tiene en cuenta como sujetos políticos.

Otra de las lógicas es “una hegemonía construida como “dirección intelectual y moral” La misma está compuesta por valores, ideas, ideologías, posicionamientos, etcétera que se nos imponen y nos moldean constantemente mediante toda institución educación, salud, trabajo, familia, mediante los medios de comunicación, instituciones religiosas entre otras. Son los discursos, saberes y concepciones dominantes que forman parte a diario de nuestro “imaginario social”

En relación con esta lógica que propone Balsa me gustaría retomar la ponencia que realizo Alejandro Grinsom en el 3er foro latinoamericano de trabajo social, quien con respecto a esto refería que en esta nueva coyuntura política debemos “dar la batalla cultural”, es decir, una lucha ideológica que habilite a transformar mucho más allá de lo intelectual y moral,

Tenemos que comenzar a descolonizarnos, a despojarnos de pensamientos neoliberales y de derecha construyendo conciencia política para comenzar a construir conciencia de clase, empoderarnos, a crear una contra hegemonía, que dispute con los discursos y modos hegemónicos, que responda a nuestros intereses, y no a intereses ajenos, que nos conciba como colectivo y que responda a nuestras identidades, a nuestra cultura, a nuestros saberes, a nuestros pensamientos, a nuestras expresiones artísticas, a nuestros pueblos.

La tercer lógica de construcción de la hegemonía que nos propone Balsa es

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